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Tres ETFs para capitalizar las ventajas

Las acciones con dividendos crecientes tienden a superar los retornos del mercado a largo plazo.

Invertir en acciones con dividendos crecientes es una de las estrategias más sólidas en cuanto a su historial de retornos para los accionistas en el largo plazo. Diferentes ETFs nos permiten hoy en día invertir en una cartera de acciones seleccionadas en base al crecimiento de sus dividendos. Una estrategia que puede aportar solidez y calidad al portafolio del inversor.

Según numerosos estudios académicos, en términos generales, las acciones con dividendos crecientes tienden a superar los retornos del mercado a largo plazo.

Las causas de este fenómeno son diversas. En primer lugar, los dividendos representan en sí mismos un factor de rentabilidad para el accionista, lo cual implica que los retornos del portafolio no dependen exclusivamente de las ganancias de precios. En períodos de crisis económica o mercados bajistas, este puede ser un aspecto importante a tener en cuenta.

Por otro lado, tanto o más importante que el impacto monetario de los dividendos sobre la rentabilidad del portafolio puede ser la influencia de los mismos como criterio de selección de activos. Una sólida trayectoria de pagos de dividendos es a menudo un reflejo claro sobre la fortaleza fundamental del negocio.

Para que la empresa logre sostener e incrementar sus distribuciones de efectivo con el correr de los años, es necesario que el negocio genere flujos de caja recurrentes y crecientes a lo largo del tiempo.

Se trata generalmente de compañías maduras con sólido posicionamiento de mercado, empresas que producen excedentes de capital, es decir más dinero que el que necesitan para reinvertir en el negocio y financiar su crecimiento.

Esto implica generalmente fuertes ventajas competitivas y abundantes recursos financieros, por lo tanto se trata en muchos casos de activos de alta calidad.

Además de sus ventajas en términos de generación de retornos a largo plazo, las acciones con dividendos crecientes ofrecen a los inversores transparencia y visibilidad, características muy deseables en tiempos de incertidumbre económica.

A diferencia de las ventas, ganancias y otras variables de análisis fundamental, los dividendos representan un pago en efectivo que el inversor recibe directamente en su cuenta. Esto implica que la relación entre la evolución del negocio y la rentabilidad que recibe el accionista se hace más directa y tangible.

Una alternativa muy tradicional y utilizada para invertir en acciones con dividendos es el ETF Vanguard Dividend Growth Fund (VIG), que invierte en un conjunto de acciones de empresas que incrementaron sus dividendos durante los últimos diez años consecutivos como mínimo.

Es importante tener en cuenta que este período incluye la crisis financiera del 2008-2009, una de las más graves de la historia económica global. Esto significa que muchas de las empresas que actualmente componen la cartera de este ETF se encuentran entre las más sólidas del mundo, incluyendo nombres como Coca-Cola (KO), IBM (IBM) y Exxon (XOM) entre otros.

Las empresas que lograron seguir incrementando sus pagos de dividendos durante la última crisis evidentemente componen un selecto grupo de compañías especialmente resistentes ante los problemas económicos, lo cual es una señal muy potente sobre la calidad de la firma.

El sector tecnológico es especialmente interesante desde el punto de vista de sus posibilidades de crecimiento de dividendos. A lo largo de la última década, muchas empresas del sector han madurado y alcanzado un nivel de estabilidad que les permite implementar activas políticas de crecimiento de dividendos.

Sin embargo, estas políticas de dividendo son relativamente jóvenes, por lo tanto estas empresas muchas veces no son incluidas en muchos de los ETFs basados en información histórica.

fondos@eleconomista.com.mx

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