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El fenómeno fintech
En la historia de la humanidad, quizá no haya habido treinta años con cambios más radicales que aquellos vistos desde la década de los noventa hasta la fecha. En los noventa, el mundo analógico dio el último respiro y sucumbió ante el dominio del ámbito digital. Este último, tiene muy poco que ver con el entorno en el que crecimos los integrantes de la generación millennial.
A manera de ejemplo, en los noventa, para escuchar tu canción favorita tenías que dar con ella en la radio o tenerla en un disco o cassette. Con las películas ocurría algo similar: había que ir a Videocentro (o, en su defecto, Blockbuster) para rentar el filme y verlo en casa.
¿Qué pensaría alguien de aquella década si entrara en estado de coma y despertara en el 2022? Imaginemos, por un instante, el asombro que le provocaría interactuar con Alexa, a la que basta decirle el nombre de una canción para que la reproduzca. O imaginemos qué pensaría al observar el catálogo de Netflix, HBO Max, o cualquiera de las plataformas que nos permiten ver miles de películas y series de televisión con solo apretar un botón.
Sin embargo, este drástico cambio de paradigma no ha sido parejo. Muchos sectores han mostrado fuertes resistencias a la transformación. Un caso emblemáticoha sido el financiero, especialmente en América Latina. Ser cliente en la mayoría de los bancos en Latinoamérica es como retroceder en el tiempo. Los consumidores son atendidos principalmente por un sistema bancario oligopólico, caracterizado por altas tasas de interés, y criterios de exclusión social que tienden a marginar a una gran parte de la población, incluidas las pequeñas y medianas empresas así cómo los consumidores de bajo ingreso.
Una de las inevitables consecuencias que la globalización provocó es vivir en un mundo altamente interconectado, competitivo y cuyo avance es tan vertiginoso que es imposible vivir sin un pie en el acelerador. Por esta razón, es tan importante bancarizar a la población sin acceso a productos financieros. Sin ellos, es virtualmente imposible acceder a multitud de beneficios que son consecuencia de la mencionada disrupción tecnológica que abarca a todos los sectores.
David Vélez, un colombiano egresado de Stanford, caminaba por las sinuosas calles de São Paulo en Brasil. Se encontraba en esa ciudad en representación de un prestigioso fondo de inversión. Entró a un banco en la lujosa calle de Faria Lima en el distrito financiero de la ciudad, y quedó atrapado en la puerta giratoria de la entrada. Mientras tanto, una alarma sonaba a todo volumen y dos policías armados le pedían que levantara las manos: su pecado había sido tener una mochila colgada al hombro. Después de mostrar el inocuo contenido a los guardias de seguridad, pudo ingresar a la sucursal (¡Para colmo, sin mochila!). Basta con mencionar que pudo abrir una cuenta después de, ¡seis meses! Todo, tras una serie de trámites que fueron un verdadero dolor de cabeza. Y ese es sólo un botón de muestra de las barreras de entrada al sector financiero a las que se enfrentan millones de personas mucho menos sofisticadas que Vélez.
Al vivir en carne propia esta mala experiencia, Vélez fundó Nubank Holdings junto con otros dos socios (Nu, en México). Esta fintech brasileña, opera en un entorno totalmente digital, reduciendo costos y aprobando eficientemente créditos en minutos. Nu ha explotado las fallas en el mercado Latam, para ofrecer productos sin las altas tasas de interés y las onerosas comisiones que dejan a millones de clientes insatisfechos o de plano, sin servicios financieros.
En el año 2019, extendió sus operaciones a México y Colombia. Recientemente, decidí solicitar la tarjeta de crédito en la página de internet para probar el producto. Después de unos minutos tenía aprobada mi solicitud, y una tarjeta electrónica que podía usar. La tarjeta física llegó 24 hrs. después a la puerta de mi casa, ¡Una maravilla!
Pero la startup de Vélez y sus socios no es, ni por asomo, la única fintech brindando soluciones a los retos que presenta lograr mayores avances en la inclusión financiera.
El ramo asegurador es otro de los sectores que obliga a sus clientes a sortear un conjunto de molestos y sucesivos enredos burocráticos. Según los últimos datos, en México sólo 21% de la población de 18 a 70 años de edad cuenta con algún tipo de seguro. Para obtener una póliza, a menudo se necesita llenar una larguísima solicitud que requiere de mucha documentación y una larga lista de trámites. Llegar al punto en el que una aseguradora le dará el visto bueno o el rechazo al ofrecerle cobertura puede requerir días, a veces semanas.
Lo descrito anteriormente, no es un atraso exclusivo de países en desarrollo. Lemonade, es una fintech con sede en Nueva York. Tiene aproximadamente 1.5 millón de clientes y el 70% de ellos son menores de 35 años, su misión declarada es “transformar los seguros de un mal necesario, a un beneficio social”.
La ventaja competitiva de Lemonade queda clara desde la primera interacción de un cliente con la empresa. Proporcione su información a la compañía vía chat, y en sólo dos minutos, estará cubierto. El costo también es mucho menor que la competencia, aunque nunca haya estado asegurado. ¿Cómo lo anterior es rentable para la empresa? El 75% de los ingresos son destinados automáticamente para adquirir reaseguros para cubrirse y paralelamente fomentar el acceso a seguros a un sector de la población que históricamente había permanecido sin cobertura, y en ese sentido, pueden citarse muchos otros ejemplos.
En este orden, es la impresión de quién escribe, que en la década que viene veremos cambios aún más emocionantes y necesarios en el sector financiero. Cambios tan radicales que, si pudiéramos trasladarlos a 2035, probablemente nos sentiríamos tan ajenos a ese mundo como un viajero de los noventa se sentiría al trasladarse a este año.
Adicionalmente, las fintech se entrelazan con otros sectores que están experimentando un crecimiento exponencial. Las tecnologías blockchain, el e-commerce y la expansión en el uso de internet satelital a velocidades 5G están en el corazón del crecimiento de la inclusión de sectores no bancarizados.
El fenómeno fintech está desencadenando un cambio irreversible en el sistema financiero. Con el tiempo, las economías del mundo se alejarán del efectivo reduciendo la informalidad y fomentando la inclusión financiera. En esa forma, coadyuvarán a las políticas públicas diseñadas por los gobiernos que no han resuelto el problema por sí mismas. Las tarjetas de crédito físicas dejarán de existir. Migraremos a un sistema completamente digital utilizando los dispositivos móviles, donde haremos todo tipo de operaciones en un sistema completamente integrado.
En palabras del CEO de JP Morgan, quien fue citado recientemente en una llamada con accionistas de ese banco: “La banca tradicional debería estar apanicada de la innovación fintech”.
¡Y, cómo no! Si el fenómeno fintech no está a años de distancia: ¡ya está aquí!