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Opinión

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En tan solo una mañanera…

Es un hecho que el Sistema Eléctrico Nacional está en riesgo y que los apagones de los últimos días pueden ser solo un aviso de las consecuencias negativas de no invertir y no dar mantenimiento suficiente a toda la cadena de generación, transmisión y distribución de la energía eléctrica de la Comisión Federal de Electricidad.

El hecho de que durante los últimos días ya no haya notificaciones oficiales sobre la interrupción del servicio eléctrico, no significa que hayan terminado los apagones. En redes sociales se reporta la falta de suministro desde Monterrey hasta Mérida.

Entonces, cuando este tema tan importante llega a la Comisión Permanente del Congreso y desde esa tribuna un senador del oficialismo adelanta que al día siguiente en Palacio Nacional el presidente Andrés Manuel López Obrador anunciará el Plan de Rescate de la Comisión Federal de Electricidad, no queda más remedio que atender la mañanera.

No es para menos ese adelanto cuando ya vimos que el plan de rescate de Petróleos Mexicanos incluye hacer que la petrolera gaste igual o peor que antes y que se destinen cantidades obscenas de recursos públicos para mantenerla a flote.

Así que, cuando se habla del rescate de CFE, había que ver en directo si no se trataba de la puntilla a las finanzas públicas para que la empresa que dirige Manuel Bartlett siguiera haciendo mal las cosas.

No, en la conferencia matutina solo hubo un recuento de las mentiras habituales del régimen: “Nos entregaron una CFE a punto de desaparecer”, “no solo no falta la energía eléctrica, sino que hemos cumplido con el compromiso de no aumentar el precio de la luz”.

Vamos, el mundo paralelo de los otros datos, pero nada más, ningún rescate. No por ahora, eso ya será trabajo de los siguientes gobiernos.

Pero, lo que sí llamó la atención de los que no atienden de manera cotidiana ese ejercicio de propaganda matutina fue la cantidad de violaciones electorales que puede cometer el Presidente de la República en un solo día.

Más de una vez López Obrador dijo en su conferencia de ayer que se tiene que consolidar la transformación, que va a ser muy difícil un retroceso, que el pueblo de México ha tomado conciencia, que los electores van a seguir impulsando la transformación y que no van a optar por el conservadurismo.

Tomó el papel de un jefe de campaña y sin ningún miramiento llamó a votar por su facción política y denostó a los opositores electorales.

Volvió a atacar al Poder Judicial, a insultar y calumniar a periodistas y a dirigentes empresariales.

Bueno, llegó a decir que va a dejar la bandera nacional para la manifestación de la marea rosa de este domingo, pero que va a dejar las barreras metálicas que mandó instalar, “para que no quemen Palacio”.

Tan solo en la conferencia de ayer hay el suficiente número de delitos electorales como para poder impugnar la elección que viene.

En ese estrado no había un Presidente, había un dirigente partidista. Y eso sucede todos los días.

Después de escuchar hablar así a quien detenta la investidura presidencial, más vale estar prevenidos, con velas en la casa, por los apagones, y con posiciones financieras defensivas, por el periodo postelectoral.

ecampos@eleconomista.mx

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Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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