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Opinión

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Conectividad universal significativa

La revolución digital es tan dinámica que ha surgido un nuevo concepto: “conectividad universal significativa”. La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) la define como “la posibilidad de que todos disfruten de una experiencia en línea segura, satisfactoria, enriquecedora, productiva y asequible”.

En la era digital la conectividad es un componente vital de nuestras vidas. Estamos cada vez más conectados. Personas, cosas e industrias están en línea todo el tiempo. 

Sin embargo, la mera conectividad no garantiza un impacto significativo en nosotros. La conexión es la base, pero no la meta. Aquí entra en acción la "conectividad universal significativa”, un factor para reducir la brecha digital y garantizar que todos tengan las mismas oportunidades de beneficiarse de Internet, independientemente de su ubicación o condición socioeconómica.

El concepto es una evolución natural de la creciente importancia de la conectividad en la vida digital de las personas. Su origen se encuentra en una serie de tendencias y desarrollos en el mundo de la tecnología y las comunicaciones. Su origen son los nuevos objetivos hacia 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hacia una “conectividad universal significativa” de abril de 2022.

Los objetivos son que en 2030 todas las personas de 15 años o más posean un teléfono y utilicen Internet; que todos los hogares, empresas y escuelas estén conectadas a Internet de alta velocidad, y que 100% de la población esté cubierta por redes móviles.

Hay que tener cuidado con algunos intentos de extraer la palabra “universal" del concepto. Así lo explica la UIT: “ni la conectividad universal de mala calidad ni la conectividad significativa para unos pocos producirán beneficios significativos para toda la sociedad”.

La conectividad universal significativa va más allá de la simple conexión de dispositivos y personas. Se refiere a la capacidad de la tecnología para mejorar la calidad de vida de las personas, fomentar la inclusión, promover el desarrollo económico y facilitar el acceso a oportunidades. 

Las empresas y los desarrolladores también han comenzado a centrarse no sólo en crear tecnología avanzada, sino en cómo hacerla relevante para satisfacer las necesidades y mejorar la vida de las personas. 

No se trata sólo de estar conectado, sino cómo esa conexión a la banda ancha e Internet mejora y transforma nuestras vidas de manera positiva. La conectividad universal significativa considera varios aspectos clave. 

En primer lugar, una infraestructura robusta que garantice una conectividad confiable y de alta calidad y velocidad en todas las áreas geográficas. Esto incluye la inversión y la expansión de la conectividad a áreas rurales y remotas, donde históricamente ha sido limitada o inexistente. Sin una infraestructura adecuada, personas y comunidades quedan excluidos de los beneficios de la revolución digital.

Por lo tanto, los gobiernos deberían trabajar con socios de la industria para ampliar la cobertura de banda ancha y mejorar las velocidades de Internet en todo el territorio.

Segundo, la conectividad universal significativa implica la accesibilidad y la inclusión digital. Todas las personas, sin importar su ubicación o condición social, deben tener la capacidad de aprovechar las oportunidades que ofrece la conectividad. Esto implica tener dispositivos baratos, alfabetización digital y eliminar barreras lingüísticas y culturales.

Tercero, la conectividad universal significativa se sustenta en la relevancia y el valor agregado que brindan las tecnologías digitales a las personas. Busca empoderar a individuos, comunidades y sociedad a través de la tecnología, proporcionándoles herramientas para mejorar sus vidas y resolver problemas concretos.

Nuevamente, no basta con tener acceso a Internet; es fundamental que la tecnología sea utilizada para abordar desafíos sociales y plantear alternativas para mejorar la educación, fortalecer la atención médica y promover el desarrollo sostenible. 

Para lograr una conectividad universal significativa, es necesario el compromiso y la colaboración entre gobiernos, empresas, academia, organizaciones sin fines de lucro y sociedad. 

Las autoridades y quienes conciben las políticas públicas deben tener una visión clara de cómo utilizar Internet para mejorar la vida de las personas y promover el desarrollo social y económico, especialmente para los grupos vulnerables que viven en pobreza, las personas adultas mayores y con discapacidad.

Los gobiernos deberían trabajar para garantizar que las políticas digitales estén alineadas con los principios de derechos fundamentales como la libertad de expresión, la privacidad, el derecho a la información y el acceso a la educación, salud y cultura.

Sólo mediante un enfoque integral y equitativo podremos aprovechar el potencial de la conectividad y asegurarnos de que nadie quede rezagado en la era digital.

La conectividad universal significativa es más que una simple conexión a Internet; es la clave para desbloquear el poder transformador de la tecnología, la digitalización y construir un futuro más inclusivo y próspero para todas y todos.

Twitter: @beltmondi

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Presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi). Analista de medios y telecomunicaciones y académico de la UNAM. Estudia los medios de comunicación, las nuevas tecnologías, las telecomunicaciones, la comunicación política y el periodismo. Es autor del libro El presidencialismo mediático. Medios y poder durante el gobierno de Vicente Fox.

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