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Opinión

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El salario mínimo sin fuerza

Una de las razones que explican la falta de desarrollo en nuestro país, es el rezago que existe entre los salarios y los precios de los bienes y servicios. El dilema estriba en que ambos se mantengan en equilibrio evitando que uno u otro fluctúen demás. Cuando los precios se mantienen sistemáticamente altos, los salarios comienzan a perder su capacidad para adquirir no sólo servicios de educación, salud o esparcimiento, sino bienes básicos para vivir como el alimento y la vivienda. En nuestro país el retraso del salario con relación al proceso de formación de precios tiene muchos años. En la carrera entre salarios y precios siempre perderá el primero. Tanto los organismos empresariales como las grandes corporaciones de trabajadores fueron creados desde el gobierno con el objeto de tener mejor control político más que para defender los intereses reales ya sea de las empresas o trabajadores; este arreglo cupular permitió mantener por años los salarios bajo control. Este extraño y único arreglo en su tipo, escasas veces buscó el beneficio en el fortalecimientos de los salarios de los trabajadores más bien buscaba con escasos resultados, controlar los procesos inflacionarios originados mayormente por los excesivos gastos de gobierno e impresión desmedida de dinero en ocasiones en contubernio con los empresarios cupulares.

Posteriormente en 1995 vino la autonomía del Banco de México con lo que el control de la inflación ya no era por acuerdo entre el gobierno y las cúpulas laborales y empresariales, sino mediante el manejo independiente de la política monetaria a través del banco central. Así, los gobiernos han mantenido la disposición y uso de los impuestos de las personas, pero no la emisión de dinero, lo que naturalmente pone un freno a la insaciable sed de gasto que suelen tener. Nuevamente de manera cupular, en este sexenio se hizo un notable esfuerzo por incrementar el salario mínimo y conjurar el mito de que aumentos excesivos de los ingresos de los trabajadores atentarían contra ellos mismos por el alza de precios. Los aumentos han sido impresionantes al nivel que se presentan como uno de los principales logros económicos del sexenio de AMLO. No obstante, estos incrementos fueron opacados por los aumentos en los precios causados por el excesivo gasto de gobierno, la enorme cantidad de remesas del extranjero e incluso el crimen organizado, factores que inciden directamente en la logística y consumo de bienes y servicios. Todo está completamente ligado, lo que nos lleva a afirmar que no se puede tener una política laboral que favorezca el salario de la clase trabajadora si persisten los graves problemas de inseguridad o expulsión de mexicanos hacia el exterior para lograr conseguir el empleo que aquí no encuentran. Para darnos una más clara idea de qué falta por hacer; en el 2017 un café Starbucks costaba 40.77 pesos, en este 2024 su costo es de 84.07 pesos lo que significa 121% más caro, muy por arriba de Turquía o Sudáfrica.

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Doctor en Desarrollo Económico, Doctor en Derecho y Doctor en Historia del Pensamiento Filosófico Especialidades en desarrollo económico en Oxford University y en Economía Internacional en Georgetown University. Profesor en la Universidad Panamericana y la Ibero. Ha colaborado en la Presidencia de la República, el Banco de México, la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, fue Ministro de Asuntos Economicos de la Embajada de Mexico en EEUU (Washington). Autor de libros en Regulación Financiera, Historia Económica, Política Fiscal, Políticas Públicas y Ética.

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