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Acuerdos entre la UE y el Mercosur están estancados por acuerdos ambientales
La propuesta presentada por la UE fue mal recibida por parte de Brasil, ya que convertiría compromisos ambientales voluntarios a la luz del Acuerdo de París en metas vinculantes y obligatorias.
Las negociaciones para definir los detalles finales al acuerdo entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur entran en una fase decisiva, aunque las partes no esconden su cautela sobre las posibilidades reales de dar la luz verde a ese entendimiento aun este año.
Los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) deberán presentar en la próxima semana su contrapropuesta a la minuta de demandas de la UE, que se filtró a oenegés en marzo y provocó un revuelo de enormes proporciones.
El acuerdo fue anunciado en 2019, pero el proceso de ratificación rápidamente quedó empantanado. El estancamiento se agravó con la demanda de la UE de añadir un instrumento al acuerdo que contemple la protección ambiental y las responsabilidades de cada parte.
La propuesta presentada por la UE, sin embargo, fue mal recibida, especialmente por parte de Brasil, ya que convertiría compromisos ambientales voluntarios a la luz del Acuerdo de París en metas vinculantes y obligatorias.
Durante una visita este jueves a Roma, Lula no ahorró críticas a la propuesta europea, que calificó de "inaceptable".
El excanciller brasileño Celso Amorim, asesor especial de Lula, sugirió a la prensa brasileña que las negociaciones deberían salir ahora del plano técnico y comercial y ser tratada ya a nivel político.
Lula ya había expresado su agria disconformidad durante una visita de la titular de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a Brasilia.
Lula dijo que el instrumento adicional al acuerdo "amplía las obligaciones de Brasil y las torna objeto de sanciones en caso de incumplimiento. La premisa que debe existir entre asociados estratégicos es la confianza mutua, y no desconfianza y sanciones".
Esa misma jornada, Von der Leyen dijo en Brasil todas las partes tienen que imponerse "metas ambiciosas, como concluir estas negociaciones, a más tardar a fines de este año, o al menos la parte política (...) La mayor parte del trabajo está hecho".
Apenas un día más tarde, en Buenos Aires, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, dijo que el Mercosur presentará a la UE las demandas del bloque "que tienen el propósito de terminar con los desequilibrios o las asimetrías que existen objetivamente entre ambas economías".
Más allá de los detalles técnicos y los argumentos ambientales, la principal resistencia al acuerdo está en el poderoso sector agropecuario de Francia, que ejerce una enorme influencia en la definición de la postura del país sobre el tema.
La Asamblea Nacional (cámara de diputados) francesa urgió en junio al presidente Emmanuel Macron a que exija de los agricultores sudamericanos el respeto a las mismas reglas ambientales y sanitarias que los productores europeos como base para aprobar el acuerdo de la UE con el Mercosur.