El arte como espejo: experiencias transformadoras en Alas y Raíces

La premisa central en el que 'Todos Somos Uno' amalgama a los artistas de la muestra "Alas y Raíces", una exposición colectiva que fusiona pintura, escultura, fotografía y sanación en el sublime entorno de Studio Berlin, ubicado Tonalá 145 en la Colonia Roma, donde la exposición extenderá su vigencia todo el mes de diciembre.

Christiane de Anda, artista y ahora debutante como curadora con esta muestra, presenta una serie de fotografías que actúan como un espejo, reflejando la realidad moldeada por el subconsciente. Estas crean un espacio de silencio donde el observador se encuentra a sí mismo. En esta obra, se encuentra la voz de su propia consciencia, la cual constituye la única consciencia del conjunto.

La elección de las obras para esta exposición se fundamentó en los ideales e ideas de los artistas que convergen en ella, explorando las alquimias de su obra y buscando trascender el ego individual para formar meta-piezas o instalaciones colectivas, donde el arte se convierte en una expresión única y unificada. Esto da como resultado  un conjunto de meta-piezas en la conversación, donde cada obra, al relacionarse y contrastarse, adquiere un valor transformador y único.

La muestra se fundamenta en una minuciosa exploración conceptual de las raíces alimenticias que delinean nuestra identidad mexicana, destacando elementos como el aguacate, el maíz y el cacao en la obra magistral de VENA2. La reflexión sobre su origen y transformación desvela la conexión intrínseca entre nuestra alimentación y nuestra propia esencia, estableciendo así un paralelismo entre la profundidad de las raíces y la altura del árbol.

La escultura de Eduardo X. Pous Landa explora la intersección entre el arte y el observador, indagando en el instante en que la contemplación transforma la percepción de un fenómeno u objeto dando el contexto de que  el entrelazamiento cuántico conecta cada molécula presente en el Universo.

Mariagna Prats da vida a los paisajes de su subconsciente, capturando la belleza y la esperanza que residen en la autenticidad y la búsqueda personal de sanación.

Ramon Pous, a través de sus formas hiperorgánicas, capta la belleza intrínseca y la perfección, potenciando las formas y editando la naturaleza con una curación visual única. La armonía de la organicidad exacerbada se manifiesta en la interacción con las formas que la naturaleza ofrece, filtradas por la percepción humana.

Eva Shum y Loto, a pesar de su corta edad (12 y 10 años respectivamente), exploran un universo tanto interno como externo desde temprana edad, evidenciando que el arte se manifiesta en la interacción entre el objeto y el observador.

En última instancia, la curadora visualiza el arte como un acto mágico que despliega su encanto entre el objeto artístico y el observador, logrando así una transformación completa de nuestra percepción y una apertura a nuevas formas de contemplar el mundo. Esta concepción resalta la capacidad del arte para ser un catalizador de experiencias trascendentales, invitándonos a adentrarnos en un universo donde la magia de la creatividad y la conexión entre obra y espectador se entrelazan de manera única y significativa.