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El SPR es un gigante dormido al que quiero despertar: Jenaro Villamil

El Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano opera el Canal 14 y da cobertura a 20 estados de la República a través de 26 estaciones de radio y televisión, pero en TV sólo lo miran unas 3,224 personas al día en la CDMX y por eso su rating, por ejemplo, 16.5 veces menor al de Canal Once.

Foto EE: Hugo Salazar

Jenaro Villamil Rodríguez cumple un mes al frente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR), un medio de comunicación heredero del Organismo Promotor de Medios Audiovisuales (OPMA) que tiene su marca en el Canal 14 y da cobertura a 20 estados de la República a través de 26 estaciones de radio y televisión que transmiten con señal propia o múltiplex digital, pero que en TV sólo lo miran unas 3,224 personas al día en la CDMX y por eso el rating de 0.019 puntos –16.5 veces menos que Canal Once, según INRA– que el SPR tenía el 14 de febrero de 2019 que Villamil fue ratificado para el cargo. 

El SPR cuenta con una importante infraestructura por todo el país que comparte a terceros medios públicos o privados; de hecho, Imagen TV y Multimedios usan sus torres para llegar a más público y así esta entidad se nutre de recursos adicionales, aunque su sede en la capital quedó dañada por el sismo del 19 de septiembre de 2017 y de ahí que anhela una nueva oficina para ya no pagar 468,000 pesos de renta mensual por una casa acondicionada que no satisface del todo en espacio a 80 trabajadores aquí. 

En política regulatoria, el SPR mismo las ha usado a su favor para meter sus contenidos en los canales de espectro de las televisoras comerciales y ahora Villamil –criticado por no contar con título universitario pese a ser reportero casi 30 años y envuelto en la pifia de un tuit del SPR que promocionó al periódico La Jornada– intentará coordinar a todos los medios públicos con una política unificada de Estado en radio y TV, y también ir por el público joven desde su antena. 

—Jenaro, ahora que todos los directores de medios públicos propuestos por el presidente ya fueron ratificados en sus cargos, ¿se ha comunicado con ellos para iniciar esa política de coordinación de muchos medios, mismo mensaje? Conforme a legislación, ese trabajo le toca iniciarlo a usted, como a manera de líder de todos.

—Legalmente tengo las atribuciones para coordinarme con todos, pero no para ser su jefe, como se ha hecho notar en los medios. La armonía también es lo primero que hay que cuidar. Por organigrama, el jefe del director del Canal Once es el director del IPN y Radio Educación depende la Secretaría de Cultura, pero en términos de estrategias de medios públicos nos tenemos que coordinar. A mí no me toca revisar las plantillas laborales y otros temas domésticos. Cada decisión interna y, en su caso, comercialización obedece a la propia naturaleza jurídica de cada medio, como la concesión de Canal 22. La intención es coincidir y empezar a desarrollar un mensaje único y claro.

Ya tuvimos la primera reunión aquí, en el SPR. Definimos con mayor claridad lo que queremos hacer y nos fuimos con la idea de partir desde tres ejes: capacitación de los trabajadores, generación de contenido propio-política de qué transmitir e intercambio de contenidos, y manejo de infraestructura. En principio es lo que tenemos pensado desde esa primera reunión y continuaremos afinándola.

—Y de este primer bosquejo de los “medios públicos de AMLO”, ¿qué se puede detallar más?

—Serán los medios públicos de los mexicanos, no del presidente; si alguien tiene filiación, es tema aparte; hay que demostrarlo. Eso debe estar claro. Por una parte, buscaremos capacitar a todos los trabajadores de los medios públicos; como ejemplo, en capacitación técnica, en códigos de ética, en lenguaje inclusivo y en estrategias sobre cómo llegar a las audiencias y retenerlas, que es el objetivo de todos. Estamos pensando si iniciar por áreas o por sectores y qué o cómo, por ejemplo, un trabajador de SPR puede compartir conocimiento a uno del Imer y éste a uno del 22 y viceversa.

También hay una idea y coincidencia común de buscar que las contrataciones de producciones y spots del gobierno se queden en los medios públicos, para que el dinero público se quede en los medios públicos y con ese dinero podamos aumentar la producción propia, mantener trabajadores y estaciones. Queremos que el gobierno no sólo invierta en producciones con agentes privados, porque los medios públicos tienen la capacidad para hacerlo con capital humano y equipo, todo más barato, no estaría fuera de la ley y se acabarían esas contrataciones de producciones con facturas muy infladas que en gobiernos anteriores se entregaban por asignación directa a privados, que por ahí es un asunto que se tendría que revisar también en la legislación. Un ejemplo de ganar un contrato podría ser la campaña del SAT.

