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Importadores de gasolina expanden distribución ante freno a negocio minorista

En medio de las trabas regulatorias durante este sexenio para conseguir nuevos permisos de estaciones de servicio, las grandes firmas distribuidoras han tenido que adaptarse y expandir otras vetas de negocio.

Los grandes distribuidores privados de combustibles automotrices en México dejaron atrás la expectativa de crecer como empresas integradas y se mantienen en competencia atrayendo clientes muy diversificados y de todos los tamaños, convirtiéndose en alternativas para los gasolineros de menor tamaño que también sobreviven entre cambios de la política que se implementa día a día.

Hace cinco años, las grandes firmas gasolineras buscaban nueva infraestructura para transporte y almacenamiento de los combustibles necesarios para expandir sus negocios y competir contra el distribuidor dominante: Petróleos Mexicanos (Pemex).

Hoy, con los permisos que tienen y sin esperar que les autoricen en plazos económicamente razonables cualquier plan de expansión, se enfocan en adaptarse a un nuevo esquema de negocios que incluso cambia cada día y va desde el autoconsumo o la compra de combustible más barato a sus competidores; almacenamiento propio, si hay espacio en sus contenedores, o arrendamiento de lo que se necesite; venta a terceros, y al propio Pemex, de sus importaciones, y lo que sea necesario para seguir en el mercado mexicano cuyo principal requisito es la adaptación.

ExxonMobil, por ejemplo, llegó a 579 estaciones de servicio de marca propia esta semana, pero con una distribución de 13 millones de litros diarios y el acumulado de 1,200 trenes y 100 buques de productos traídos del exterior desde la apertura legal, ya no se enfoca en aumentar sus estaciones de servicios sino en atender a quienes ya los demandan y están atentos a mejorar por centavos sus márgenes de negocio, aseguró Nicolas Lleras, director de Combustibles para México de la empresa.

Carla García Franco, de Asuntos Públicos y Gubernamentales de la empresa estadounidense en México, explicó que en su prospectiva  ExxonMobil prevé 15% incremento de demanda en energía en general y 30% más consumo de combustibles automotrices al 2050 y aunque se refiere a la tendencia global, calcula que México se mantendrá en esta dirección incluso con menos necesidades de energéticos para vehículos ligeros y más para transporte pesado, barcos y aviones, con lo que existe una transición inevitable y a mediano y largo plazos que otras agendas con necesidades más inmediatas no pueden frenar.

La española Repsol aseguró que la diversificación y experiencia que se da al cliente es la manera de competir ante el entorno de cambios legales.

“El nombre del juego es adaptación: reconocimiento de los momentos sociales, climáticos y políticos que se dan en todo el mundo y de los que México no está exento”, aseguró en la Onexpo Convención 2023 que se llevó a cabo en Acapulco, Guerrero.

En el evento que congregó a empresarios de toda la República, Víctor Hugo Arellano, director Técnico y Normativo de la Organización Nacional de Expendedores de Petróleo (Onexpo) aseguró a El Economista que el negocio gasolinero está compuesto en su mayoría por Pymes y Mipymes.

La competencia, como se concebía al inicio de la reforma energética del sexenio pasado, resultó en algo mucho más sofisticado y amplio de lo que los empresarios pudieron imaginar, porque de un entorno monopólico en el que no existía diálogo en el sector que además aseguraba mediante decretos el éxito fracaso de los negocios, se miró a la capacidad de hacer lo que haga falta para que siempre haya abasto, con el entendimiento que es un negocio de márgenes y las prácticas eficientes terminan distinguiendo a los proveedores.

karol.garcia@eleconomista.mx

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Karol García es reportera de Empresas y Negocios.

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