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Que siempre sí

Tuvieron que pasar cerca de tres años para que las autoridades federales reconocieran que la crisis internacional tuvo impacto en la economía mexicana, si bien los indicadores macroeconómicos parecen sanos, la realidad es que hay un deterioro considerable en la economía de las personas.

Tuvieron que pasar cerca de tres años para que las autoridades federales reconocieran que la crisis internacional tuvo impacto en la economía mexicana, si bien los indicadores macroeconómicos parecen sanos, la realidad es que hay un deterioro considerable en la economía de las personas.

Electoralmente el reconocimiento público no fue lo correcto y políticamente menos, pero económicamente es necesario que este parteaguas sirva para llegar a algo más que el simple anuncio; sin embargo, el panorama dicta otra cosa.

La discusión electoral, como ocurre cada fin de sexenio, habrá de distraer la atención de los actores políticos y servidores públicos para decidir el Presupuesto de Egresos en función de las necesidades partidistas de cara a las elecciones federales del año entrante, por lo que resulta muy evidente que la solución, si la hay, a las precarias condiciones económicas de las familias mexicanas tendrá que esperar para dentro de 10 o 12 meses más.

El panorama para ese entonces se estará complicando más de lo que ya está, pues no parece ser muy efectiva la solución para los países europeos que actualmente se encuentran en condiciones adversas, es más, la expectativa de agravarse resulta más convincente.

Y es cierto que la relación comercial y dependencia económica con Grecia, por ejemplo, no es la misma que la que se tiene con Estados Unidos; sin embargo, la alta correlación de los mercados bursátiles ha traído como consecuencia que los fuertes resfriados económicos se propaguen cual epidemia en el resto de los países.

Para muestra un botón: ya es más de un mes de incertidumbre en los mercados financieros, grandes y frecuentes caídas contra eventuales alzas; la divisa mexicana acabó por doblar los brazos ante su equivalente en el país vecino del norte, y el ya acostumbrado esfuerzo del Banco de México por contener la volatilidad.

No se vislumbra un panorama muy alentador para la economía mexicana, empieza la época de los derroches, de la corrupción en su máximo esplendor, de los megaproyectos sociales y de la compra de favores.

El tema de la crisis, el plan de contingencia y un programa para sanar el deterioro no están en la agenda política mexicana, por lo que como era costumbre, iniciaremos el nuevo sexenio pagando las malas prácticas que se suponían dejadas en el olvido.

La cuesta sexenal será más pronunciada, considerando que para las autoridades en materia financiera internacional el país no es prioridad como en otras ocasiones. Así que si se espera salir adelante, tendrá que ser por nuestros propios fueros, ¿será?

*El MF Ricardo Gutiérrez es profesor investigador del Tecnológico de Monterrey, campus Toluca. ricardo.gtz@itesm.mx

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