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Desobediencia civil
La desobediencia civil es una reacción democrática y legítima de la gente ante leyes o actos del gobierno que atentan contra los derechos humanos, los principios morales y las libertades personales. La desobediencia civil sólo se justifica y es legítima en situaciones extremas cuando el gobierno para por encima de las leyes y se niega a rectificar o anular una decisión.
Este es el caso de los nuevos libros de texto que quiere imponer el gobierno de López Obrador, libros que manipulan la historia, quieren imponer una ideología ajena a la mayoría de la población y alejan a los niños y niñas de los conocimientos necesarios para su desarrollo y su integración a la vida moderna.
En un país plural y diverso como el nuestro, el gobierno no puede imponer una ideología o una religión en la educación, por eso la Constitución señala que la educación tiene que ser universal, inclusiva, pública, gratuita y laica.
Más allá de la cantidad de errores y mentiras que incluyen, de aplicarse los nuevos libros de texto en las escuelas publicas, la diferencia en conocimientos (aritmética, lenguaje, ciencias, etc) entre los niños y niñas de escasos recursos y los que van a escuelas privadas será aún más grande y la desigualdad económica aumentará.
En estos días ha quedado claro que el presidente López Obrador no piensa acatar la decisión de la Corte, de parar su distribución, y que el único instrumento que tenemos en nuestras manos para evitar el daño que van a causar los nuevos libros de texto, en la niñez, es llamar a la desobediencia civil para que los directores y los maestros de las escuelas públicas y privadas no los utilicen.
Las asociaciones de padres de familia, las iglesias y todas las organizaciones sociales y ciudadanas deben llamar a la desobediencia civil y evitar que sean utilizados en las escuelas. Igualmente todos los gobernadores deberían impedir su distribución y proteger a las escuelas y maestros que decidan no utilizarlos. La CNTE ya decidió que los maestros afiliados a esta Coordinadora no van a utilizarlos, el SNTE debería hacer lo mismo. Hay que dejar claro esta acción no es en contra de los libros de texto, sino en contra de los nuevos que quiere imponer el gobierno de López Obrador.
Puede sonar extremo llamar a la desobediencia civil, pero dada la negativa del presidente de acatar la resolución de la Corte es la única forma de pararlo a él y a los grupos extremos que lo tienen controlando. Estos grupos, ante el fracaso de la 4ta transformación, quieren dejar como herencia su ideología extrema y la educación de niños y niñas es el medio.
Hemos soportado muchas arbitrariedades del presidente y hemos reaccionado con críticas, protestas y marchas pacíficas contra su gobierno, manifestaciones que ha ignorado y se ha burlado de ellas, sólo la Corte ha logrado pararlo en otros casos, en esta situación, mas allá de que se violó la ley y los libros se elaboraron sin llevar a cabo las consultas obligatorias que esta marca, el rechazo a los libros de texto debe ser por el contenido más que por el procedimiento.
Por todo lo anterior, si el presidente López Obrador no echa para atrás los nuevos libros de texto acatando lo que le ha ordenado la Corte y decide seguir adelante con su uso en las escuelas, la única alternativa que tenemos para parar su implementación y la destrucción de la educación nacional es: la desobediencia civil.