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Adaptación al cambio, capacidad de aprender

Controlar lo que escuchamos y establecer ritmos en nuestra respiración nos ayuda a mantener la concentración en tiempos de incertidumbre.

Foto: Shutterstock

El mundo ha evolucionado gracias al aprendizaje y la adaptación de los seres humanos desde la antigüedad. Primero, se adaptaron a la caza y la pesca, luego a la agricultura, y posteriormente al mundo de la producción y la automatización.

A lo largo de este tiempo, la habilidad clave que ha caracterizado a la humanidad es la capacidad de aprender a aprender. Sin embargo, nunca ha sido tan importante aprender y filtrar información como en la actualidad.

Estamos saturados de información, tanto valiosa como irrelevante, y discernir hacia dónde dirigirnos, establecer nuestras metas y nuestras habilidades para aprender son más cruciales que nunca en la historia.

Esto nos lleva a la primera pregunta: ¿Cómo aprende el ser humano en un mundo con tanta información? En las técnicas de lectura, existe una llamada "filtrado y búsqueda", pero ¿cómo puede nuestro cerebro discernir entre información contaminante e irrelevante y enfocarnos en lo que realmente importa? Esto se relaciona con la búsqueda de placer o la evitación del dolor.

La información que consumimos a menudo está cargada de aspectos dolorosos, como noticias sobre muertes o conflictos en el mundo. Esto puede llevar a tres respuestas en nuestro cerebro: luchar, paralizarnos o huir. Si no aprendemos a filtrar esta información y a enfocarnos en lo que nos ayuda a crecer y definir nuestro camino, quedamos atrapados en el criterio de los demás, siguiendo la corriente de la mayoría en este fenómeno social llamado "ganar".

Entonces, surge la siguiente pregunta: ¿Cómo podemos aprender a pensar de manera libre y única, construyendo a través de nuestro propio pensamiento? Para lograrlo, primero debemos definir nuestro rumbo y camino.

Luego, es fundamental conocernos a nosotros mismos. No todos pensamos igual, y nuestras trayectorias de pensamiento se moldean por tres factores: lo que se espera de nosotros, lo que se reconoce y lo que se premia. A menudo, nos educan para encajar en un molde, para evitar el rechazo de los demás. Aunque esto es valioso, en la época actual es aún más valioso aprender a pensar de manera pura y sin contaminación.

El autoconocimiento es la base de este pensamiento puro. ¿Somos pensadores matemáticos basados en la lógica y el conocimiento, o somos estrategas que planean y ejecutan con determinación? O tal vez, somos personas creativas e innovadoras que pueden imaginar cosas que aún no existen y construir puentes hacia el futuro. También están aquellos que basan su pensamiento en la contribución y la colaboración, dispuestos a ayudar a otros.

Estos son los cuatro tipos de pensadores que forman una mente genial, capaz de construir y colaborar. La capacidad de adaptación y la velocidad de aprendizaje son cruciales en este proceso. El ser humano tiene una asombrosa capacidad de adaptación, desde climas diversos hasta altitudes extremas.

Para mantener el enfoque en un mundo saturado de información, debemos aprender a mantener la calma, a respirar adecuadamente, y a utilizar nuestros sentidos para equilibrarnos en entornos cambiantes. Nuestra mente se forma a través de tres canales de acceso: lo que vemos, lo que escuchamos y lo que sentimos.

Al enfocarnos en nuestra visión, podemos mantener el equilibrio en nuestro mundo. Controlar lo que escuchamos y establecer ritmos en nuestra respiración nos ayuda a mantener la concentración en tiempos de incertidumbre. Además, nuestras sensaciones kinestésicas, desde la respiración hasta la percepción de aromas y sabores, influyen en nuestras interacciones con los demás.

En resumen, una mente sana se nutre a través de nutracéuticos o nootrópicos que facilitan la comunicación entre diferentes áreas del cerebro. Para mantener un cerebro saludable, debemos cuidar aspectos como el sueño, la hidratación y la nutrición. Evitar el estrés excesivo es esencial, ya que puede dañar nuestras neuronas. El ejercicio físico contribuye a enviar mensajes saludables a nuestro cerebro. En última instancia, #una mente sana se construye con información precisa que nos guía hacia la salud y el bienestar."

*vicepresidenta de Educación de COPARMEX CDMX / Columnista invitada

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