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Opinión

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La Cultura de la Paz, El Mediador II

La manera en la cual gestionamos la transformación de los conflictos es fundamental para que el mundo que estamos construyendo sea un mundo mejor. Francisco Diez

En nuestra anterior entrega adelantamos que para evitar que avance la desaparición del concepto MEDIADOR abordaríamos diversos aspectos en torno a esa importante figura. En esta oportunidad comentaremos sobre las principales características que debe tener quien aspire a serlo, sobre su formación y algunas de sus acciones básicas.

Para ser MEDIADOR son fundamentales la aptitud para comunicarse, las habilidades naturales para la negociación, la capacidad para reducir la tensión emocional, la paciencia y la actitud de escuchar. También se debe acreditar apertura hacia el estudio teórico y la reflexión, mostrar facilidad para la participación grupal y un compromiso moral con el respeto a las personas, a la equidad de género y a la diversidad cultural, entre otras cualidades.

Quien pretenda ser MEDIADOR debe tener en cuenta que mediar es más que reunir a las personas que comparten una controversia y hacerlas hablar sobre su problema, por lo que resulta indispensable una formación especializada que permita dominar las reglas y técnicas de la mediación. 

En casi todos los países el MEDIADOR suele contar con estudios universitarios y se forma en diplomados u otros cursos de postgrado, aunque ya existen licenciaturas de esa profesión en diversas instituciones de educación superior. En el caso de la mediación social, que abordaremos en nuestra siguiente entrega, no se precisa de formación universitaria ya que se privilegia la mediación entre pares, quienes son capacitados para atender los asuntos que se les confían. Se trata de alumnos (mediación escolar), policías (mediación policial) o vecinos (mediación condominal), por citar algunos ejemplos. 

Es importante tener en cuenta que el MEDIADOR no se improvisa, no surge de manera espontánea, ni por virtud de un nombramiento, sino como resultado de una capacitación o una formación especializada de alto rigor académico. 

La formación de mediadores tiene como propósito dotar a las personas de las competencias laborales y de las herramientas que les permitan ofrecer un servicio de la más alta calidad en la prevención, gestión y resolución de conflictos; debe ser exhaustiva en técnicas de negociación, comunicación, teoría del conflicto, nociones de psicología, neurolingüística y disciplinas afines. La formación de mediadores se inicia con técnicas de negociación, potenciando sus habilidades y se apoya en la discusión, el diálogo, el debate y la refutación, pues no todo es negociar. También deben conocerse los diferentes modelos o escuelas de mediación.

Ser MEDIADOR es una profesión de enorme responsabilidad, ya que le corresponderá asumir los siguientes roles y funciones para ayudar a las partes a prevenir, gestionar o resolver sus disputas: 

  • Inaugurar los canales que promuevan o hagan más eficaz la comunicación,
  • Legitimar y ayudar a todas las partes a reconocer los derechos de otros a participar en las negociaciones,
  • Facilitar el proceso de mediación y conducir formalmente las sesiones,
  • Multiplicar los recursos al asistir y orientar a las partes,
  • Explorar los problemas que permitan a los mediados examinar el conflicto que comparten desde diversos puntos de vista para ayudarles a definir cuestiones e intereses fundamentales y busquen opciones mutuamente satisfactorias,
  • Actuar como agente de la realidad que ayude a organizar una solución razonable y viable, además de cuestionar, en su caso, las propuestas extremas, ilegales o poco realistas, y
  • Tomar la iniciativa de impulsar las negociaciones mediante sugerencias de procedimiento y, a veces, de carácter sustancial.

Un MEDIADOR es competente cuando:

  • Acoge a los mediados dándoles la bienvenida, esclarece las dudas que los mismos tengan sobre el servicio de mediación, clarificando las expectativas de éstos,
  • Enmarca el proceso, estableciendo claramente los principios de voluntariedad, confidencialidad, imparcialidad y neutralidad,
  • Genera un espacio de diálogo en un ambiente de respeto y confianza para que las personas puedan expresarse libremente,
  • Informa a los mediados sobre confidencialidad y la ratificación del acuerdo de aceptación para participar en la mediación y las reglas para conducirse en la misma,
  • Escucha y resume la exposición de los mediados, identificando las posiciones, los intereses y las necesidades existentes en el conflicto,
  • Formula preguntas que permitan la exploración de la información y las lleva a dialogar sobre los temas que deciden tratar,
  • Promueve en los mediados la generación y verificación de opciones de solución,
  • Finaliza la mediación, una vez que las partes construyeron acuerdos claros, concisos y concretos, con las opciones de solución viables,
  • Propone a los mediados la firma del convenio de mediación,
  • Informa a los mediados sobre la posibilidad de volver a la mediación por diferencias de interpretación o incumplimiento del convenio o cambio de circunstancias sobrevenidas y
  • En caso de falta de acuerdos, despide a los mediados con respeto y dignidad dejando las puertas abiertas para regresar a la mediación.

Como hemos sostenido, el MEDIADOR contribuye a la prevención, la disminución —y hasta la eliminación— de la violencia y a la restauración del tejido social y se le exige ser competente, independiente, imparcial y neutral.

*El autor es abogado, negociador y mediador.

X: @Phmergoldd

Contacto: mediador.negociador@gmail.com

 

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