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Pemex, un reto para el nuevo gobierno
Tal como ha pasado con administraciones anteriores, Petróleos Mexicanos (Pemex) seguirá enfrentando retos bajo el mandato de Andrés Manuel López Obrador, dijo Fitch Ratings, calificadora de riesgo, en un comunicado.
Tal como ha pasado con administraciones anteriores, Petróleos Mexicanos (Pemex) seguirá enfrentando retos bajo el mandato de Andrés Manuel López Obrador, dijo Fitch Ratings, calificadora de riesgo, en un comunicado.
Fitch cree que el perfil crediticio, sin considerar el vínculo con el gobierno de la empresa productiva del Estado, continuará presionado.
Uno de los puntos que más pesa sobre Pemex es la carga fiscal. De acuerdo con el documento, la deuda de la compañía mexicana aumentó 66% en cinco años, al pasar de 64,000 millones de dólares —en el 2013— a 106,000 millones de dólares a marzo de este año.
“Aunque no se espera, la administración nueva debería reducir los impuestos de Pemex para que estén acordes con las prácticas internacionales de la industria”, detalló Fitch.
Empresa clave
El gobierno de México está altamente incentivado para apoyar a Pemex dadas las consecuencias sociopolíticas y financieras muy importantes que las dificultades financieras de la compañía tendrían en el país, informó la calificadora.
“Una situación de dificultad financiera en Pemex tiene el potencial de interrumpir el suministro de combustibles líquidos en todo el país, lo cual derivaría en consecuencias sociales y económicas muy relevantes para México”, indicó Fitch.
La importancia de Pemex para el país va más allá; incluso una situación de dificultad financiera en Pemex tendría implicaciones en la capacidad, ya sea del gobierno o de otras entidades relacionadas con el gobierno dentro del país para recaudar financiamiento.
La reforma energética —aprobada bajo la administración de Enrique Peña Nieto— fue positiva para Pemex, aunque la compañía recibiría la mayoría de los beneficios a muy largo plazo, ya que los impuestos de los bloques adjudicados recientemente son más bajos.
Sobre la expansión o modernización de la capacidad de refinamiento del país y las prácticas de control o tope de precios en los combustibles líquidos, éstas podrían acelerar el debilitamiento de Pemex, si la administración nueva aplica estas políticas, explicó Fitch.