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Opinión

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La Cultura de la Paz, vecindad complicada

Siempre es el momento apropiado para hacer lo que es correcto: Martin Luther King

Las relaciones de México con los Estados Unidos de América siempre han sido complejas y multifacéticas, abarcando aspectos económicos, políticos, culturales y sociales. Relaciones que se pondrán a prueba en el escenario que iniciará el 20 de enero del 2025 con nuevos gobiernos en ambos países y aquí un ambiente de incertidumbre.

En noviembre de este año se celebrarán elecciones presidenciales en los Estados Unidos y las tendencias indican que el electorado podría favorecer al candidato republicano, el expresidente Trump, quien aumentó sus preferencias a partir del atentado que sufriera, incidente que ocasionó un gran impacto en la política de su país y ha reavivado el debate sobre la seguridad en los eventos públicos derivado de la violencia que sufre ese país, en mucho debido a las facilidades en la compra y venta de armas, tema muy controvertido y complejo. 

Otro factor en el proceso electoral que se comenta ha sido la renuncia que presentara el domingo el presidente Biden a su candidatura que podría facilitar el camino a la Casa Blanca del republicano. Sin embargo, en caso de que la vicepresidenta Harris sea quien asuma la candidatura del partido demócrata podrá revertir las críticas del republicano al presidente de Estados Unidos por su avanzada edad, lo cual podría significar un escenario un tanto diferente para nuestra vecindad.

Como se sabe, el candidato republicano ha burlado la justicia con el apoyo de los jueces conservadores en la Suprema Corte de su país, quienes otorgaron una amplia impunidad respecto de la violación a su Constitución y a sus leyes. Como en México en el actual gobierno, se teme que el candidato republicano intente destruir la democracia norteamericana. 

En México, habiendo tenido prácticamente la mesa puesta para crear nuevas cadenas de suministro, recibir más inversiones, sustituir las importaciones de origen asiático por productos hechos en nuestro país, crear fuentes de empleo y con ello elevar el nivel de vida de los mexicanos, el gobierno saliente se dedicó, en vez de poner todo a su alcance para aprovechar esa histórica oportunidad, a violar la Constitución, los tratados internacionales y las instituciones, obstaculizar la inversión en energía así como a propiciar la polarización, asignar tareas civiles a los militares y propiciar el incremento de la violencia, entre otras calamidades. Utilizó los recursos a su alcance, su mandato incluido, principalmente en temas electorales en favor de su movimiento. 

No se ha dimensionado lo catastrófico de desaprovechar la situación privilegiada de nuestro país que implicaría, entre otros nocivos efectos, el cierre de fuentes de empleo, reducción de la inversión y que salgan del país los capitales que han contribuido a que la situación económica nacional se mantenga todavía a flote.

Evidentemente es recomendable que el próximo gobierno detenga el desaliento y la obstaculización a la inversión, la violación a tratados internacionales y recupere la vigencia del Estado de Derecho para propiciar un ambiente de certeza y seguridad jurídica que se ha debilitado peligrosamente en la administración que está por concluir. También debe reconsiderar el plan de demoler los contrapesos como el INAI y los poderes judiciales con lo que además se violaría el T-MEC y se socavaría más la certidumbre para la inversión en proyectos de largo plazo en perjuicio de todos. 

La fortaleza hacia adentro del país con la que cuenta el presidente mexicano se construyó con violaciones a la Constitución y a la ley, el engaño cotidiano, la entrega de recursos públicos con fines electorales, la opacidad, la corrupción y la impunidad. Fortaleza que carece de sustento y prestigio hacia afuera, tal y como lo demuestran la actitud y declaraciones del expresidente y candidato republicano, para quien el presidente saliente ya dejó de serlo. La virtual presidenta declaró que la revisión del T-MEC en 2026 se hará sin subordinación desde una posición de fuerza por el amplio respaldo popular con que cuenta. Sin embargo, es probable que esa fortaleza carezca de utilidad ante cualquier negociación con el candidato republicano, de asumir la presidencia de la Unión Americana, para quien el Tratado no debe renegociarse y que, en México, con las reformas para suprimir contrapesos y someter al poder judicial, se estaría violando. Tampoco debe soslayarse que la virtual presidenta electa recibirá un país y un gobierno con una economía muy debilitada y con la mayor deuda pública de este siglo, situación que limitará su margen de maniobra.

Ahora estamos cerca de enfrentar la gran amenaza externa, de concretarse el regreso del expresidente y candidato republicano a la Casa Blanca, ante el cual el gobierno saliente se doblegó. Ya anunció una deportación masiva de llegar al poder. Mientras tanto, de este lado de la frontera, para nuestro gobernante el republicano es un "hombre visionario". 

Es muy probable que el próximo gobierno de Estados Unidos, independientemente de quien gane, nos pase la factura por los constantes coqueteos del todavía presidente a los regímenes autoritarios de Cuba, Nicaragua, Rusia y Venezuela, el creciente comercio con China, así como los desaires a los eventos internacionales, sobre todo los que organizó el gobierno estadounidense. 

Resulta curioso que los correligionarios del mandatario saliente se sientan ofendidos con los pronunciamientos del candidato republicano y que hayan abierto un frente innecesario en su contra y, en sentido contrario, de este lado de la frontera, aplaudan los insultos y descalificaciones de su líder que ha inferido cotidianamente durante su mandato contra juzgadores, intelectuales, integrantes de las clases medias, periodistas, madres buscadoras, padres con hijos enfermos de cáncer y muchos más.

Será fundamental que la virtual presidenta electa asuma el 1º de octubre próximo plenamente el poder y el control de la administración federal, se deslinde del todavía mandatario y asuma una política internacional distinta a la actual.

Los conflictos forman parte de la vida, pero deben evitarse y, en su caso, gestionarse oportunamente para prevenir que escalen y provoquen enfrentamientos.

Propiciemos una buena vecindad con nuestros principales socios internacionales, la reconstrucción del tejido social y la cultura de la paz.

 

*El autor es abogado, negociador y mediador.

 

X: @Phmergoldd

Contacto: mediador.negociador@gmail.com

 

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