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¡A los niños no se les toca!
La muerte de cualquier persona siempre se lamenta, pero la muerte de menores de edad es aún más dolorosa, principalmente por dos razones, no pueden defenderse y se encuentran a merced del entorno en el cuál les tocó vivir. La muerte de Dante Emiliano nos indigna, es lamentable ser testigos de la desgracia, el dolor y la tristeza que tuvo que vivir un niño de doce años, tras recibir un tiro, y suplicar por su vida. La muerte de Dante Emiliano nos atraviesa, no, no es un número más, no es un accidente, no tuvo la culpa de estar en el lugar y la hora equivocada. Dante Emiliano murió porque unos criminales lo asesinaron en plena calle, a la luz de día, frente a vecinos con total impunidad. Dante Emiliano nos recuerda la crueldad y la inhumanidad que existe entre nosotros, donde matar niños es el punto cero, que evidencia como en nuestra sociedad los actos más ruines pueden llevarse a cabo sobre seres inocentes, sin pagar las consecuencias.
La muerte de Dante Emiliano se suma a la de Fátima, a la de Camila, y la de cientos de niños, niñas y adolescentes que han perdido la vida en manos de la criminalidad que opera y despacha a sus anchas en algunas localidades del país, así nada más porque se puede. El presidente se equivoca rotundamente al decir que se está lucrando con la muerte de Emiliano, nada más lejano que la realidad. La delincuencia si “salió de las manos”, eso es un hecho en algunas regiones del país, y eso no puede negarse. Entre la violencia crónica que se vive en este país, la muerte de menores de edad, es algo que se ha exigido sexenio tras sexenio, el problema es que los titulares de las instituciones en turno, han ignorado olímpicamente el problema, o fingen no escucharlo. Así, sexenio tras sexenio -sin ser este la excepción- se acumulan casos de muerte de menores, sin que verdaderas estrategias y políticas de contención se implementen en los tres niveles de gobierno para prevenirlo, porque si esto no fuera así, ¿cómo explicar la muerte de cientos de niños, niñas y adolescentes en los últimos años?
De conformidad a Redim (Red de derechos por la infancia en México), tan sólo en enero de este año, perdieron la vida asesinados, 164 menores de edad entre los 0 y 17 años. En este sentido, la muerte no es algo privativo de los adultos, sino que se ha comenzado a volver recurrente en menores de edad. De conformidad a la misma fuente, tan solo en este sexenio, desde diciembre del 2018 a diciembre del 2023, se contabilizaron 12 mil 368 homicidios de niños, niñas y adolescentes, este es el tamaño de la tragedia que estamos vivenciando todos los días en México, donde queda claro que las estrategias de intervención en materia de seguridad en amplios frentes no ha sido la adecuada.
Se ha insistido mucho en este espacio sobre una estrategia que se ocupe de la contención criminal en el mismo nivel y rigurosidad que atener las causas que ameritan atenciones prioritarias para evitar que menores de edad sean reclutados por la criminalidad y que sean asesinados; el problema más grave de todo esto, es que tenemos estrategias cojas, donde se privilegia la asistencia social, lo cuál nadie niega que es necesario, pero se tolera la criminalidad…ahí la ecuación se nos descuadra, y nos lleva al peor de los mundos posibles…a ese que tristemente le tocó vivir a Emiliano hace unos días, y a esa cotidianidad que es recurrente en algunas localidades del país en Guanajuato, Jalisco, el Estado de México o Michoacán, solo por nombrar algunas…¿Hasta cuándo vamos a permitirlo? No nos confundamos este no es un asunto electoral, es humano, es social más allá de gobiernos en turno, y sí nos toca como ciudadanía no darle la vuelta, exigir y contribuir, a los niños ¡no se les toca!