Jean Daniel, un estadista del periodismo

Rehén de la infoxicación de las redes sociales y de las fake news, el periodismo avanza súbitamente sobre un proceso de degradación o jibarización de su calidad.

La muerte de Jean Daniel convierte la demografía del gremio en un grupo de nostálgicos que añoran a quienes se comportaron como estadistas del periodismo.

El 19 de febrero murió a los 99 años Jean Daniel, pilar del semanario francés Le Nouvel Observateur.

“La forma en que Jean Daniel habla está por encima de lo que dicen los políticos más inspirados y valientes”, escribió Hubert Védrine, secretario de la Presidencia de François Mitterrand y ministro de Exteriores de Lionel Jospin, en su libro Jean Daniel, observador del siglo.

Las palabras de Védrine quizá sean las que mejor embonan en el perfil de Jean Daniel: “Se comportó en el campo del periodismo como un estadista”.

Jean Daniel no fue sólo fue un especialista en Medio Oriente, se convirtió en actor político fundamental desde las páginas del semanario durante una época en la que los hebdomadarios construían agendas. “Soy una parte de una generación en la que las personas se negaron a elegir entre literatura y filosofía; compromiso político y periodismo”, escribió en su libro La herida.

Hijo de comerciantes, Jean Daniel encontró la luz de la reflexión a través de su hermana mayor, quien le llevaba 25 años. Los diarios de Gide los leyó Daniel a los 14 años y más tarde se carteaba con Camus para discutir la postura política de Argelia, el país de ambos.

Camus, el escritor, le expuso a Daniel la conveniencia de la independencia, el periodista, le expuso los argumentos contrarios. Siempre, en tono amistoso. “El gusto por la felicidad a veces te lleva a rechazar confrontaciones; lo que me salvó fue mi rechazo a cualquier forma de humillación”, escribe Jean Daniel.

Semana a semana, Jean Daniel plasmaba en las páginas de Le Nouvel Observateur su mirada periodística sobre el mundo. Sin embargo, él recuerda que “a través de los creadores, el mundo se salva, nunca lo olvidemos, no hay que encerrarse en una visión puramente periodística del universo”. En sus palabras subyace la idea del escritor comprometido. Del intelectual francés.

Jean Daniel diserta sobre el tema con su amigo Louis Guilloux, quien sugiere que no se puede ser periodista y escritor porque escribir es como “entrar en la religión”.

El legado que deja Daniel es la lucidez llevada al extremo; un género periodístico que ya desapareció. En la dirección reflexiva de Michel Foucault, “no son las posiciones las que determinan las identidades, son las trayectorias”.

La posverdad aprovecha que por Twitter pasen exclusivamente emociones. “Entre los factores más poderosos que impulsan la información están el miedo y la repugnancia, por lo que las historias que suscitan esos sentimientos suelen propagarse con más facilidad”, escribe Adam Kucharski (El País, 25 de febrero). El autor hace referencia a un artículo científico sobre el coronavirus. Poco después de parecer en Internet, su “puntuación altmétrica”, que mide la atención que reciben los ensayos de investigación en las redes sociales, había sobrepasado a cualquier otro estudio. El texto aseguraba que el virus tiene fragmentos de código genético similares al VIH, señalamiento que desató una ola de teorías de conspiración. Ante las críticas, los autores retiraron el texto.

La muerte de Jean Daniel tendría que detonar una profunda reflexión sobre el estado en el que se encuentra el periodismo. Sus enemigos, los gobernantes, se regodean. La mentira se ha instalado en el centro del debate de las redes sociales. Los lectores han mutado de ecosistema. El miedo y la repugnancia poseen atributos seductores con los que la razón ya no puede competir.

Adiós a Jean Daniel.

@faustopretelin