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Crisis del suministro de agua alcanza a Tijuana
En los próximos cinco años no será suficiente el líquido vital en la ciudad fronteriza, señala Hernando Durán Cabrera, quien fue director general de la Comisión Estatal de Servicios Públicos del municipio.
En Tijuana, “el destino ya nos alcanzó” sobre la crisis del suministro de agua ante una ciudad que no para de crecer, señala en entrevista Hernando Durán Cabrera, quien fuera director general de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (CESPT) entre 2007 y 2013, y actual director de la Iniciativa Río Tijuana A.C.
De acuerdo con El Colegio de la Frontera Norte, la densidad demográfica en Tijuana creció de casi 22,000 de habitantes en 1940 a prácticamente 2 millones en el 2020, es decir que en 80 años la población en esta región se multiplicó por noventa.
“Este crecimiento derivó en una pobre infraestructura hidrosanitaria, además de que en esta zona no hay agua todo el año. La tenemos que traer. Tijuana recibe agua, prácticamente toda la que consume, del Río Colorado, que está a 200 kilómetros de aquí y hay que subirla prácticamente 1,000 metros por medio de un sistema de bombeo”, comparte Durán Cabrera.
En los años 80, explica, se construyó un acueducto que facilitó el suministro de alrededor de cuatro metros 4 metros cúbicos por segundo y en el 2011 se amplió la capacidad de este acueducto a 5.3 metros cúbicos por segundo.
“Cuando hicimos la ampliación, definimos que esa cantidad de suministro nos iba a alcanzar para soportar el crecimiento urbano de los próximos 10 años. Durante el gobierno de Francisco Vega (2013-2019), se propuso la construcción de una desaladora que fue una nueva fuente de abastecimiento. Pero hace cinco años llegó el gobierno de Jaime Bonilla, que señaló irregularidades por corrupción y declaró que esta alternativa era técnicamente inviable, así que la canceló. Pero no presentó alternativas y hasta la fecha no se ha propuesto nada más”, comenta el ingeniero Industrial y de Sistemas por el Tecnológico de Monterrey y catedrático de la Universidad Iberoamericana Tijuana.
“La actual gobernadora (Marina del Pilar Ávila Olmeda) y su gente han declarado que se va a construir una nueva desaladora. Pero hay que elaborar el proyecto, hay que licitar y construirlo, y eso va a tomar cuando menos unos cuatro años. Al mismo tiempo, vemos que la ciudad está creciendo de manera desproporcionada. Lo que va a pasar en los próximos cinco años es que no va a alcanzar el agua. Y ya lo estamos sufriendo, porque en verano se dispara el consumo. Si llegan 5.3 metros cúbicos por segundo de agua a la ciudad, pero en el verano el consumo se dispara hasta 6 metros cúbicos por segundo”.
Participación internacional
El especialista explica que la construcción de una planta desaladora requiere de la participación internacional, dado que en el país no existe la tecnología necesaria para su desarrollo, por lo que es necesario elaborar un proyecto presupuestal agresivo y anticipar un proyecto de obra civil y técnica a largo plazo.
“El suministro está hecho para abastecer a estos 2 millones de habitantes, pero el crecimiento por los nuevos desarrollos inmobiliarios irá en detrimento de los demás”, sentencia.
Recuperación del Río Tijuana
El Río Tijuana es el afluente intermitente –es decir, cuyo caudal aumenta, disminuye e incluso se interrumpe según la temporada– más importante del norte de Baja California, con una longitud de casi 200 kilómetros. Nace en el municipio de Tecate, se extiende por toda la región tijuanense y cruza la frontera con Estados Unidos para desembocar en el Pacífico desde San Diego, California.
Este río es un emblema y también un indicador de la salud hídrica de la región transfronteriza cuyo estatus hoy en día es poco alentador.
De acuerdo con un estudio de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, este afluente transporta aguas residuales no tratadas y basura que “contienen patógenos dañinos que presentan riesgos para la salud humana” y obligan al cierre de playas durante las temporadas de lluvia y a la reducción de la actividad pesquera y turística en ambos lados de la frontera, sin menoscabar el severo impacto sobre la vida silvestre.
Hernando Durán explica que la Iniciativa Río Tijuana, que él encabeza, es un proyecto ciudadano que reúne a unas 50 organizaciones de la sociedad civil cuyo principal objetivo es, comenta, “revitalizar el Río Tijuana”.
“Los planes urbanos de la ciudad no están pensados en función del Río Tijuana y creo que debiera ser así porque es su columna vertebral. Pero la ciudad está pensada por macro polígonos que no siguen la lógica del río”, asegura. Esto pone en evidencia el desequilibrio entre el crecimiento urbano y las rebasadas alternativas de captación de residuos.
“Hay que trabajar para quitar la imagen que tenemos de indigencia, de inseguridad, de drenaje que provoca la contaminación del río y tratar de buscar nuevas formas de administrarlo por parte de la ciudadanía”, comenta el entrevistado y agrega que, para ello, es necesario poner a disposición de la población binacional toda la información existente sobre la salud del río, de manera que ésta conozca el impacto y asuma responsabilidades y compromisos.
“Uno de nuestros primeros esfuerzos se llama Tijuana River Index, que es un índice de toda la información pública que se genera sobre el Río Tijuana desde las 27 agencias involucradas, 13 en San Diego y 14 en México. Estamos en el diseño y organización de una página donde podamos concentrar toda la información y compararla. La idea es que se den soluciones desde la ciudadanía sobre la problemática del Río Tijuana”.