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Opinión

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El peso mexicano, resiliente y buen negocio

Está claro que la Reserva Federal de Estados Unidos tiene hoy como prioridad básica hacer lo que sea necesario para que la inflación de su país regrese al nivel tolerado de 2% de su índice general de precios.

Un solo dato de los precios por debajo de las estimaciones del mercado, como aquel 8.5% anualizado de julio pasado, no es suficiente para que los banqueros centrales se relajen y, por el contrario, anticipan medidas dolorosas, porque siempre el dinero caro será mala idea para el mantenimiento de los negocios rentables en la economía de carne y hueso.

Los mercados esperaron hasta el último minuto para reaccionar a las palabras del presidente de la Fed, Jerome Powell, no tanto porque realmente creyeran que se encontrarían con un banquero central convencido de que la burbuja inflacionaria ya se acabó y que todo puede ir regresando a la normalidad de una tasa de interés interbancaria baja y estable.

El viernes vimos cómo los mercados caían de forma drástica, hasta dramática, a la par de las palabras de Powell en aquel esperado discurso de Jackson Hole, Wyoming. Pero fue por ese juego de los mercados financieros de aguantar y correr al refugio hasta el último minuto.

Ya había suficientes señales previas del humor de los integrantes del Comité de Mercado Abierto de la Fed respecto al camino a seguir. Pero, sin duda, la clave de esa ruta estricta la dio el propio Powell cuando habló de cuidar esas expectativas de largo plazo de la inflación de Estados Unidos que todavía se mantienen ancladas en torno a la meta del 2 por ciento.

El ambiente especulativo se apoderó de los índices bursátiles que profundizaron sus pérdidas durante el resto de la sesión del viernes. Al tiempo que los refugios, en los bonos del Tesoro estadounidenses se saturaban de compradores.

Y en medio de ese pánico financiero vimos al peso mexicano resistir en sus niveles por debajo de los 20 pesos por dólar. Claro, siempre el ambiente de pánico contagia a muchos que venden sus posiciones. Pero la realidad es que la moneda mexicana más que resiliente es, por ahora, un buen negocio.

Cuando en los mercados financieros logran filtrar todo ese ruido político estridente de la actual administración, cuando la realidad de la violencia y la inseguridad es un asunto solo para los locales y no para los que operan a distancia desde una computadora en Manhattan, lo que se encuentran es con un país con grado de inversión y con una alta tasa de interés en esos instrumentos gubernamentales que tienen buena calificación crediticia.

Desde esa perspectiva externa el dato inflacionario mexicano se lee diferente. Esa inflación creciente, en especial la subyacente, garantiza que el Banco de México no está en posición de relajarse y, por lo tanto, pueden esperar que los rendimientos que se obtengan en pesos mexicanos serán más altos durante algunos meses más.

Es, pues, el peso mexicano una inversión de riesgo, pero de un riesgo aceptable en estos momentos en que hay la garantía de que las tasas de interés continuarán con su proceso de incremento.

Riesgo aceptable

Rendimientos

Banxico no está en posición de relajarse y, por lo tanto, pueden esperar que los rendimientos que se obtengan en pesos mexicanos serán más altos durante algunos meses más.

Tasas, al alza

El peso mexicano una inversión de riesgo, pero de un riesgo aceptable en estos momentos en que hay la garantía de que las tasas de interés continuarán con su proceso de incremento.

Grado de inversión

México es un país con grado de inversión y con una alta tasa de interés en los instrumentos gubernamentales que tienen buena calificación crediticia.

ecampos@eleconomista.mx

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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