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Opinión

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El talón de Aquiles del sistema eléctrico, según el Cenace

Crecer al 0.6% anual, como la red de transmisión eléctrica de México, es insuficiente para prácticamente cualquier red de infraestructura de cualquier país. Pero es peor cuando se trata del punto de interconexión entre dos polos que crecen particularmente rápido.

En lo que va del sexenio, la capacidad de generación eléctrica ha crecido 23.2 por ciento. El consumo eléctrico, a pesar del impacto del Covid-19, lleva 14 por ciento. Esto implica que la generación creció 9.4 veces más rápido que la transmisión. ¿El consumo? 5.5 veces más rápido.

A partir de aquí queda bastante claro que “el desarrollo de la transmisión eléctrica ha sido el talón de Aquiles”. Eso es lo que declaró el director del Cenace la semana pasada en un foro. Tiene toda la razón. La más reciente edición de su documento de planeación, el PAMRNT, reconoce que “la falta de infraestructura de la RNT es la que produce el mayor porcentaje de estados operativos de alerta”. Pero de todos modos hay docenas de obras de transmisión que, a pesar de haberse instruido hace años, se han aplazado recurrentemente.

El déficit de transmisión está muy lejos de arreglarse aún si se asume, como adelantó Forbes hace unos días, que “por fin se harán nuevas líneas de transmisión”. Las seis líneas delineadas en el reportaje de Patricia Tapia representan 777 kilómetros totales. Esto es 0.7% de la red nacional de transmisión. Específicamente de 400 kV, para que el cálculo sea más generoso, implica apenas un 3.2 por ciento. En términos de proyectos totales que Sener ya le instruyó realizar a la CFE, sólo hay 4,324.7 kilómetros adicionales de aquí al 2031 —3.6 por ciento del total actual.

Hay que tomar en cuenta las advertencias del propio director del Cenace, Ricardo Octavio Mota Palomino: “El problema es que la infraestructura no se construye en un mes, ni seis meses, ni en un año”. Además, “nadie quiere pagar la transmisión; la mayoría se enfocan en la generación de energía, no en la transmisión y distribución”. Aquí si hay un detalle: le faltó explicar que casi nadie puede invertir en transmisión y distribución porque son monopolios constitucionales de la CFE. Así que lo que quizás quiso decir y por alguna razón no pudo es que la CFE no quiere invertir en estos rubros a pesar de que son sus negocios más rentables. Lo lógico sería empezar a exigirle, o abogar por quitarle su monopolio.

En cambio, “se prevé que, para los (nuevos) proyectos (de generación), se requerirá a los solicitantes, además de las Obras de Interconexión, de Obras de Refuerzo en la RNT, compensación, transformación y Sistemas de Almacenamiento, entre otras…”. Esto es lo que concluye el Cenace en su más reciente PAMRNT. Es su forma de decir que ya está trabajando para buscar formas en que los privados paguen por el desarrollo de tramos de la red que, por ser su monopolio, le corresponde a la CFE. Aún si lo lograran, esta lógica va a resultar en meras soluciones individuales para cada proyecto, sin privilegiar la flexibilidad que el sistema necesita para crecer.

Por eso están garantizando que, además de talón de Aquiles, la red de transmisión va a cerrar el sexenio siendo un auténtico lastre. Ojalá los equipos de precampaña de todos los precandidatos ya se hayan dado cuenta del tamaño del reto. No es sólo que sin transmisión (eléctrica) no hay transición (energética). Es que, en plena era del nearshoring, va a ser imposible tener un buen proyecto de nación sin proponer reformar el modelo de transmisión.

@pzarater

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