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La agricultura de temporal y el cambio climático
De acuerdo con algunos estudios referentes al calentamiento global de la tierra, los efectos de este fenómeno en la agricultura pueden ser extremos. Así, por ejemplo huracanes y sequías podrían afectar negativamente los rendimientos agrícolas en la mayor parte de las regiones tropicales y subtropicales, incluso en las zonas templadas.
Además, los modelos predictivos consideran también un proceso de desertificación de zonas continentales interiores.
Estos cambios podrían provocar, como mínimo, perturbaciones en el aprovechamiento de la tierra y el suministro de alimentos.
La agricultura de temporal es un sistema de producción que depende del comportamiento de las lluvias durante el ciclo de producción y de la capacidad del suelo para captar el agua y conservar la humedad. Estas particularidades le confieren incertidumbre en sus resultados y se prevé que los efectos del cambio climático en la producción de temporal incrementen más esta incertidumbre.
Normalmente los cultivos de temporal se ven afectados por escasez y/o retraso de las lluvias y en ocasiones por exceso de agua. Recientemente se han presentado afectaciones por granizo y bajas temperaturas que afectan incluso a la producción bajo riego; como ocurrió en Sinaloa en el ciclo O.I. 2010/2011.
En nuestro país 74% de la superficie agrícola se siembra en condiciones de temporal, es decir, tres cuartas partes de la superficie destinada a la producción agrícola están sujetas a las condiciones climáticas.
En el caso del maíz, durante el periodo 2005 2009 se sembraron en promedio 6.5 millones de hectáreas en temporal, con una producción del orden 12.1 millones de toneladas de maíz y con 14.3% de siniestralidad por causas climáticas. Así, el promedio de rendimiento por hectárea fue de 2.2 toneladas.
Por lo anterior, si los pronósticos de los efectos del calentamiento global resultan ciertos, la necesidad de impulsar innovaciones o procesos tecnológicos como la labranza de conservación, la construcción de pequeñas obras de captación de agua, la captación de agua in situ, la incorporación de materia orgánica con composta y lombricomposta, entre otras alternativas, son prácticas y acciones impostergables que permitirán incrementar la productividad agrícola o por lo menos conservar el nivel actual de la producción en condiciones de temporal.
*Artemio Martínez Ruiz es especialista de la Dirección de Análisis Económico y Consultoría en FIRA. La opinión es responsabilidad del autor y no necesariamente coincide con el punto de vista oficial de FIRA.
amartinezr@fira.gob.mx