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Insabi no paga, UNOPS tampoco; entonces, ¿dónde está el dinero?
En la conferencia mañanera del 29 de octubre del 2020 el entonces secretario de Hacienda Arturo Herrera trató de explicar el mecanismo financiero por el que se trasladarían los recursos a la UNOPS para que hiciera la compra encargada de medicamentos para los mexicanos. Entonces aún había amplia expectativa y no se tenía idea de que sería muy flaca la ayuda de dicho organismo de Naciones Unidas para resolver el problema de desabasto.
Herrera detalló entonces que los recursos saldrían del Erario mediante cartas de crédito y a través de Bancomext llegarían al banco corresponsal de UNOPS (el neoyorquino Chase Manhattan Bank) para que hiciera las compras a farmacéuticas del extranjero.
Ahora sabemos que todo el esfuerzo de Gobierno y UNOPS para proveerse con empresas del extranjero, al final no resultó pues 95% de la demanda terminó cubierta como siempre por la industria establecida en México.
Ese triunfo ha sido amargo para el sector farma dadas las grandes dificultades que han tenido las empresas para lograr cobrar. De Insabi ya se sabe que es mal pagador, pero de UNOPS la expectativa era otra.
UNOPS prometió en su convocatoria que el pago sería inmediato. Y lo hizo porque se sentía respaldado con el convenio donde el Gobierno de México se comprometió a entregarle por anticipado el dinero de las compras. Pero las cosas no resultaron conforme lo previsto.
UNOPS ha adquirido medicamentos y material de curación por 45,000 millones de pesos pero no ha pagado ni el 10% a los proveedores. Sus funcionarios se han estado reuniendo cada semana con representantes del sector y hace días reportaron que han pagado 50 millones de pesos y están en proceso otros 75 millones.
La pregunta es: ¿dónde se encuentran los otros 44,875 millones de pesos de presupuesto destinado a UNOPS para medicamentos? Una pensaría que es mucho dinero público como para que permanezca durante meses en las arcas de un organismo internacional o en un banco extranjero siendo para insumos tan prioritarios.
Como este Gobierno no se ha caracterizado por la transparencia, a la fecha no se sabe si verdaderamente se transfirió el dinero a la UNOPS o más bien no ha salido del Erario. Es dinero que corresponde a compras tanto de medicamentos de patente, como de genéricos y material de curación.
Aquí el punto es que los operadores logísticos están hechos nudo con las entregas a los Institutos porque hay un relajo con los mecanismos de recepción de cada uno (IMSS, Issste, Pemex, Sedena, penitenciarías, CCINSHAE), y el Insabi no suelta el vobo hasta la entrega. Sin el vobo de Insabi, UNOPS no puede pagar. Y ahí están todos atorados.
Lo que sí es que ya hay gran desesperación en la Cámara (Canifarma) y las asociaciones farmacéuticas (AMIIF, Amelaf, Anafam y AMID) que no logran cobrarle al Insabi lo que les debe desde 2019, y ahora suman lo que les debe UNOPS.
Su “Plan B” ha sido lo mejor
A todo esto, es de llamar la atención que el mejor ejercicio de compra hecho por este gobierno en el Sector Salud ha sido el denominado Plan B (que en realidad tras tantos experimentos debieron llamarlo plan D sino es que plan E o F) porque aún siendo compras de emergencia al haberse ejecutado bajo el modelo anterior donde las distribuidoras asumen su rol financiador, tuvieron óptimos resultados en abasto y en precio.
Hoy es claro que tanto para el Gobierno como para los proveedores, y se esperaría que para los pacientes, ese modelo resulta mucho más conveniente.
Un último punto que debe quedar claro es que si UNOPS e Insabi siguen tardando en pagar, a las que más golpean es a las productoras pequeñas y medianas que no exportan ni tienen fuerza en el mercado privado, pues es la manera como las grandes compensan para poder financiar al Gobierno.
Renuevan convenio con hospitales privados
Una noticia es que ante el regreso de la saturación hospitalaria por la fuerte ola de contagios Covid19, el 11 de agosto tanto el Consorcio Mexicano de Hospitales (CMH) como la Asociación Nacional de Hospitales Privados (ANHP) renovaron el convenio de colaboración con hospitales públicos. Fue para atender a los mismos padecimientos quela vez anterior, pero esta vez sólo por tres quincenas -del 15 de agosto al 31 de septiembre- y específicamente con el IMSS. Tristemente los pacientes del Insabi no tendrán ese beneficio.
Ivonne Cisneros para Salud en Diputados
Las comisiones en la nueva Cámara de Diputados están en vías de conformarse, y la de Salud le tocará de nuevo a Morena. Varios quieren anotarse pero la que tiene posibilidades es la extitular del Seguro Popular, Ivonne Cisneros, diputada veracruzana que en la Plenaria de Morena pidió abiertamente la Comisión de Salud. Sería bueno para hacerle contrapeso a Juan Ferrer cuyo desconocimiento desde el Insabi no tiene la menor idea de cuánto daño hace al sistema de salud pública.
CSG ordena atención de dolor crónico y censo de ER
Una buena noticia es que en sesión ordinaria el 11 de agosto el Consejo de Salubridad General incluyó temas más allá de la pandemia, entre ellos: la transición del Cuadro Básico al Compendio Nacional de Medicamentos, la aprobación del censo de pacientes con enfermedades raras, el aval a cambios realizados a protocolos técnicos de hemofilia e hipertensión arterial pulmonar.
Se habló también de elaborar una propuesta de Ley General para la Gestión de Sustancias Químicas (LGGSQ) con énfasis en el rastreo de salud ambiental. Y por último se votó un acuerdo para hacer obligatorio que en todo el sistema nacional de salud se atienda el dolor crónico, y no sólo en áreas de cuidados paliativos centradas en pacientes terminales. Por cierto, nos cuentan que en esta sesión del CSG, el secretario Alcocer no se dejó amedrentar y ahora sí se sobrepuso al subsecretario Hugo López-Gatell quien intentó criticar cada punto con el consabido argumento de los intereses privados, pero el secretario terminó respaldando las acciones en favor del paciente.
Mudanza de Salud revive la de INEGI en los 80s
Ahora que los de Salud andan movidos mudándose a un edificio de la Costera en Acapulco, deberían consultar a quienes en los 80 hicieron el traslado de INEGI a Aguascalientes. Fue después del temblor del 85 cuando el expresidente Carlos Salinas de Gortari ordenó la descentralizacion de varias dependencias; el único que aceptó fue el INEGI y quienes lo vivieron recuerdan lo dramático que fue. Los empleados que no quisieron irse fueron despedidos y muchos de los que se fueron aguantaron uno o dos años y la mayoría terminó regresando a la capital. Ese proceso que duró dos décadas y fue muy costoso en todos los sentidos, debería servir de lección para los de la SS...