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Fracasó el Ejército
Después de 16 años en que Felipe Calderón declaró la guerra a la delincuencia organizada y dio manga ancha al Ejército para combatirla, ya deberíamos haber aprendido que el Ejército no puede solo con la seguridad nacional y mucho menos con la seguridad pública.
La estrategia para combatir a los grupos de la delincuencia organizada no ha cambiado, ha sido la misma con Calderón, Peña Nieto y López Obrador y los resultados han sido también los mismos, la incapacidad de las Fuerzas Armadas para reducir la violencia en el país e impedir que la delincuencia organizada se fortalezca.
Más allá de la frase “Abrazos, no balazos”, el presidente López Obrador, como ningún otro mandatario, le ha apostado todo al Ejército y la Marina para combatir la delincuencia organizada y dándoles facultades para intervenir adicionalmente en la seguridad pública. Canalizó recursos económicos y humanos sin precedente para crear una Guardia Nacional integrada actualmente por más de 130,000 elementos que tiene cobertura permanente en todo el territorio nacional. Para crear la Guardia Nacional en solo dos años, tuvo que apoyarse en las Fuerzas Armadas, por lo que la mayoría de sus elementos son del Ejército y la Marina.
Más allá de la discusión de si la Guardia Nacional debe ser militar o civil, la realidad es que sus resultados no son los esperados y después de una reducción de 20% en los homicidios dolosos en 2023 con relación a 2019, en los últimos meses esa reducción se ha congelado y no ha habido mejoría. Independientemente de las posiciones políticas en medio de las campañas electorales, lo que es real es que la Guardia Nacional ya dio todo lo que puede dar y los resultados son insuficientes para el tamaño de la violencia que está enfrentando la gente.
La delincuencia organizada ha diversificado sus actividades y ha ido mucho más allá del tráfico de drogas, con secuestros, fraudes financieros y en los últimos años con un crecimiento del cobro de uso de piso o cuotas a la producción agropecuaria y de las pequeñas empresas, para lo cual ni el Ejército ni la Guardia Nacional están preparadas para combatir.
El Ejército y la Guardia Nacional ya fracasaron y lo que es preocupante es que tanto Claudia como Xóchitl le siguen apostando a la Guardia Nacional como estrategia principal para pacificar el país. Claudia ofrece continuar fortaleciendo la presencia en todo el país y Xóchitl ofrece duplicar el número de elementos hasta llegar a 300,000. Ambas proponen fortalecer la policías estatales y municipales, pero el centro de su estrategia sigue siendo fortalecer la Guardia Nacional que ha fracasado.
La seguridad se construye de abajo hacia arriba, de la calle, el parque, la colonia, la comunidad y la ciudad y eso sólo lo pueden hacer las policías municipales y estatales. Por otro lado las nuevas actividades del narco se dan dentro de las comunidades y solo la autoridades y las policías municipales y estatales pueden conocerlas y atacarlas con el apoyo de la guardia nacional.
Es urgente cambiar la estrategia, deben ser los gobiernos estatales y municipales los responsables en primera instancia del combatir la delincuencia y garantizar la seguridad pública en su territorio, con el apoyo del gobierno federal y no al revés.