—Ya matizó un tanto de sus planes en cuanto los trabajadores y los contenidos, ¿pero en infraestructura qué tienen pensado? ¿Se mantiene la intención de compartir infraestructura pasiva entre ustedes y a privados?

—Eso no se mueve, queremos que haya más oportunidades; manejar bien las torres con espacio para nosotros y los privados; para generar recursos, porque éstos, los de este año, no parecen suficientes. También hay un caso de mejor manejo de barras similares, por ejemplo, si Canal Once y Canal 22 tienen barras infantiles, decidir quién se concentra en ese rubro y el otro espacio se aprovecha mejor en otros públicos. Eso no significa despidos, sino exprimir recursos para otras áreas que las requieran, como las mismas producciones o el equipo y así no duplicamos. Es una idea que la discutimos todavía.

—Hablando de torres… El SPR tiene 14 estaciones de televisión y cuatro de radio paradas; no se ven ni se escuchan y, si estoy bien, los plazos del IFT para echarlas al aire están corriendo para estos 18 canales. ¿Transmitirán este año? ¿Alcanza el dinero, aún con los recortes, o qué tienen otros planes para esas frecuencias?

—Recursos sí los tenemos, aunque estamos algo apretados, sí los tenemos y estamos buscando hacer economías. Cierto es que no salen en el primer semestre y ya será hasta bien avanzado el segundo, porque efectivamente hay pocos recursos y hay que ver de dónde agarramos dinero para echarlas al aire y crecer ese 49.72% de cobertura nacional y presencia en 20 estados.

El SPR es grande y en cuanto radio, queremos una estrategia común de qué es mejor hacer con esas seis estaciones de radio concesionadas al SPR en contenidos y cobertura; si producimos, intercambiamos o si abrimos espacio a otros. Porque, ciertamente, no tiene sentido tener dos estaciones de radio pública iguales en una misma plaza o transmitiendo prácticamente lo mismo, cuando, por ejemplo y dentro del marco legal, busquemos si es posible hacer radio comunitaria, social o indígena en algunos de esos espacios, que también es una misión del SPR y ahí habría que definir el alcance de la política del IFT de dar 1% de su presupuesto a esas estaciones sociales.

La idea sería abrir nosotros el espacio y las radios comunitarias buscar la manera de autofinanciarse y si bien no podemos darles dinero, sí podemos dar espacio y capacitación. El SPR tiene frecuencias, infraestructura y capital humano creativo que todavía no se ha explotado y en ese sentido es un gigante dormido con potencial de construir un gran medio público de Estado.

—Esto del SPR como gigante, ¿se refiere a que está dormido por las afectaciones del sismo, los recortes presupuestales o porque no se le sacó el máximo provecho desde que era el OPMA?

—Aquí no hay acusación, hay diagnóstico, porque a Armando Carillo –exdirector inmediato del SPR– también le tocaron tiempos difíciles. Este es un sistema muy joven y con un concepto muy joven que no ha sido explotado como hubiésemos querido, porque se le dio infraestructura, frecuencias, atribuciones jurídicas y oportunidades regulatorias, y aunque hubo voluntad, no hubo claridad suficiente, tiempo, ni recursos de qué hacer con lo que antes fue el OPMA y por si fuera poco, sucedió lo que sucedió con el sismo y nos dejó la sede inservible y con una bodega de materiales que no podemos usar y producciones suspendidas, porque no tenemos estudio, y aquí, los trabajadores están amontonados. Ahora tenemos que ir a Canal Once a grabar contenidos. Literalmente, también recibo una institución damnificada.

Este es un gigante que puede despertar más grande y fuerte. Me explico: cómo podemos buscar a los medios públicos estatales para compartir infraestructura/contenidos y coordinarnos con ellos para permear políticas de Estado, sin vulnerar atribuciones de ellos. Y con redes, cómo, por ejemplificar un número, podemos pasar del 49.72% de cobertura al 70% en cinco años con infraestructura propia o usando la de terceros en tiempos en que los medios públicos deben ser diferentes.

—Esto de ser distinto tiene que ver con nuevas tecnologías, ¿por ejemplo eso de que con 5G servicios de radiodifusión podrán montarse sobre aquellos de telecomunicaciones?

