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Opinión

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La X

Los candidatos de oposición a la Presidencia de la República parecían incapaces de enfrentar a la maquinaria de Morena y López Obrador. Ninguno de los perfiles podía contener a un caudillo y su sucesora en la marcha hacia una reelección política. Muchos veían a Xóchitl Gálvez como alguien viable desde la perspectiva electoral, pero desconfiaban de su falta de equipo y su rebeldía manifiesta para someterse a la disciplina partidaria.

Pero eso es lo que había. O se contaba con una candidata antisistema como lo fue AMLO en su momento, o la debilidad de las estructuras partidarias y sus representantes terminarían por darle la silla grande en bandeja de plata a los hoy gobernantes. La lógica política de los liderazgos partidistas aceptó la realidad y actuó en consecuencia.

Cuando el pasado primero de septiembre la señora de la X se plantó en el Congreso para lanzar desde ahí su candidatura presidencial, el oficialismo enloqueció  brindándole un valioso espacio a la hoy candidata opositora. Xóchitl va adelante en la campaña y los partidos detrás de ella. No hay otra forma.

La debilidad de la candidata es parte de su fortaleza principal. Es una alternativa ciudadana no dispuesta a someterse a las componendas partidarias, pero eso implica también la necesidad de darle coherencia y estructura a una campaña que no se puede basar en ocurrencias o desplantes que resulten dañinos a la propia figura de X. Tendrá que conseguir un equilibrio entre sus personas de toda la confianza y las figuras propuestas por los partidos para manejar ciertas áreas del proyecto.

Algunos de estos como Gurría o Guajardo, son piezas importantes para el diseño del programa de gobierno. Pero otros como Aureoles o Cabeza de Vaca deberán permanecer callados. El equilibrio entre la espontaneidad de X y el orden que requiere una campaña electoral, son un principio indispensable para enfrentar una lucha violenta como la que se avecina.

Seguramente se cometerán errores, pero un equipo profesional capaz de responder en forma rápida y eficiente serán la clave para enfrentar el reto. X representa la propuesta de regresarle la decencia a la política mexicana más allá del lenguaje grosero de la candidata. Decencia, que en el lenguaje de Michael Walzer autor del libro:The Struggle for a Decent Politics, implica el retorno al principio de una democracia liberal según la cual el adversario es un ente legítimo y como tal debe tratársele.

Xóchitl, la candidata de la X se ha convertido en la alternativa viable para todos aquellos que aspiran a que México retorne al camino del diálogo y la convivencia democrática. Eso y mucho más, aunque con eso sería suficiente para evitar caer en el autoritarismo y el despotismo caudillista.

Ezra Shabot Askenazi es Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México. Analista político y catedrático universitario con 22 años de trayectoria en la UNAM. Como académico ha sido jefe del Departamento de Ciencias Sociales y Jefe de Planeación Académica en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán.

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