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Opinión

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El gran bear market de China

En los últimos meses hemos dedicado un par de ediciones de Sin Fronteras a analizar la falta de dinamismo en la economía China y los crecientes niveles de endeudamiento del sector privado (en especial el sector inmobiliario) durante los últimos 15 años.

La economía China enfrenta importantes retos estructurales y un conflicto cada vez más evidente entre el poder político y el económico. Estos desafíos se han traducido en un pobrísimo desempeño de los principales mercados accionarios en China.

El principal índice accionario de China, el Shanghai Composite, ha perdido una quinta parte de su valor en los últimos 36 meses, mientras que el índice Hang Seng de Hong Kong, que está compuesto en su gran mayoría por empresas chinas, ha perdido casi la mitad de su valor en el mismo periodo.

Para dar un mayor contexto del tétrico desempeño de los mercados accionarios chinos, basta mencionar que, en esos mismos 36 meses, el S&P 500 ha tenido un alza de 32 por ciento.

Aun si comparamos a China contra otros mercados emergentes, el desempeño es muy inferior. El índice MSCI Emerging Markets ex China, presenta una disminución de solamente 7% en el mismo periodo. En este contexto, se han intensificado los rumores sobre un posible paquete gubernamental de apoyo de grandes dimensiones para el mercado accionario.

De acuerdo con lo publicado en varios medios, el gobierno de China podría inyectar hasta 280,000 millones de dólares en los mercados accionarios a través diversos fondos y bancos estatales.

El monto representaría aproximadamente 3% del valor total de capitalización del mercado accionario en China y Hong Kong, y palidece ante la disminución de más de 6 billones (millones de millones) de dólares en el valor de capitalización en los últimos 36 meses en dichos mercados. Sin embargo, algunos observadores creen que esta podría ser la primera de una serie de medidas para ponerle piso al bear market chino.

Esta no sería la primera vez que el gobierno chino interviene con un plan de apoyo para el mercado accionario.

En el 2015, el banco central de China (el Banco Popular de China) inyectó 20,000 millones de dólares para atajar una pérdida acumulada de más de 3 billones (millones de millones) de dólares. Vale la pena mencionar que esa caída se dio después de un periodo de auge en el cual el mercado accionario chino acumulaba un incremento de 135% en un periodo de cinco años.

En aquella ocasión, la inyección no detuvo la caída del mercado de manera inmediata, pero a mediados del 2016, el mercado comenzó una gradual recuperación que duró hasta principios del 2018 cuando comenzó la guerra comercial con Estados Unidos.

Aunque es probable que el gobierno de China avance en la implementación de un nuevo paquete de apoyo al mercado accionario mediante la inyección de recursos, medidas de este tipo no resuelven el problema de fondo que ha ahuyentado a los inversionistas extranjeros y que ha generado desconfianza en el sector privado local.

El problema de China se ha vuelto uno estructural, en donde el crecimiento económico se ha desacelerado notablemente ante los crecientes niveles de endeudamiento del sector privado, una dinámica demográfica desfavorable, y la implementación de una serie de decisiones de política económica que han subordinado el poder económico al poder político.

La visión del presidente Xi de convertir a China en una superpotencia económica, financiera y tecnológica podría estar contrapuesta a la de una intervención del Estado cada vez mayor en sectores que se consideran estratégicos como el de la tecnología. 

joaquinld@eleconomista.mx

Joaquín López-Dóriga Ostolaza es Socio Director de EP Capital, S.C., una consultoría especializada en fusiones y adquisiciones fundada en 2009.

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