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Coahuila, al rojo vivo
Florecen las guerras intestinas en Morena por la candidatura a gobernador en Coahuila, delicados equilibrios y alevosía política se viven en uno de los últimos bastiones del PRI.
El eterno auto-aspirante a la gubernatura por el partido que se deje, Ricardo Mejía Berdeja, ex subsecretario de Seguridad Pública de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana abandonó a Morena para postularse por el Partido del Trabajo.
Independientemente de las razones de Mejía Berdeja cabe la pregunta: ¿la postulación es berrinche, luego de perder la nominación morenista y se alquiló para ser el esquirol de los priístas? o, ¿tiene realmente oportunidad de ganar?
Evidentemente sus antecedentes políticos lo delatan, Mejía Berdeja es un saltimbanqui de la política, ha sido miembro del PRI, PRD, Movimiento Ciudadano, Morena y ahora del PT.
Al hoy petista sólo le falta militar en el PVEM y el PAN para ostentar el récord más vergonzoso de la política mexicana que es pertenecer a todos los partidos con registro político.
Dada su trayectoria y dudosa lealtad ideológica, no dudamos que logre tan vergonzante propósito. Se aceptan apuestas.
La rústica estrategia del “Juanito” de Coahuila de presentarse como el heredero de Andrés Manuel, resulta contraproducente para el proyecto del presidente, puesto que los pocos votos que pueda recoger el chapulinesco Mejía, ayudarían el PRI a conservar el poder.
Por lo tanto, el autoproclamado heredero de la 4T es en realidad el sepulturero del proyecto de AMLO y alfil del gobierno priísta.
Por cierto, esta entidad y el Estado de México, desde siempre han estado gobernados por el PRI.
Veremos cómo le va al candidato Mejía Berdeja, quien estaba acostumbrado a tener una gran cantidad de recursos del gobierno morenista, porque el profe Anaya, mandamás en el PT, no se distingue por ser muy generoso.
Para el abanderado morenista Armando Guadiana, la salida de Mejía pone las cosas claras, le hace menos daño como rival que operando para el candidato del PRI desde el interior de Morena y sobre todo con la disposición de los recursos financieros del gobierno federal. Al final es mejor tener al traidor fuera de casa.
Querido lector, la trama política se enreda; la traición de Mejía es oxigeno puro para el desahuciado PRI, que sobrevive gracias a las ingratitudes y los votos prestados. Hasta la próxima.
@ErosalesA