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Opinión

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La Visión de Dios y la ceguera del IFT

Por unanimidad los comisionados del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) otorgaron una concesión única de tipo social a la organización civil, pero de origen y nombre religioso, La Visión de Dios. Esta asociación transmitirá radio FM por el 101.9 de Mérida, Yucatán. Como concesión única por 30 años, podría ofrecer cualquier tipo de servicio, incluido los de telecomunicaciones, hasta 2049.

La Visión de Dios es una organización civil pero no registrada como religiosa, aunque evangélica. Eso le permitió librar el artículo 16 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público que dice que “las asociaciones religiosas y los ministros de culto no podrán poseer o administrar, por sí o por interpósita persona, concesiones para la explotación de estaciones de radio, televisión o cualquier tipo de telecomunicación, ni adquirir, poseer o administrar cualquiera de los medios de comunicación masiva”.

Los evangélicos no sólo aprovechan los espacios que deja la Iglesia Católica y los que abre un regulador, sino sobre todo el desencanto con la política y los gobiernos, por lo que los medios masivos son la herramienta que les hacía falta para avanzar en su misión.

La licencia ocurre cuando el gobierno de la Cuarta Transformación se ha mostrado abierto a la militancia de las organizaciones religiosas, incluida la posibilidad de que soliciten frecuencias de radio y televisión. El 14 de marzo la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice) se reunió con el presidente López Obrador y le solicitó ser concesionarios de frecuencias de radio y televisión. AMLO ha dicho que “cada iglesia podría tener concesión de darse esa reforma (a la ley)”. Posteriormente, Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, se reunió con congregaciones evangélicas y se comprometió a “analizar” y “evaluar” la propuesta de cambios legislativos para obtener concesiones de radio y TV por parte de asociaciones religiosas.

Coincide que la voluntad autónoma del IFT se reblandeció ante la apertura religiosa de la 4T, y aprovechó la literalidad de la ley para otorgar una concesión social única a una asociación civil pero “no religiosa” que comulga con los evangélicos. Este tipo de resoluciones acaecen porque entre los reguladores predominan las especializades preponderantes (abogados, economistas e ingenieros) que no evalúan los aspectos sociales y culturales de la radiodifusión y las telecomunicación, aunque sí adopten decisiones políticas, como es el caso.

¿El regulador sabe que 96% de los mexicanos cree en un dios o ser supremo, 86% en el poder del Espíritu Santo, 77% en la Biblia como fuente de verdad absoluta y 53% en el diablo? ¿Queremos esas creencias en los medios electrónicos?

El IFT debió recordar que los medios electrónicos cumplen una función social de servicio público y no de adoctrinamiento político o religioso. La Constitución dice que los contenidos educativos que transmitan la radio y la televisión se basarán en los resultados del progreso científico, lucharán contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios. También dice que la información que difundan los medios debe ser imparcial, objetiva, oportuna y veraz del acontecer nacional e internacional, así como ser expresión de la diversidad y la pluralidad de ideas y opiniones que fortalezcan la vida democrática de la sociedad.

La entonces coalición Juntos Haremos Historia, encabezada por el actual presidente AMLO, estuvo apoyada por el Partido Encuentro Social (PES), considerado como cristiano-evangélico, aunque sus dirigentes no fueran ministros de culto. El fundador del PES, Hugo Eric Flores Cervantes, declaró en 2014: “ciertamente hay muchos ciudadanos que profesamos esta religión, pero que por cierto hoy somos minoría en esta organización política”. El PES utilizó como logo el símbolo ichtus, dos elipses que forman un pez cuyo significado es “Jesús Cristo, Hijo de Dios, Salvador.”

El presidente de Confraternice, quien le solicitó frecuencias a AMLO, señaló en un artículo para El Cotidiano que “nadie puede negar que el proyecto del PES y sus operadores son principalmente laicos cristianos evangélicos”. Con ello quiero evidenciar que un partido o una asociación civil religiosos no tienen que confesar en sus documentos de registro que sus miembros son laicos de una iglesia. En todos los ámbitos existe simulación de quienes se hacen pasar por organizaciones de la sociedad civil.

