Lectura 2:00 min
Flow, la nueva firma del co-fundador de WeWork
Negocio inmobiliario que ofrecerá un servicio en manos de la comunidad.
Adam Newmann, empresario de origen israelí-estadounidense quien fue fundador de la empresa WeWork en conjunto con Miguel McKelvey regresa al mercado inmobiliario con la empresa Flow.
Newmann fue el director general por casi una década en WeWork (2010-2019), la empresa inmobiliaria estadounidense que proporciona espacios de trabajo compartidos para empresas emergentes del sector tecnológico y servicios para otros corporativos.
Flow es un proyecto inmobiliario residencial en el que Adam Neumann pretende convertirse en el propietario privado más grande del mundo, ya que Neumann ha comprado departamentos residenciales asequibles en Estados Unidos con el objetivo de construir un área residencial impulsada por la comunidad.
No hay muchos detalles sobre Flow, sin embargo, lo que se conoce es que será lanzada en el 2023.
Marc Andreessen, uno de los principales socios de la sociedad de capital de riesgo Andreessen Horowitz, reveló en su blog que se unirían a Adam Neumann y sus colegas en Flow, para “combatir la escasez estructural de viviendas disponibles para la venta, que eleva los precios de la vivienda, mientras que los jóvenes permanecen solteros por más tiempo y se concentran cada vez más en centros urbanos altamente deseables. Estos factores ejercen una enorme presión sobre los alquileres en las ciudades más dinámicas del país, lo que revela claramente las preocupantes realidades de ambos lados de los dos modelos históricos del mercado inmobiliario”.
Marc Andreessen mencionó que la intención de Flow es conectar a las personas a través de la transformación de sus espacios físicos y la construcción de comunidades donde las personas pasan la mayor parte del tiempo: sus hogares. “El sector inmobiliario residencial, la clase de activos más grande del mundo, está preparado exactamente para este cambio”.
Entre líneas dijo que el acceso limitado a la propiedad de la vivienda sigue siendo una fuerza impulsora detrás de la desigualdad y la ansiedad, dar a los inquilinos una sensación de seguridad, comunidad y propiedad genuina tiene un poder transformador para la sociedad. Resolver este problema es clave para aumentar las oportunidades para todos.
patricia.ortega@eleconomista.mx
kg