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La Cultura de la Paz, 2024 Año de Cambio IV
El voto es más fuerte que una bala: Abraham Lincoln
En esta cuarta y última parte de “2024 Año de Cambio” se presentan algunos comentarios en torno al proceso electoral por el que transitamos desde hace varios años, como resultado de la decisión del mandatario de anticipar la sucesión, en violación a las reglas aplicables.
Como resultado de acciones del presidente y sus correligionarios, el INE y el Tribunal Federal Electoral están debilitados. En las campañas electorales adelantadas el INE ha solapado la simulación de los denominados “procesos internos” que finalmente se transformaron en las precampañas salpicadas de descalificaciones, polarización e historias personales. Por su parte, la actuación de la Fiscalía General de la República y de la Fiscalía en Materia Electoral está neutralizada.
Como si el proceso electoral fuera lo más importante para las personas, las familias y las comunidades, el gobierno concentra su atención, ocurrencias y acciones en promover a su candidata en violación a la ley y en demérito de las responsabilidades gubernamentales.
El mandatario también se ha propuesto comprometer al próximo gobierno, de ganar las elecciones para contar con mayorías calificadas en el Legislativo, a partir de un paquete de iniciativas de reformas constitucionales que amenaza enviar el 5 de febrero, con la perversa idea de eliminar los contrapesos al gobierno y debilitar al Poder Judicial en un claro mensaje de propaganda electoral como si eso, de prosperar, pudiese mejorar la calidad de vida de los mexicanos cuando se sabe que sería todo lo contrario, una disminución real de derechos ciudadanos.
Los órganos autónomos, que se ha propuesto eliminar, evitan que el Estado sea utilizado como si fuera una herramienta para el beneficio personal de político alguno, por eso están expresamente previstos en la Constitución y son fundamentales para mantener las libertades en un Estado moderno. Este tipo de contrapesos existen en todos los países desarrollados como en Dinamarca, referente del presidente en materia de salud.
El domingo 2 de junio se realizarán en nuestro país elecciones para votar por más de 20,000 cargos, entre ellos la Presidencia de la República, la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, 8 gubernaturas, 128 senadurías y 500 diputaciones federales; además de congresos locales, alcaldías, ayuntamientos y juntas municipales. El padrón electoral se integra por alrededor de 98 millones de ciudadanos.
La judicialización de los procedimientos electorales es una constante y este proceso adelantado no es la excepción, no sólo para temas estrictamente electorales, también como herramienta maligna para descalificar y difamar a los contendientes de los candidatos oficialistas con el propósito de descarrilar su participación.
Como describiera en su último artículo don Sergio García Ramírez, la coalición opositora formada por el PAN, PRI y PRD, bautizada como Fuerza y Corazón por México, “supone un entendimiento entre fuerzas políticas, cuando ninguna de ellas puede prevalecer por sí sola… y se plantea cuando cierta fuerza política posee un vigor electoral decisivo y constituye una amenaza efectiva para el país.” A pesar de las maniobras del mandatario, no logró impedir la formación de la mencionada coalición opositora a su movimiento y a sus candidatos.
En lo que queda del proceso resulta indispensable para la República y para los potenciales votantes que la oferta que se haga en las campañas sea honesta, veraz y responsable y se tenga en cuenta:
a) Que las elecciones no están decididas como el oficialismo pretende hacer creer;
b) Sería conveniente que la candidata oficial ofreciera un plan de gobierno realista y, en su caso, se comprometa a su cumplimiento y, principalmente, que diste de ser la continuidad de la destrucción. En nuestra anterior entrega, al cotejar el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 con la realidad prevaleciente, se dio cuenta de que no se cumplió y que los principales indicadores revelan graves retrocesos en materia de salud, de educación y de seguridad pública entre otros renglones, lo que ha deteriorado severamente la calidad de vida y el tejido social;
c) Que la candidata de la oposición, en su campaña, debiera deslindarse de las descalificaciones y etiquetas que difunden ampliamente el mandatario y sus huestes en torno a que representa el regreso a un supuesto pasado de abusos y privilegios de los conservadores, situación que –por cierto- es la que prevalece en torno al actual gobierno.
Resultará oportuno que el frente opositor convoque al electorado a participar con su voto en la reconstrucción nacional y para evitar que las malas prácticas se repitan en el futuro;
d) Que la inclusión de un tercer jugador tiene el malévolo y exclusivo propósito de actuar como esquirol del oficialismo, y
e) Que el gobierno evite a toda costa, en cumplimiento a sus obligaciones, la presencia del crimen organizado en el proceso electoral en todos los distritos y el día de las elecciones.
En un cambio de gobierno suele surgir una esperanza generalizada de que las cosas mejoren, no que continúe la debacle nacional, cumplir ese deseo será responsabilidad de quienes ganen las elecciones.
La participación en este proceso electoral es una responsabilidad de todos y de cada uno y puede contribuir a que se retome el rumbo del desarrollo y de la reconstrucción del tejido social.
*Abogado, negociador y mediador
X: @Phmergoldd