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Escenario macro 2025
Supongamos (supuestos heroicos) que el presidente López decide acatar la Constitución y deja de intervenir en el proceso electoral y que el gobierno acepta que haya total equidad en el proceso y se abstiene de tratar de instrumentar una elección de Estado, por ejemplo, dejar de amenazar con quitar las transferencias gubernamentales si el recipiente no vota por Morena o desviar recursos públicos a la campaña de Sheinbaum.
Supongamos, en consecuencia, que este proceso continúa sin mayores sobresaltos (por ejemplo, la delincuencia organizada ya no asesina a más candidatos) y las elecciones se llevan a cabo apegadas íntegramente al marco legal, de forma tal que el resultado que anuncie el INE no da lugar a impugnaciones; nadie alega que hubo fraude ni que le robaron la elección. Supongamos finalmente que independientemente de quién sea la ganadora, el presidente López se viste de demócrata, acepta sin chistar el resultado y se abstiene de “soltar a los tigres”, azuzar a la población y dar el tan anunciado “golpe de Estado técnico”.
En este escenario de terciopelo, no habría mayores eventos en el ámbito económico, particularmente en lo que se refiere al tipo de cambio. Aunque es de esperarse que a medida que se acerca la fecha de las elecciones esta variable experimente un aumento en su cotización frente al dólar así como una mayor volatilidad, si el proceso electoral transcurre sin sobresaltos no se presentarían cambios bruscos y menos aún significativos.
Lo anteriormente descrito es lo que la Secretaría de Hacienda implícitamente está suponiendo al presentar el documento de Precriterios de Política Económica para el próximo año así como lo que espera sea el cierre de este. Algunos comentarios, primero respecto de 2024.
De acuerdo al documento presentado, Hacienda estima que este año el crecimiento del PIB se situará entre 2.5 y 3.5%, en línea con los pronósticos de diferentes analistas. Por otra parte pronostica que la inflación cerrará en 3.8% y que el tipo de cambio lo hará en 17.80 pesos por dólar; hasta aquí nada extraordinario. Lo destacable es lo relativo a las finanzas públicas.
En el presupuesto aprobado para este año se contemplaba que los requerimientos financieros del sector público (RFSP) serían equivalentes al 4.9% del PIB; en el documento de Pre - Criterios lo elevan a 5.4% como resultado, principalmente de un mayor gasto presupuestal pagado (pasa de 26.2 a 26.9% del PIB) derivado, al parecer, de la necesidad de hacer mayores transferencias a Pemex así como un mayor gasto en los proyectos de Dos Bocas y el Tren Maya cuyo sobrecosto, así como la resultante destrucción de riqueza nacional, siguen aumentando. De darse este flujo de RFSP, el saldo del mismo como porcentaje del PIB llegaría a 50.2%, superior a 48.8% aprobado por el Congreso, lo que pone en peligro la calificación de grado de inversión de la deuda soberana.
Los mayores RFSP del año pasado y este reflejan, finalmente, que la supuesta austeridad gubernamental no sólo se acabó, sino que fue siempre una ilusión producto de que el presidente López decidió saquear lo que había en los fideicomisos, cancelar diferentes programas y dejar en los huesos e inoperante a la Administración Pública Federal para destinar todos esos recursos a sus caprichos y a los programas sociales de compra de votos. Ya no hay nada en los fideicomisos y ya no hay programas que cancelar por lo que el gobierno necesita recurrir a una mayor deuda para seguir financiando el gasto.
Vayamos ahora a 2025. Para el próximo año Hacienda estima un crecimiento del PIB de entre 2 y 3%, es decir una desaceleración respecto de lo pronosticado para este año a pesar de que pronostica un mayor crecimiento del sector industrial estadounidense al cual están ligadas la mayor parte de las exportaciones mexicanas. Además, no espera que haya un efecto positivo del “nearshoring” es decir, implícitamente no están esperando una mayor inversión extranjera directa el próximo año.
Llama la atención en el documento que presentó Hacienda se estime que la producción de petróleo sea de 1,863 miles de barriles diarios (mbd), ligeramente por arriba de los 1,852 mbd estimados para este año, ambos demasiado optimistas. Por otra parte, apunta que las exportaciones de petróleo serían de 958 mbd, ligeramente por debajo de los 967 mbd de este año. Estas cifras implican que no habrá una significativamente mayor refinación interna de petróleo; implica que Dos Bocas seguirá sin operar. ¡Qué manera de destruir riqueza nacional!
Finalmente el documento plantea que durante el próximo año el gobierno hará una ajuste draconiano en el gasto público, al señalar que el gasto programable caería de 19.5 a 16.7% del PIB lo que a su vez resultaría en que los RFSP pasarían de 5.9% del PIB este año a 3% el próximo. Este ajuste supone que durante este año se terminan las grandes obras de inversión pública (lo cual está en duda) y, peor aún, que el gobierno estaría prácticamente paralizado el próximo año, el primero del nuevo gobierno.
Lo que plantea Hacienda es prácticamente imposible dado qué hay renglones de gasto ineludibles como pensiones y servicio de la deuda y la imperiosa necesidad de incrementar el gasto en salud y educación. La realidad es que el próximo gobierno, no importa quien gane, tendrá en el 2025 en sus manos una bomba fiscal con la mecha muy corta y encendida producto de la irresponsabilidad fiscal del actual gobierno derivada de haber tirado un billón de pesos en tres obras con rentabilidad social negativa (Dos Bocas, Tren Maya y AIFA), otro billón y medio en el fallido intento de rescatar a Pemex y de la excesiva benevolencia en pensiones no contributivas para adultos mayores.
X: @econoclasta