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EU y China: error de calculo
Pasaron décadas para que los estadounidenses se diesen cuenta de que años de trasladar prácticamente todas sus capacidades de manufactura y desarrollo a China, no sólo no contuvo el avance del comunismo, sino que elementos elementales como la tecnología fueron literalmente sustraídos o robados para posteriormente venderlos a lo largo y ancho del planeta. No existe rincón en el que no haya algún producto de China, la mayor parte copia de los originales que van desde bolsas, tenis hasta equipos de cómputo o telefonía celular. Hoy día no son únicamente series de luces para árboles de navidad lo que inunda los mercados comerciales, existe una agresiva carrera por el dominio de la venta autos eléctricos. En efecto, una mala lectura por parte del establishment norteamericano que presuponía que llevando a China a la economía de mercado era la manera ideal para que el gigante asiático abandonará irremediablemente su tradición comunista e influencia global. Si bien por años gozaron de abundantes mercancías a precios bajísimos las consecuencias son claras y están a la vista. El colmo ha sido el acercamiento de China a Rusia en el conflicto con Ucrania a la par del reagrupamiento con India y Brasil.
Esperando que no sea tarde, EU busca relocalizar su capacidad productiva fuera de China que no es lo mismo que fuera de Asia —nearshoring—. No todas las empresas americanas se han puesto en el mismo track, pero una buena parte sin a la par del gobierno, quien en esta ocasión sí parece decido a atajar el paso a los chinos quienes, hasta el momento, han sido los mayormente beneficiados, amasando grandes cantidades de dinero, inundado de con sus mercancías todo el planeta. Lo anterior con una economía sui generis que, por un lado, tiene claros tintes de mercado mientras que, por otro lado, es absolutamente planificada por el Estado autocrático que decide quién genera la riqueza al tiempo que suprime completamente las libertades de sus ciudadanos violando sus derechos elementales como a la libre expresión e información. En esta lógica de nearshoring, EU ahora sí va a tratar de imponer fuerte limitantes a los países que pretendan atraer sus capacidades productivas. Que se violaran los derechos humanos, que el Estado intervinieraen todas las decisiones económicas y que fuera laxo en el cuidado del medio ambiente no impidieron que China creciera sustentada en la manufactura de EU y, dicho sea de paso, del resto de los países occidentales. En esta ocasión, el respeto a los derechos humanos, la producción con base en energías limpias, plenos derechos laborales, la plena inclusión de la mujer en todas las ramas de la producción y cero corrupción son los requisitos obligatorios para que los países sean susceptibles de recibir empresas de EU en sus demarcaciones; pronto sabremos qué naciones los cumplen, pues la cercanía geográfica no es lo relevante; hablamos de salir de China no del planeta.