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La economías deben luchar contra los elementos y la estadounidense contra el “ciclón bomba”
Los mercados pueden mantener su irracionalidad más tiempo del que tú puedes mantener tu solvencia”
John Maynard Keynes
La severa tormenta invernal que azotó gran parte de los Estados Unidos durante esta semana, causó interrupciones en la actividad económica y daños en algunos cultivos y en el sector agropecuario en general.
Estadística y numéricamente, la tormenta solo afectará con pocos puntos al crecimiento del PIB del último trimestre, ya que ocurrió al final de ese trimestre y, como podemos ver, no causó daños significativos y permanentes en la economía, a excepción de algunas actividades primarias y comerciales y algunas redes de suministro; pero alterará el equilibrio del mercado, generando presiones inflacionarias adicionales y problemas en las cadenas de suministro.
Es probable que cualquier pérdida de producción se recupere durante el primer trimestre de 2023, lo que significará un factor adicional al alza para el pronóstico.
Esperamos que los efectos de la tormenta sean visibles en las cifras económicas, y es probable que las solicitudes iniciales de desempleo constituyan el primer punto para cuantificar la magnitud del daño y sus consecuencias, por lo que es probable que las solicitudes iniciales aumenten temporalmente en las próximas dos semanas, lo que no reflejará la realidad del mercado laboral o de la economía en lo general.
Los aumentos en las solicitudes por seguro de desempleo, no afectarán las nóminas no agrícolas porque la tormenta no las dañó durante la semana de referencia que incluye el día 12 del mes.
Históricamente, las tormentas que ocurren durante la semana de referencia dejan una huella notable en el empleo, y esta tormenta no lo hizo.
Las industrias sensibles al clima, a saber, la vivienda, se verán afectadas. Tanto en los inicios de construcción de viviendas como en los permisos, que son altamente sensibles al clima, aunque su impacto será modesto por el momento en que ocurrió la tormenta.
Es probable que las temperaturas extremadamente frías provoquen un aumento en la producción de servicios públicos, un mayor consumo de combustible, aunque los posibles cortes de energía constituirán un lastre para la actividad económica.
Las pérdidas podrían ser considerables, la siembra de la cosecha de trigo de invierno para 2023, avanzó a buen ritmo y ya se encontraba casi completa a mediados de noviembre.
Las condiciones de sequía que habían afectado a alrededor de las tres cuartas partes de la cosecha de trigo, implican nuevas condiciones de cultivo generalmente inferiores a la media. Las perspectivas climáticas, apuntan a que las condiciones de sequía persistirán en los principales estados productores, Kansas, Oklahoma y Texas hasta principios del año próximo.
La producción de cereales de 2022 se espera alcance 417.5 millones de toneladas, un 7.5 por ciento inferior al promedio de los últimos cinco años y 34 millones de toneladas inferior a su base anual. La sequía constituyó el factor principal para la disminución de la producción, y redujo los rendimientos potenciales. La producción de maíz se espera alcance 353.8 millones de toneladas, alrededor de un 8 por ciento inferior al promedio, debido a los bajos rendimientos en los estados del medio oeste y una reducción en las plantaciones involucradas.
Se espera que la producción de trigo alcance 44.9 millones de toneladas, ligeramente superior a su nivel anual, pero inferior al promedio de los últimos cinco años, lo que también refleja una superficie reducida y bajos rendimientos.
Es importante considerar los alcances del daño en materia de producción, de consumo y sus efectos en las cadenas de suministro.