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Zitácuaro innovará en energía limpia

Para febrero del 2017, la primera planta de biogás a base de nopal y estiércol de vaca, comenzaría a abastecer de energía a una comunidad de 10,000 habitantes en Zitácuaro, Michoacán, cuyo modelo se buscaría replicar en otras zonas del país que producen ese cultivo.

Puebla, Pue. Para febrero del 2017, la primera planta de biogás a base de nopal y estiércol de vaca, comenzaría a abastecer de energía a una comunidad de 10,000 habitantes en Zitácuaro, Michoacán, cuyo modelo se buscaría replicar en otras zonas del país que producen ese cultivo.

Omar Carpio Flores, presidente del Comité Nacional del Sistema-Productor Nopal y Tuna, con sede en la angelópolis, refirió que tomó 10 años aterrizar el proyecto, de los cuales la mitad fueron para detallarlo y hacer pruebas apoyados por el Instituto Nacional de Ciencias Eléctricas, con sede en Morelos y el Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Explicó a El Economista que la planta en territorio michoacano costó 25 millones de pesos, de los cuales 25% aportó el gobierno estatal y el resto fue de productores.

Comentó que este proyecto forma parte de una estrategia nacional que tiene el sector para buscar otras alternativas de ingresos, lo cual vieron en este tipo de industrias limpias.

Para echar a andar la planta, refirió, se tiene alrededor de 300 hectáreas de nopal dedicadas a la bioenergía, con el propósito de obtener 400 toneladas por hectárea, las cuales involucran a 100 productores y sus familias.

Las pruebas se hicieron con el abastecimiento de energía a una tortillería, sin que hubiera un problema en los dos años que ya se concretó la instalación de la infraestructura.

Hacen pruebas con automóviles

También se han arrancado las pruebas en automóviles para demostrar la eficiencia de que pueden proveerlos de energía a base del cultivo, lo cual será en una segunda etapa, dijo.

Carpio Flores indicó que el objetivo principal es poder ayudar a las familias que tienen problemas de luz, sobre todo las que son productoras de nopal y tuna, por lo que se tiene pensado replicarlo en el Estado de México, mientras que en Puebla serían consideradas comunidades de San Andrés Cholula y Acatzingo.

La construcción de otras plantas, puntualizó, serían más baratas, en casi 12 millones de pesos cada una, debido a que la generación de tecnología en un principio para un proyecto piloto siempre resulta más costoso.

Estimó que podrían pasar tres años para replicarlo en otras regiones productoras del país, siempre y cuando también haya el apoyo de las autoridades tanto estatales como federales, sobre todo que en México ya se vuelve recurrente el uso de energía limpias principalmente en las industrias.

miguel.hernandez@eleconomista.mx

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