—Un medio público no puede estar rezagado; incluso debería ser una dirección en cuanto futuro de los medios y tenemos que aprender del significado de la convergencia. Hoy, un usuario escucha radio a través de una aplicación en Internet, pero al final lo que escucha es radio y si en redes sociales mira televisión, al final está viendo un servicio de radiodifusión en una red de telecomunicaciones. Entonces, de eso es lo que tenemos que aprender, porque el desafió no sólo es conseguir el recurso o averiguar la política regulatoria para comprar el último aparato de transmisión, sino cómo llegar a las audiencias aprovechando adelantos como esos nuevos estándares para televisión que ya vienen, OTTs y otras aplicaciones digitales de radio y TV para Internet. La manera en que potencialicemos, comprendamos y nos insertemos en lo que significa 5G es todo un desafió para el SPR para llegar a sus audiencias.

—Sobre las audiencias, qué posición tiene el SPR en clasificación de horarios de transmisión de contenidos, que tanta poémica ha causado en este sector, ¿Segob o IFT? Y a propósito, ¿ya se han reunido con los reguladores?

—Yo creo que la Segob no debería tener alcance en materia de calificación de contenidos. Desde mi punto de vista es un asunto que toca a IFT observar-regular y estoy convencido que se tocará otra vez en la agenda del sector, porque impacta a muchos intereses. Ahora mismo, definir ese tema en lado del regulador reforzaría las facultades del IFT como un órgano autónomo.

Con ellos, el IFT, está pendiente una reunión entre reguladores y medios públicos y será en un ambiente institucional y crítico, y por supuesto, iremos a tratar de abrir puertas para entender y mejorar nuestra situación.

—¿Y usted aceptará las críticas? Aquello de que con AMLO se acabó la “televisión para jodidos” en los medios públicos fue un comentario muy sensible de su parte…

—No era una amenaza a Televisa, que es el protagonista de donde surgió toda esa historia. Fue una manera de decir que la televisión comercial y también los medios públicos han tenido esa conducta de pensar que la gente es tonta y con base en esa premisa les mandan tonterías con tal de hacer rating.

Mis convicciones políticas y mi pertenencia ideológica siempre han sido de izquierda. Pero aquí quiero que me juzguen por mi trabajo y no con dichos de que si AMLO me respalda y me dio este cargo por reconocerme con un pago. Tengo una identidad y si eso me genera credibilidad, qué bueno. Pero si no, entonces habrá que preguntar a senadores del PAN y el PVEM que votaron por mí, cuando yo los estuve criticando con mis trabajos. El asunto está en que quienes pensaron en mí vieron una trayectoria profesional sólida y dando cobertura a un sector que tiene que ver con medios públicos.

—Como usted mismo dice, sabe del tema y por eso mismo, a la vuelta de un año sus jefes y las audiencias esperarían primeros resultados y no debe tener pretextos, ¿cuáles pudieran ser esos y que todo esto que nos han prometido a las audiencias no se quede como utopía?

—Antes de un año tenemos que tener el entramado de lo que queremos hacer. En producción de contenidos, un 30% de nuestro presupuesto dejarlo bien definido y comenzar a crear audiencias; ir por los jóvenes, porque estos medios públicos que tenemos hoy tienen un promedio de edad en su audiencia de 45 a 50 años; los menores de 40 años no nos escuchan y quizá los más jóvenes ni siquiera sepan que existe un SPR.

La intención es crecer cobertura, que no sólo es territorio, si no audiencia también. Que cuando el SPR deje de transmitir un día, la gente diga “qué está pasando”; el reto es que la gente nos arrope, que nos sienta sus medios, necesarios y útiles, porque el contenido del Canal 14 está muy bueno, pero nadie lo ve, aunque tenga una red, programas e infraestructura enorme para ser lo que tradicionalmente se entiende como un medio público en México, por eso digo que el SPR es como un gigante dormido y a este equipo le toca despertarlo.

Periodista de negocios para El Economista, con especialidad en telecomunicaciones e infraestructura. Es licenciado en comunicación y periodismo por la UNAM, con estudios posteriores en el ITESM Campus Ciudad de México, el ITAM y la Universidad Panamericana. Fue colaborador en Grupo Radio Centro, Televisa, El Financiero y Alto Nivel, entre otros. Ha sido moderador en los congresos internacionales de Futurecom y NexTV Latam; y también citado en el “Estudio sobre telecomunicaciones y radiodifusión en México, 2017” de la OCDE, y en distintos informes sobre espectro radioeléctrico de la GSMA y de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (Asiet).

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