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Simuladores de vuelo para la sostenibilidad ambiental

Esta solución permite a los pilotos practicar procedimientos y rutas sin contribuir a las emisiones de carbono.

La contaminación del aire es uno de los problemas ambientales más graves que enfrentamos hoy en día. Las emisiones generadas por diversas industrias, entre ellas la aviación, contribuyen significativamente a la degradación de la calidad del aire y al cambio climático. Sin embargo, existe una herramienta que puede ayudar a mitigar este impacto: los simuladores de vuelo. Alejandro Garza, capitán aviador y director de la academia de aviación Alphaluft, comparte su perspectiva sobre cómo estos dispositivos no sólo son útiles para la formación de pilotos, sino también para la sostenibilidad ambiental.

De acuerdo con estimaciones recientes, la aviación representa menos del 1% de las emisiones globales de carbono. Sin embargo, el uso de aeronaves para entrenar pilotos puede ser significativamente más contaminante que el vuelo comercial. Aquí es donde los simuladores de vuelo juegan un papel crucial. "El consumo de combustible y el desgaste de materiales se reducen drásticamente al entrenar en simuladores, ya que no se requiere que un avión real esté en vuelo", explica Garza.

El uso de simuladores permite a los pilotos practicar procedimientos y rutas sin contribuir a las emisiones de carbono. Con un entrenamiento adecuado, un piloto bien preparado puede volar de manera más eficiente en un avión real, optimizando así las operaciones y reduciendo el uso de combustible.

El costo de operar un simulador de vuelo es notablemente inferior al de un vuelo real. Por ejemplo, mientras que una hora de vuelo en un avión puede costar alrededor de 6,000 pesos, una hora en un simulador puede costar tan sólo 1,200 pesos. Esto hace que la formación sea más accesible y, al mismo tiempo, más sostenible.

Alejandro Garza menciona que "todas las academias de aviación profesional deben contar con un simulador, ya que no sólo es un requisito legal, sino también una herramienta efectiva para la enseñanza". La mayoría de las instituciones han adoptado esta tecnología, lo que ha permitido un avance significativo en la forma en que se forma a los futuros pilotos.

A pesar de sus ventajas, los simuladores de vuelo no son una solución perfecta. La principal limitación radica en la replicación de la sensibilidad de los controles de un avión real. El capitán Garza señala que "aunque los simuladores son excelentes para practicar procedimientos, aún no logran replicar completamente la experiencia de volar, especialmente la sensación del aire y la respuesta de los controles".

Sin embargo, esto no disminuye su importancia en la formación. Los simuladores permiten la práctica repetitiva de situaciones de emergencia, algo que sería extremadamente difícil y peligroso en un entorno real.

El uso de inteligencia artificial en la aviación promete mejorar aún más la eficiencia operativa y reducir las emisiones. Garza destaca que "los simuladores, junto con la inteligencia artificial, pueden ayudar a diseñar rutas más eficientes y reducir el tiempo de vuelo, lo que se traduce en menos emisiones". Este enfoque proactivo es esencial para el futuro de la aviación en un mundo que demanda soluciones más sostenibles.

La regulación y los incentivos gubernamentales también jugarán un papel importante en el fomento de tecnologías que reduzcan el impacto ambiental de la aviación. "Existen movimientos globales para estandarizar el uso de simuladores y asegurar que sean parte integral de la formación de pilotos", explica el vocero.

viridiana.diaz@eleconomista.mx

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