El PES perdió el registro nacional en 2018, pero lo conserva en cuatro estados, incluido Yucatán, en cuya capital operará la XHCSAG-FM de La Visión de Dios, en una región de “elevado cambio religioso”, según la Encuesta Nacional sobre Creencias y Prácticas Religiosas en México RIFREM 2016. En Yucatán existe una población de más de 155 mil fieles de la religión pentecostal/cristiana evangélica. El Censo del Inegi de 2010 señala que después de los católicos (82.7%), los protestantes/pentecostal/cristianos evangélicos son el segundo grupo religioso más numeroso en México, con 8.4 millones de fieles. El 5.2% de los mexicanos son evangélicos y han aumentado 72% en diez años; entre sus fieles se encuentran indígenas en alta marginación en Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Hidalgo y Michoacán. Este grupo religioso ha recibido agresiones y discriminación por parte de católicos radicales. Tiene mucho sentido que quieran medios de comunicación por los evangélicos son un mercado en sí mismo.

La Encuesta RIFREM arroja que 93.6% de los evangélicos opinan que los miembros de cualquier culto religioso deben tener los mismos derechos ciudadanos otorgados por el Estado. Es el porcentaje más alto de entre católicos (91.6%), bíblicos (88.7%) y sin religión (85.8 por ciento). Los evangélicos son los más convencidos (24%) en que las religiones participen abiertamente en política electoral. El 35.1% de los evangélicos sostiene que las iglesias deben ser propietarias de medios de comunicación masiva. Según el estudio, los evangélicos son quienes menos aceptan la ley del matrimonio entre parejas del mismo sexo (sólo 8.7% sí la acepta), el derecho de las parejas homosexuales a la adopción de hijos (8.1%) y que el aborto no sea perseguido o castigado por ley (25.5 por ciento).

El 49.8% de los evangélicos se considera “creyente por convicción” (sólo superados por los bíblicos: 61.5%), 12.5% son “creyente por tradición” y 10.5% “creyente practicante”. Dudo que estos elevados niveles de convicción religiosa no permeen en contenidos transmitidos por radio y TV. Los evangélicos son los más propensos a asistir a servicios religiosos diario o casi diario (53.5%) o cada semana (31.6%), por arriba de los otros cultos, o sea, son muy fervorosos con sus servicios religiosos y qué mejor que los medios para no perder y reforzar esa costumbre.

Por varias razones el IFT debió rechazar la solicitud de La Visión de Dios. Porque al otorgar la concesión ya le mostró el camino a seguir a otras organizaciones civiles para solicitar concesiones de uso social, o sea, sentó un pésimo precedente. Porque no sólo en telecomunicaciones y no sólo en competencia económica el regulador puede actuar ex ante, si evalúa que el objeto social de la organización y de la concesión corre el riesgo de tergiversarse; porque incluso las asociaciones religiosas pueden abiertamente contratar espacios en radio y TV para difundir sus creencias como ya ocurre en varios espacios; porque en Internet pueden difundir sus mensajes con absoluta libertad.

Por cierto, según la Encuesta RIFREM los evangélicos (14.5%) son los más propensos entre los grupos religiosos a enviar cadenas de oración por Internet o por móviles. Ahora también podrán hacerlo a través del espectro radioeléctrico. Un gran avance para la ciencia y la civilización la decisión unánime del IFT.

Twitter: @beltmondi

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Presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi). Analista de medios y telecomunicaciones y académico de la UNAM. Estudia los medios de comunicación, las nuevas tecnologías, las telecomunicaciones, la comunicación política y el periodismo. Es autor del libro El presidencialismo mediático. Medios y poder durante el gobierno de Vicente Fox.

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