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Acerca de la decisión de Banxico
El anuncio de la inflación anual de 7.88% de la primera quincena de junio coincidió el mismo día con la decisión de política monetaria de incrementar la tasa interbancaria en 75 puntos base (pb) para alcanzar 7.75 por ciento. Esta simultaneidad reforzó la acción del Banco de México. La decisión unánime de la Junta de Gobierno (JG) de 5-0 fue un buen indicio del compromiso que tienen de anclar las expectativas de inflación. Habrá que esperar las minutas de esa reunión para conocer si en la mesa de discusión estuvo la opción de un aumento de 100 pb, una posibilidad que favorecíamos varios analistas. En todo caso, probablemente en su próxima reunión de decisión monetaria, el 11 de agosto, la discusión será entre ajustar 75 o 100 pb.
Como siempre, en el breve comunicado que da a conocer la decisión, hay que leer entre líneas. La JG manda un mensaje sobre su compromiso futuro de manejo de la política monetaria, con una fuerza que no lo había hecho anteriormente. Congruente con su esquema de política monetaria conocido como “objetivo de pronósticos de inflación” (inflation forecast targeting), la comunicación y la transparencia forjan credibilidad entre el público y los mercados. Esta práctica comunicativa se conoce como “guía futura” (forward guidance) y la siguiente frase del comunicado establece claramente ese compromiso: “En las siguientes decisiones, la Junta de Gobierno tiene la intención de seguir aumentando la tasa de referencia y valorará actuar con la misma contundencia en caso de que se requiera”.
El comunicado también incluye un cuadro con los pronósticos de inflación del Banco lo cual es muy útil. Sin embargo, hace falta mayor explicación al respecto. Sin entrar en la controversia de si el Banco debería revelar su modelo completo de pronóstico y su función-reacción, lo que sí hace falta es detallar los supuestos. Por ejemplo, la Secretaría de Hacienda reconoce que, si no se estuviera subsidiando al 100% el IEPS a las gasolinas, la inflación sería mayor al 10 por ciento. Como ésta es una medida para reprimir artificialmente a la inflación, la JG debería presentar también los pronósticos sin el subsidio, para conocer la inflación verdadera esperada. Además, el Banco tiene la capacidad, pues posee una metodología interna que aproxima la inflación a nivel diario. Parecería que para su decisión la JG considera que continuará el subsidio, por eso sus pronósticos de los siguientes trimestres son de 8.1%, 7.5% y 6.5 por ciento.
De igual forma, la JG prevé una abrupta caída en la inflación a partir del segundo trimestre de 2023. No lo explica, pero se intuye que el supuesto detrás de ello es que se corrigen los cuellos de botella de la oferta, tal como lo está previendo la Reserva Federal (Fed). Si bien ello contribuirá a bajar la inflación, un factor doméstico clave que es un impedimento importante para una menor inflación, es el estancamiento de la inversión privada y que previsiblemente continuará. Ya sólo por esa razón, el diferencial entre la tasa de México y la del Fed deberá mantenerse amplio (600 pb en la actualidad). Así que el ciclo alcista de tasas de interés podría mantenerse en todo 2023.
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