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Categoría 1; rebalance de operaciones aéreas
Esta semana o a más tardar la próxima el gobierno de México recibirá formalmente el anuncio de que el Departamento de Estado, de Estados Unidos autorizó la recategorización en materia de seguridad aérea.
A 28 meses de que la perdió, México recuperará la Categoría 1.
El presidente Andrés Manuel López Obrador lo anticipó el viernes pasado.
Para aprovechar la recuperación de la categoría 1, el gobierno mexicano, prepara varias acciones para apuntalar al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y rebalancear el tráfico aéreo del AICM.
La premisa es que el AIFA, es una obra de infraestructura que ya existe y es necesario utilizarlo. Una de las acciones más importantes es el cambio de conexiones de vuelos que actualmente se realizan en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) al AIFA.
Otro es la construcción de un tren suburbano. Se concluirá el próximo mes de febrero y el recorrido se hará en 39 minutos.
La SICT encabezada por Jorge Nuño dialoga con los concesionarios de las vialidades para establecer una tarifa preferente para los usuarios del AIFA.
Se pretende utilizar un Código de Reservación, un QR y un TAG para poder aplicar la tarifa preferente que ofrezca descuento de al menos el 50%. Adicionalmente se avanza en la conexión de transporte entre los dos aeropuertos, con un sistema de camionetas que sobre vialidades existentes darán servicio entre las dos terminales aéreas en recorridos que promedien 45 minutos, entre una y otra.
La decisión de reducir el número de operaciones aéreas en el AICM a partir del próximo mes de enero, además del alivio de la saturación del AICM permitirá el reordenamiento y balance de las operaciones aéreas entre los dos puertos aéreos.
Aeroméxico ya anunció que aumentará sus vuelos desde el AIFA a 40% pasará de 9 a 13 destinos nacionales desde ese puerto aéreo.
Toluca mantendrá las operaciones que realiza hasta ahora, aunque por las obras que se realizarán para mejorar sus pistas, de manera temporal podrían ser interrumpidas.
La noticia de la recuperación de la categoría 1 la adelantó el presidente López Obrador el pasado viernes. Ese mismo día, por el canal diplomático, como corresponde, el gobierno estadounidense, lo comunicó al mexicano.
Fue la secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena la primera en enterarse y de inmediato se lo informó al Presidente.
El mismo día, tal vez con media hora de diferencia, el secretario de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), Nuño Lara, fue enterado, directamente por el secretario de Transporte de EU, Pete Buttigieg.
El funcionario mexicano respondió que se mantiene a la espera de la autorización oficial.
Todo indica que ahora sí, ya es un hecho. Sin embargo, tal y como lo expresó Nuño Lara, lo será hasta que formalmente se entregue la autorización respectiva.
Se trata, sin duda, de un triunfo del responsable de la SICT. Su titular fue quien realmente vino a colocar todas las piezas para que las entidades correspondientes, específicamente la Agencia Federal de Aviación Civil, cumpliera con lo necesario para lograr la recategorización.
Previamente, se registró una larga historia de negligencias, omisiones, cambios de equipos en la SICT y en la naciente Afac, que llevaron primero a la pérdida y luego al largo y tortuoso camino para lograr la recuperación de la categoría 1.
Todavía en los últimos días, en el gobierno de EU se registraron dudas en torno a la vigencia de las leyes de Aviación Civil y Aeropuertos. Desde el gobierno mexicano tuvieron que explicar que a pesar de la controversia constitucional interpuesta por diputados y senadores de la oposición al partido Morena, ambas leyes están vigentes. La pérdida y recuperación de la categoría 1 es singular en todos los aspectos.
Veremos qué efectos tiene la recategorización y el rebalanceo de las operaciones aéreas.
Lo evidente es que se trata de un nuevo capítulo que, como todo lo nuevo, implica oportunidades, pero también riesgos. El desfase entre la construcción de la infraestructura que permite llegar al AIFA y el reordenamiento de las operaciones, podría afectar a las aerolíneas, a los pasajeros y a la economía que genera la industria aérea. Al tiempo.