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Opinión

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Hacer historia

Claudia Sheinbaum ya tiene reservado un lugar en la historia. La imagen de Ifigenia Martínez colocándole la banda presidencial en el recinto de San Lázaro, durante la ceremonia de transmisión de poderes, dará la vuelta al mundo.

Ahora, el desafío es hacer historia.

La estrategia de seguridad impuesta no logró contener la expansión de las organizaciones criminales. Andrés Manuel López Obrador dejó un legado de violencia generalizada en México, con 30 mil asesinatos al año, más de cinco mil fosas clandestinas, casi 400 mil personas en situación de desplazamiento forzado y 61 mil personas desaparecidas sólo en este sexenio. Una brutalidad.

Para hacer historia hay que marcar la diferencia. Claudia Sheinbaum deberá impulsar un liderazgo conciliador y dialogante, lejos del encono y las rencillas de su antecesor. Sin ataduras, pleitos ajenos ni posiciones irreductibles.

¿Marcar la diferencia, para qué?

Para abordar la violencia criminal, la disputa territorial de los cárteles del narcotráfico, la extorsión, la trata de personas, el robo de gasolina y la disponibilidad de drogas y armas en las calles.

Para encarar la desaparición de miles de niñas, niños y adolescentes que son reclutados por los narcotraficantes para convertirse en halcones y vigilar su territorio, sicarios a sueldo, transportistas, encargados de vender droga en las plazas y cocineros de drogas sintéticas, como la metanfetamina y el fentanilo.

Para afrontar la promesa incumplida de verdad y justicia para los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal Rural Isidro Burgos, en Ayotzinapa. Madres y padres de familia, hermanos que han sido lastimados, ignorados y burlados.

Para frenar los más de tres mil feminicidios que se ejecutan cada año, en nombre de Debanhi, Luz Raquel, Ariadna, Montserrat, Ivana y todas las mujeres asesinadas por la violencia machista.

Para andar los pasos de las madres buscadoras, subir por cerros y barrancas, cavar pozos y remover el suelo reblandecido, armadas con una pala y la esperanza de encontrar a sus familiares desaparecidos.

Para brindar atención a los huérfanos de la violencia, los miles de niñas, niños y adolescentes que son víctimas secundarias de homicidios, feminicidios, suicidios y desapariciones de sus padres.

Para extender la mano a los más de 10 mil desplazados en Chiapas que se vieron en la necesidad de abandonar sus hogares, para huir de la violencia de grupos armados vinculados al crimen organizado.

La lista de pendientes es interminable y no podemos distraernos con frivolidades como el corte de pelo o el color de ropa de la Presidenta; si se dará tiempo para preparar la merienda o si al esposo, Jesús María Tarriba Unger, le llamarán primer caballero y tendrá algún encargo honorario.

México tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo, 11 mujeres al día son asesinadas y una persona desaparece cada hora. Esas son las verdaderas prioridades de la agenda pública.

En efecto, romper el techo de cristal no ha sido fácil, pero llegar a Palacio Nacional sólo será el primer paso.

Si la narrativa oficial se concentra en el género de Claudia Sheinbaum sólo reforzarán los estereotipos de género obsoletos. Sobre todo, si olvidan contribuir a una sociedad más inclusiva y justa, donde todas las personas tengan las mismas oportunidades.

¡Manos a la obra!

 

Reportera y conductora de @ADN40 corresponsal, escritora Hannia Novell a las 5 Radio 105.3 FM columnista de PoliticoMX, EjeCentral y El Economista.

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