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La Cultura de la Paz, Mediación Asociativa I
La maravilla y milagro de la vida, la convivencia armónica, el amor, la amistad, el equilibrio y la naturaleza frecuentemente parecen ser rebasados y aún olvidados debido a lo mundano y muchas veces frívolo de la vida cotidiana y los retos de cada día. Tristemente es la abrumadora y creciente violencia en todas sus expresiones lo que más afecta en todos los espacios de interacción social. La encontramos en uno mismo, en la familia, en la escuela, en la comunidad y en el trabajo, por mencionar los más importantes.
Actualmente, sobre todo en las ciudades, se puede observar cómo predominan valores tales como competitividad, individualismo, independencia y consumismo que propician una mayor ausencia de diálogo y obstáculos para el establecimiento de relaciones de apoyo y confianza que, frecuentemente, dan paso a conductas violentas, a conflictos en los ámbitos de la familia, escuela y comunidad.
Formamos parte de sociedades cuyo motor es la violencia y los conflictos que genera, en muchos casos, se gestionan por esa misma vía, lo que resulta en un riesgoso círculo vicioso. La violencia disipa la seguridad humana y somete al Estado además de obstaculizar las condiciones idóneas para el desarrollo humano.
La violencia intrapersonal, interpersonal y grupal, se manifiesta de distintas maneras y nos coloca en riesgo de auto destruirnos, de destruir la vida social, incluso dañar irreversiblemente nuestro medio ambiente. Es omnipresente, pues ha contaminado a la sociedad con violencia autodestructiva, violencia contra el otro, violencia grupal violencia institucional, violencia entre países y violencia contra la Mujer. No es casual que los medios de comunicación masiva difundan cada vez más temas relacionados con la violencia.
Como hemos sostenido a lo largo de esta serie, la mediación es un movimiento humanizador y democratizante que impulsa la cultura de la paz y propicia de manera creciente la solución sana de conflictos. Donde hay mediación, no hay violencia.
La mediación da cabida a la democratización en la familia, en la escuela, en la comunidad y en todo ámbito de interacción social, lo que permite modificar o romper patrones de conducta, estereotipos y concepciones jerárquicas, y sus integrantes, al aprovecharla, descubren que los conflictos o controversias que se abordan a través del diálogo y la tolerancia producen condiciones para relaciones armoniosas.
¡En esta hora obscura de México y del mundo urge actuar para disminuir la violencia y propiciar la armonía!
Una opción real y accesible es conocer y aprovechar la mediación asociativa*.
La mediación asociativa impulsa un cambio de cultura, visualiza una nueva concepción para la gestión y resolución de los conflictos al centrar la atención en el fortalecimiento de la cultura del diálogo como poder único de interpretación del mundo que nos rodea.
La mediación asociativa busca primordialmente fortalecer las relaciones humanas, lograr el entendimiento y la armonía entre sus protagonistas, aun en el caso de que estas sean circunstanciales, ya que todo ejercicio de interacción es el reflejo de nuestra humanidad común.
La mediación asociativa implica aprender a dialogar y de esa forma conocer y atender los daños emocionales resultado de lastimar con acciones y omisiones las relaciones intrapersonales e interpersonales; aprender a negociar valorando siempre las mejores cualidades de nosotros y de quienes nos rodean, así como aprender a mediar.
Con la mediación asociativa se habilita a los mediados para multiplicar sus respectivas habilidades adquiridas en su vida cotidiana. En esencia, la mediación asociativa atiende la necesidad de producir condiciones objetivas para que las personas vivan y convivan poniendo en práctica sus cualidades positivas.
Las relaciones entre personas tienen su punto de partida en la relación intrapersonal, la relación con uno mismo, para reflejarse en las relaciones interpersonales que se van estableciendo. Si a nivel intrapersonal hay orden, a nivel interpersonal disminuye el caos.
Mediar asociativamente requiere producir, en la gestión de los conflictos, una sinergia que transforme el tú y el yo en un nosotros, de tal suerte que se logre una simbiosis que lo mismo la experimente ese nosotros, así como con los demás, y permita plantear que, a través de esas vías colaborativas de solución de conflictos, se pueda construir el camino que conduzca a nuevos rumbos, a nuevos horizontes y a nuevos espacios de convivencia humana.
El mediador asociativo a través de preguntas, guía la reflexión sobre el estado real en que se encuentra cada uno de los mediados y facilita la colaboración entre ambos. De esta manera, sin dejar de ser ellos mismos, visualizan al otro como individuo con intereses y necesidades similares de tal forma que se vinculen asociativamente para encontrar soluciones que favorezcan a ambos y resuelvan su conflicto desde un nosotros.
No se olvide que la idea básica más importante de la mediación es la responsabilidad individual de las partes en conflicto. Si bien es cierto que al mediador le corresponde la responsabilidad del proceso, los mediados son responsables del contenido.
Los mediados deben trabajar directamente, con el apoyo del mediador, sobre el hecho o circunstancia que los reúne. Son ellos quienes contribuyen en intercambiar información, aclarando y explicando lo que sea necesario y pertinente. A través de dialogar se promueve una actitud de equipo al compartir cualidades positivas entre sí, de esta manera, cada mediado le da al otro una nueva dimensión a la relación.
En estos momentos en los que debemos fortalecer urgentemente la equidad de género, el respeto a la Mujer, detener la violencia feminicida y restaurar el tejido social, es indispensable conocer y atender los daños emocionales resultado de acciones y omisiones. Para ese propósito la mediación asociativa es una opción útil y necesaria.
La construcción de una cultura de la paz y de la concordia sólo es posible si se generaliza la práctica del diálogo en la familia, en la escuela y en la comunidad. Debemos apostar por generar una verdadera cultura de avenencia en la sociedad.
* Ver Mediación Asociativa y Cambio Social, El arte de lo Posible, de Jorge Pesqueira Leal y Amalia Ortiz Aub. Tercera edición. Hermosillo, Sonora, México 2018. Instituto de Mediación de México.
Pascual Hernandez Mergoldd es abogado y mediador profesional.
Twitter: @Phmergoldd