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El T-MEC no debe tener free-riders: Katherine Tai
En la declaración trilateral de la primera reunión de la Comisión de Comercio Internacional, los países expresaron que el T-MEC brinda la oportunidad de liderar la lucha contra el trabajo forzoso a nivel mundial.
El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) no debe tener free-riders (gorrones) afirmó Katherine Tai, representante comercial de Estados Unidos.
“Hemos pasado de ver los acuerdos comerciales exclusivamente como un camino hacia la liberalización, a reestructurar las reglas en un esfuerzo por reequilibrar los impactos del acuerdo; para asegurarse de que quienes se benefician del acuerdo sean las partes del acuerdo, no terceros free-riders; y crear mecanismos de rendición de cuentas para los actores económicos que más se han beneficiado de la integración de nuestras economías”, dijo Tai en la primera reunión de la Comisión de Comercio Internacional de T-MEC.
En la declaración trilateral de esa reunión, los países expresaron que el T-MEC brinda la oportunidad de liderar la lucha contra el trabajo forzoso a nivel mundial.
“Hoy, Estados Unidos, México y Canadá discutieron nuestra obligación compartida de garantizar la prohibición del Acuerdo de la importación de bienes producidos mediante trabajo forzoso y volvieron a comprometerse a trabajar en estrecha colaboración para promover un sistema de comercio internacional justo y basado en reglas donde los productos elaborados con trabajo forzoso no ingrese al sistema comercial”, dijeron en el documento.
“Quiero aprovechar este momento para reconocer que nuestros tres países acordaron, en el T-MEC, prohibir las importaciones de bienes fabricados en su totalidad, o en parte, con trabajo forzoso”, dijo Katherine Tai.
Las aduanas de Estados Unidos han bloqueado importaciones de productos de China y otros países asiáticos principalmente por producir esos bienes mediante trabajo forzoso, sancionando a empresas en específico.
“Durante demasiado tiempo, la atención se ha centrado en las cadenas de valor globales, como un sustituto para maximizar la eficiencia. Esa eficiencia ha demostrado ser perjudicialmente cara”, comentó Tai.
“No solo hemos descubierto la fragilidad de nuestras cadenas de suministro, sino que acabamos de empezar a apreciar el grado en que van en contra de nuestros objetivos colectivos de garantizar que los trabajadores dentro y fuera de América del Norte reciban un salario justo, en un lugar de trabajo seguro”, añadió.
roberto.morales@eleconomista.mx
kg