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España rechaza unirse a coalición militar liderada por EU en el mar Rojo
España anuncia su abstención de participar en la misión militar de la Unión Europea 'Prosperity Guardian' en el mar Rojo, destinada a proteger la navegación de ataques de los rebeldes hutíes, confirmando una postura de cautela diplomática.
El gobierno español confirmó este domingo que se abstendrá de participar en la coalición militar para combatir a los rebeldes hutíes de Yemen y proteger el tráfico marítimo internacional en el mar Rojo.
"España no participará" en la misión de la Unión Europea, confirmó un portavoz del ministerio de Defensa, contactado por AFP.
Operación 'Prosperity Guardian'
Bautizada "Prosperity Guardian", la operación en el mar Rojo estará liderada por Estados Unidos y tiene como objetivo acabar con los ataques de los rebeldes hutíes (afines a Irán) contra embarcaciones que consideran "aliadas de Israel".
La posible participación de España en esa misión había generado dudas e incomodidad en el gobierno español, compuesto por el Partido Socialista y la coalición de izquierdas Sumar.
El ministerio de Defensa aseguró el sábado por la noche que se oponía a una ampliación de la operación europea Atalanta, que combate la piratería en el océano Índico desde 2008.
En una declaración, recordó que hasta ahora España participaba en la operación militar Atalanta, a través del buque Victoria.
"La naturaleza y los objetivos de la Misión Atalanta (...) nada tienen que ver con los que se pretende alcanzar en el mar Rojo", subrayó el departamento de la ministra Margarita Robles.
Por este motivo, el gobierno del socialista Pedro Sánchez considera "imprescindible la creación de una nueva y específica" operación, "a la que de ningún modo se opone España". Pero no participará en ella.
El ministerio español no detalló los motivos por los que no quiere involucrarse en la operación en el mar Rojo, anunciada el lunes por el ministro de Defensa estadounidense, Lloyd Austin.
Conversación Biden-Sánchez
Madrid anunció su decisión tras una conversación telefónica el viernes entre Sánchez y el presidente estadounidense, Joe Biden.
La Casa Blanca indicó en un comunicado que en esa entrevista ambos mandatarios hablaron sobre "(la condena) a los ataques actuales de los hutíes contra embarcaciones comerciales en el mar Rojo", un tema que no mencionó el gobierno español al referirse a esa reunión.
Los ataques de los hutíes afectaron la navegación por el mar Rojo y grandes empresas del comercio marítimo anunciaron que dejaban de navegar por esa zona estratégica.
"Valoramos muy positivamente la negativa de España a dejarse llevar por las mentiras estadounidenses y británicas sobre la navegación marítima", destacó en la red social X Hussein al Ezzi, ministro adjunto de Relaciones Exteriores de los hutíes en Yemen.
Según la prensa española, la oposición de Sánchez a participar en la coalición en el mar Rojo se debe a los equilibrios internos de su gobierno, en que el socio minoritario (Sumar) se caracteriza por una posición muy crítica con Israel.
En una entrevista radiofónica el jueves, la vicepresidenta y líder de Sumar, Yolanda Díaz, había tildado "de enormemente hipócrita" la rápida reacción de los países occidentales para proteger el comercio marítimo internacional, al mismo tiempo que no se despliegan "todas las herramientas" para que Israel acepte un alto el fuego.
Cuando Washington anunció el lunes la creación de esa coalición en el mar Rojo, mencionó a España como uno de los diez países que formarían parte de ella.
Según el diario El País y el digital El Confidencial, ese anunció molestó al ejecutivo español, puesto que Estados Unidos no los había consultado.
La portavoz del gobierno, Pilar Alegría, pidió "prudencia máxima" a principios de semana y dijo que España no participaría si no era en el marco de la OTAN o la Unión Europa.
La no participación española en esa operación representa un nuevo motivo de tensión en las relaciones entre Madrid y Washington.
Aunque España forma parte de la OTAN y es aliado de Estados Unidos desde hace décadas, las relaciones entre ambos se enrarecieron tras la reciente expulsión de dos espías estadounidenses que se habían infiltrado en los servicios de inteligencia (CNI).