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La Cultura de la Paz, el Cambio Climático
Estamos en la lucha por nuestras vidas y estamos perdiendo la batalla.
António Guterres
Ha empezado el mundial de futbol lo que permite distraer a millones de personas de los problemas y conflictos cotidianos que les aquejan. Tanto los de carácter individual, como los familiares, vecinales, comunitarios y de cualquier otro tipo.
Sin embargo, existen algunos problemas que no deben olvidarse, tal es el caso del cambio climático que, para su gestión y solución, se requiere de la participación consciente y responsable de todos en el planeta, en el país, en cada comunidad, en cada familia y en lo individual.
Tengamos en cuenta que ningún país escapa del calentamiento global. Sus efectos son cada vez más extremos y devastadores: mayor número de huracanes, deshielos agresivos, sequías, incendios violentos fuera de temporada son algunas de las consecuencias de la incesante y destructiva actividad humana.
El calentamiento global es el resultado de la creciente contaminación y la sobreexplotación de recursos naturales y supone un aumento considerable de la temperatura del planeta de forma progresiva tanto a nivel atmosférico, como en los mares y océanos, lo que provoca que los veranos sean cada vez más calurosos y los inviernos más crudos, las temperaturas medias duren menos tiempo y la producción agrícola se vea mermada.
Desde el inicio de la industrialización se ha disparado la presencia del dióxido de carbono (CO2) en la atmosfera.
La quema de combustibles fósiles sólidos como el carbón; de combustibles líquidos como el petróleo, la gasolina, la turbosina, el diésel y el queroseno, y de combustibles gaseosos como el gas natural y el gas licuado de petróleo son la principal razón del incremento en las emisiones de CO2. Sus excesivas emisiones a la atmosfera han disparado la contaminación del aire, el calentamiento global y la acidificación de los océanos. Sólo China, Estados Unidos, Japón y Rusia juntos emiten el 58% del CO2 mundial, son los países que más contaminan.
Si bien es cierto que México emite sólo el 1.2% del CO2 del mundo, también lo es que cada vez aumentan nuestras emisiones. En los hechos, nuestro gobierno parece no tener interés ni conciencia en proteger el medio ambiente. En efecto:
- Pemex sigue quemando grandes cantidades de gas natural;
- La CFE, combustibles fósiles para generar energía eléctrica;
- La construcción de plantas solares para generar energía, recién anunciadas, estará condicionada, según lo ha expresado el mandatario, a que su propiedad sea de la CFE;
- La Comisión Reguladora de Energía aplica mayores restricciones para el desarrollo de nuevos proyectos de generación de energías limpias por inversionistas privados;
- Durante la actual administración México ha bajado al sitio 63, entre 107 países, en la clasificación de atractivo para energías limpias entre los países emergentes, en 2018 ocupábamos la octava posición;
- La construcción del Tren Maya propicia devastación y ecocidio con la destrucción de la selva y de la fauna que ahí vive, además de que ocasionará la contaminación de las aguas subterráneas de la península de Yucatán, y
- La deforestación avanza, desde 2020 hemos perdido en nuestro territorio más de 300 mil hectáreas arbóreas.
Además, la política energética del gobierno mexicano de la 4T, que es violatoria del TMEC, ha propiciado tensión con Estados Unidos y Canadá, misma que puede traducirse en sanciones a nuestro país.
Durante la 27 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27) de 2022, que recién se realizó del 6 al 18 de noviembre de este año en Sharm el-Sheij, Egipto, nuestro secretario de Relaciones Exteriores anunció un nuevo plan gubernamental para disminuir las emisiones de carbono para el año 2030, indicó que la meta será bajar de 35 a 22 por ciento las emisiones de carbono. Para lograrlo, indicó, se duplicará la capacidad de generación de energía eléctrica proveniente de fuentes renovables y se estimulará la producción de vehículos eléctricos en México, entre otras medidas. Dicho anuncio fue muy bien recibido por la comunidad ambientalista internacional, la organización Greenpeace incluida, organización que advirtió en su sitio oficial que dará seguimiento puntual a los compromisos de México.
El anuncio de nuestro canciller en la mencionada COP 27, significa una esperanza que supone un golpe de timón a la actual política gubernamental. Sin embargo, en estos momentos resulta cuestionable el logro de las metas planteadas, pues las políticas que aplica el gobierno, desde hace cuatro años, van en sentido contrario de lo planteado, lo que ha propiciado que México se caliente por arriba del promedio global.
Es indispensable que se indique cómo habrán de concretarse, por ejemplo, la disminución en la producción de energías sucias y cómo serán sustituidas por energías limpias; también habrán de difundirse la nueva política pública en materia medioambiental, sus planes y proyectos específicos en los que se señalen medidas, participantes, indicadores, presupuesto y tiempos, entre otros elementos.
No olvidemos que vivimos en un hermoso planeta que nos mantiene viajando permanentemente en el cosmos con la rotación y traslación propias, así como por el movimiento interestelar del sistema solar y de la galaxia. Ese planeta es nuestro hogar y lo estamos destruyendo.
Hemos mostrado que podemos dejar la apatía que nos ha caracterizado, así se demostró en las marchas del domingo 13. Hoy debemos unirnos para actuar solidariamente y proteger nuestras vidas y las de nuestros descendientes evitando que avancen la contaminación y el deterioro de nuestro medio ambiente.
No permitamos el avance del calentamiento ni en el territorio nacional ni en nuestro tejido social.
*Abogado, negociador y mediador
Twitter @Phmergoldd