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Lecciones que dejan las alzas históricas de los precios del petróleo de la década de 1970

El embargo de petróleo árabe y la revolución iraní ofrecen algunas perspectivas sobre los mejores caminos en la situación actual.

Foto: Reuters

El diario The Wall Street Journal tiene la tesis de que cuando el petróleo dobla su precio, normalmente, pasan cosas malas. Así ocurrió en 1974, 1980 y 2011 cuando el aumento se generó por la recesión, y en otras oportunidades la recesión apenas estaba iniciando, como en 1990 y 2008. Ahora, la otra teoría es que el petróleo también puede mantener un alza constante, como en 2017, sin que pase nada malo.

Al ser la situación actual la de un embargo petrolero, en medio de una crisis inflacionaria, para los expertos el panorama es más similar a lo que pasó en 1974 y 1979-81; crisis que siguieron caminos diferentes y que pueden dar luces sobre lo que podría suceder hoy en día, si se analiza el espejo retrovisor.

En el primer caso, el embargo del petróleo árabe (1973-74) tiene una similitud con la situación actual, ya que los precios se dispararon por un conflicto geopolítico, esta vez encabezado por Egipto y Siria.

Para el momento, la Reserva Federal no logró mitigar el golpe a la economía, vía la inflación que genera el precio del petróleo en los energéticos, ya que todavía estaba intentando contener un golpe de inflación que venía de una política monetaria más expansionista.

Así, la estanflación se afianzó y según relata el WSJ "la economía estadounidense sufrió un doble golpe: los precios de la energía más altos registrados y las tasas de interés más altas". Con esa escalada las acciones colapsaron: el S&P 500 perdió 43% en 12 meses; lo que representó la mayor caída desde la Gran Depresión de la década de 1930.

El segundo caso tiene que ver con la revolución iraní en 1979. En esta oportunidad se evidencia que el alza de los precios del petróleo y las tasas de intereses no afectó a los mercados. Para la época el galón de gasolina, igual a como ocurrió la semana pasada, superó máximos históricos, sin embargo, en esta oportunidad con un presidente de la Fed más hawkish el mercado no tuvo problemas y presentó un alza de 12% para 1979.

Ahora, este periodo fue seguido de una breve recesión en 1980, ya que la Fed elevó aún más las tasas provocando una corrección cuando los precios del petróleo ya habían comenzado a caer. Acá el mercado reaccionó a la bajo solo cuando el presidente de la Reserva Federal Paul Volcker llevó los tipos a 19 por ciento.

Hubo dos diferencias clave entre la caída del mercado de 1974 y la resiliencia en 1979-1980. En primer lugar, la economía se vio mucho más afectada en 1974, contrayéndose a la mitad en comparación con el otoño de 1980, mientras que la recesión duró más del doble. En segundo lugar, las acciones no estaban baratas en 1974, mientras que en 1979 y 1980 estaban muy por debajo de su promedio a largo plazo.

"Las valoraciones son un predictor inútil de los rendimientos a corto plazo, pero digamos que después de vivir la miserable década de 1970, los inversores ya estaban bien acostumbrados a las malas noticias. Hizo falta la segunda y mucho más profunda recesión de 1981, la prueba de que Volcker estaba dispuesto a destrozar la economía y llevar el desempleo a nuevos máximos posteriores a la Segunda Guerra Mundial, para inquietar a los accionistas", reseñó The Wall Street Journal.

Para cerrar la comparación los analistas explican que hay buenas y malas noticias. En el caso de las primeras destacan que hoy la economía es más resistente a un embargo petrolero. En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, la producción de esquisto la hace más autosuficiente por lo que la "intensidad energética", que mide la cantidad de energía que se necesita por cada dólar del PIB, cayó 40% desde antes del embargo árabe hasta después de Irán y hoy ha bajado a la mitad desde ese punto.

La mala, por el lado contrario, es la alta valoración de las acciones, bonos y en general de la mayoría de inversiones. Este punto, para los economistas, hace que la economía sea más sensible a una recesión en Europa o una mayor dependencia de países emergentes.

"También deja a las acciones vulnerables si la Fed elimina lo que se ha convertido en el mayor respaldo para las valoraciones altas: tipos de interés por debajo de la inflación", concluyen.

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