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La cruda realidad de las pensiones
No hacer nada no siempre es una opción sabia; a veces, la inacción solo deja que los problemas crezcan sin control… Macraf.
Antes que nada, quisiera pedirle algo, estimado lector. Esta semana, he publicado otras dos colaboraciones que sería importante que leyera, viera o escuchara en mis redes sociales, ya que abordan el mismo tema que hoy traigo a este espacio: la posible reforma a las pensiones. En la titulada "Pensiones electorales", abordo el tema desde el punto de vista electoral, y en la titulada "Pensiones al estilo AMLO", analizo las complicaciones que supone la reforma. En este espacio, quiero hablar de lo que implica no hacer la reforma y, por consecuencia, dejar las cosas tal y como están en este momento.
Para empezar, es claro que el gran problema está concentrado en lo económico, es decir, en la procedencia de los recursos. Hoy tenemos dos tipos de pensiones: las contributivas y las no contributivas. Las primeras se conforman por las aportaciones de empleados, empleadores y gobierno. Para ser acreedor a este esquema, se requiere cubrir el requisito de edad y de semanas cotizadas. Sin embargo, mucho depende de lo que se tenga ahorrado en las famosas “AFORES”. Las segundas, las no contributivas, son las que otorga el gobierno a las personas de 65 años y más, es decir, la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores. En conjunto, el gasto de estas pensiones en 2024 representa el 22% del presupuesto del gobierno. Además, el gasto se ha incrementado a lo largo del tiempo: 15.31% en 2019, 4.68% en 2020, 3.73% en 2021, 11.51% en 2022, 14.83% en 2023 y 11.79% en 2024. Esto significa un incremento promedio de 10.3%, y en el caso del gasto de 2024, es cercano al 5% del PIB.
Si tomamos esos incrementos y los comparamos con el aumento anual del presupuesto en esta administración, que ha sido, en promedio, del 9.68%, vemos que el gasto en pensiones está creciendo en mayor proporción que el total del presupuesto. Por lo tanto, las pensiones serán un verdadero dolor de cabeza para las siguientes administraciones. Si se mantiene la tendencia de crecimiento promedio, podríamos aventurar que para el cierre de la próxima administración se estarían gastando aproximadamente 3.58 billones de pesos en pensiones, prácticamente el doble de lo que se requiere en la actualidad. Por supuesto, esto es válido siempre y cuando no existan situaciones que puedan vulnerar otros indicadores económicos, como el crecimiento de la economía. De existir, nos enfrentaríamos a un problema totalmente distinto.
Entonces, ¿es malo nuestro actual esquema? No necesariamente. Por ejemplo, en Suecia tienen un sistema de pensiones parecido al nuestro en el aspecto de que combina los apoyos públicos con los privados. Sin embargo, hay una salvedad muy importante: cada trabajador es responsable de depositar en su cuenta individual sus cotizaciones durante toda su vida laboral, y el monto a recibir se calcula en combinación con el total de cotizaciones generadas hasta la fecha de jubilación. El estado garantiza una pensión mínima a los mayores de 65 años siempre y cuando no hayan alcanzado el mínimo de cotizaciones. En resumen, es una u otra, pero no ambas, como sucede en nuestro país. Aquí, hay quienes reciben pensiones del IMSS y del ISSSTE, y además, la del gobierno federal para adultos mayores. Esto, a largo plazo, provocará un problema en las finanzas públicas, ya que la población tiende a envejecer y a vivir más tiempo.
¿Bastaría con ajustar algunos detalles para hacer viable lo que tenemos hoy?
Desafortunadamente, debo decir que no. Dejar las cosas como están tampoco es una solución viable. Se requiere un verdadero y profundo análisis del tema que involucre a expertos, empleadores, empleados y académicos. No debería ser solo una decisión unilateral del gobierno. Pero lo más importante para lograr cualquier cambio en este tema es que cada persona tome consciencia de su situación actual y futura. Después de todo, las necesidades son infinitas, pero los recursos no, y eso es algo que no siempre se tiene presente. En conclusión, ni la propuesta del gobierno ni dejar las cosas como están son opciones factibles a largo plazo. Ojalá este sea un tema serio de discusión, sin importar quién gane la presidencia.
* El autor es académico de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana, consultor experto en temas económicos, financieros y de gobierno, director fundador del sitio El Comentario del Día y conductor titular del programa Voces Universitarias.