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FAM, ¿punto de inflexión?
Xóchitl Gálvez quiere otros datos. A ocho meses de la elección presidencial, la abanderada del Frente Amplio por México no cree en las encuestas publicadas —la más reciente, de Buendía & Laredo para El Universal la ubica 20 puntos debajo de Claudia Sheinbaum— pero tampoco se fía de los datos internos. Si lo hiciera, podría correr la misma suerte que Santiago Creel.
A seis semanas de su ungimiento como responsable del Frente Amplio por México, la senadora hidalguense ha vigorizado sus cabildeos con las dirigencias de los partidos políticos, a costa de un distanciamiento con las organizaciones ciudadanas que se entusiasmaron con su postulación.
La irrupción de Xóchitl en el escenario sucesorio parecía corresponder con el intenso y deseo de cambio que agita a un sector del electorado, cansado de las instituciones, del gobierno, de los partidos, de la justicia, de las “buenas costumbres”, de la izquierda, de la derecha. Un electorado que anhela un cambio y está dispuesto a respaldar a candidatos distintos a “los políticos de siempre”.
De valiente, a errabunda. De lenguaraz a obscena. De concitar la esperanza, ¿a cruzazulearla? Xóchitl está en la disyuntiva de romper amarras con la partidocracia, mantener la actitud pendenciera que la llevó a confrontar al Ejecutivo federal o asumirse —por fin— como la retadora de la contienda presidencial, con todo lo que implica.
Ese ungimiento, por cierto, fue producto del desistimiento forzado de Beatriz Paredes. El comité ciudadano que acompañó el proceso de selección había contratado los servicios de las firmas Datología-Reforma y Wise Interactions para identificar al mejor posicionado, decidir entre los cuatro finalistas.
Con un “avance” de la encuesta en vivienda, el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, indujo la declinación de la exgobernadora de Tlaxcala y evitó la última etapa del proceso: una votación en la que habrían participado dos millones de ciudadanos. La medición (1,500 entrevistas, con 55% de rechazo) fue suficiente para que Alito decretara una “ventaja amplia y consolidada para Xóchitl” por lo que el CEN tricolor, en aras de preservar la unidad en el Frente, se pronunciaba por una candidatura de unidad.
La cúpula frentista reforzó decisión con una encuesta telefónica que daba una ventaja de 19 puntos (59-40) a la senadora hidalguense entre los respondientes que se identificaron como partidarios de la coalición PRI-PAN-PRD; dos terceras partes de los encuestados informó vivir en una localidad urbana.
A trompicones, avanza en la construcción del equipo de la campaña frentista. La insistencia de los líderes partidistas para controlar su agenda y su narrativa fue un intento fallido, tras del autosabotaje de la senadora hidalguense.
El bloque de voceros —que incluía a las senadoras Kenia López Rabadán y Lily Téllez (PAN), a los coordinadores Rubén Moreira (PRI) y Luis Espinosa Cházaro (PRD) y a otros dos representantes de la sociedad civil— quedó dinamitado por una filtración que tras del veto a Eufrosina Cruz dejó fuera del grupo a Javier Lozano. De paso, el liderazgo incipiente de Santiago Creel Miranda quedó afectado.
La futura candidata no quiere que la callen y apuesta a la fuerza de las redes sociales para replicar su mensaje en esta etapa. De acuerdo a sus cálculos, para el inicio de la precampaña —dentro de cuatro semanas—ya estará instalado su war room.
Mientras, mucho “trabajo de gabinete” acompañado por estudios cualitativos y cuantitativos que soportarán la estrategia, tanto en la coyuntura como en el mediano plazo. Los pollsters —Guido Lara y Lorena Becerra— enfocarán las pautas del trabajo comunicacional, a cargo de Carlos Mandujano y Pico Covarrubias… por ahora.
El momentum de la gestación del FAM tal vez se ha disipado. Más con el ánimo de definir una ruta que de replantear la estrategia, las organizaciones que participan en Unid@s sostendrán un diálogo con Xóchitl Gálvez este fin de semana.