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Demanda de electricidad agota recursos hídricos en Guerrero

El embalse de la presa Ingeniero Carlos Ramírez Ulloa muestra un preocupante nivel de sequía, atribuido al incremento en el uso del agua para la generación de energía.

Foto: Comisión Federal de Electricidad

El embalse de la presa Ingeniero Carlos Ramírez Ulloa, en Guerrero, donde desembocan el río Cocula y el río Balsas, está “prácticamente seco”, y una de las principales razones podría ser el aumento en el uso del agua para la generación de energía, alertó a El Economista, Antonio Cervantes Núñez, Coordinador General del Centro de Innovación y Transferencia Tecnológica de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro).

Al último corte del Sistema Nacional de Información del Agua (SINA) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la presa, también conocida como El Caracol, está a 54% de su Nivel de Aguas Máximas Ordinarias de almacenamiento que es 1,010,460 hectómetros cúbicos (hm³). “Esto se puede explicar porque constantemente abren las compuertas para generar energía, que sabemos hace falta en los estados”.

En el 2021, Guerrero utilizó cerca de 3,000 millones de metros cúbicos de agua en termoeléctricas, representando 69.2% del agua consumida en el estado y 3.5% del consumo total a nivel nacional, según datos de BBVA Research.

“Tanto esa presa como la termoeléctrica que está en Petacalco surten energía a gran parte de Guerrero, especialmente en el sur del estado. Simplemente, Acapulco consume más energía que cualquier región del sur y sureste del país”, agregó el académico.

Entre las 23 presas de México que se alimentan de la cuenca del Balsas, nueve están en Guerrero. La de mayor almacenamiento es la presa El Infiernillo, que colinda con el estado de Michoacán, que actualmente tiene 4,088.903 hectómetros cúbicos de agua, equivalentes a 52% del total máximo.

Asimismo, la presa El Caracol es crucial para el estado, ya que es la de mayor afluencia, operando a la mitad con un almacenamiento de 544,405 hm³ y tiene poco más que el total de agua que el resto de las siete presas del Balsas en la entidad (411,080 hm³).

Retos

Además del problema energético, la deforestación en Guerrero es una preocupación significativa. Según la Comisión Nacional Forestal (Conafor), del 2001 al 2018 se deforestaron 239,614 hectáreas en el estado, equivalentes a 13,311 hectáreas por año.

“La deforestación que está ocurriendo en muchos estados, incluido Guerrero, es una cosa tremenda. Tiene mucho que ver con la retención de agua en los acuíferos y con la escasez tanto en el nivel freático, como en lo que corre para alimentar a los ríos”, señaló el especialista.

rrg

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