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Opinión

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La opciones para financiar la reconstrucción

El tamaño de las pérdidas económicas del desastre natural de Acapulco son de una magnitud que podría alcanzar un punto del PIB. Los recursos presupuestales de 2023, el bono catastrófico y los seguros alcanzan a pagar alrededor del 10% de ese monto. Eso podría ser suficiente para las necesidades de corto plazo, las que se están atendiendo en estos momentos. Para el futuro se requiere de un programa claro de reconstrucción, con un diagnóstico preciso, con proyectos a ejecutar y distintos mecanismos de financiamiento. El reto es enorme, se trata de reconstruir una ciudad de casi un millón de personas, dedicada casi exclusivamente al turismo.      

Se requiere poner en operación un fondo de reconstrucción, con un monto fijo, independiente a los recursos para desastres de 2024, y al que podría ser fondeado por los fideicomisos del Poder Judicial, que son inciertos por estar en litigio. Una estrategia como se plantea, de pago a paso y medida, es útil para seguir cubriendo gastos de emergencia y otros como reparaciones menores, pero se requiere de certeza y montos definidos para planear, licitar y monitorear la ejecución de proyectos mayores y de programas complejos, como uno de rehabilitación de escuelas, que tendría que ser aprovechado para ejecutar una modernización integral de los planteles. Un fideicomiso sería la mejor figura, ya que permitirá pagar por proyectos sin depender del calendario presupuestal, además de servir de garantía o de financiar proyectos de manera conjunta con otras fuentes de pago.

Poner en operación un fideicomiso privado, integrado por las aportaciones de personas y de instituciones no gubernamentales, con una governanza compartida, enfocado a pagar por bienes y servicios que son más difíciles de financiar con recursos públicos, como infraestructura hospitalaria o de cuidados privada, o del sector social. Se requeriría de un sistema especial de rendición de cuentas, ya que la fiscalización pública no aplicaría. Dicho fidecomiso también podría servir para pagar infraestructura básica de emergencia, facilitar vivienda popular, y co financiar proyectos con el gobierno y privados, además de financiar el trabajo en la zona de instituciones como la Cruz Roja.

Elaborar un nuevo plan de desarrollo urbano de Acapulco, para corregir los actuales errores urbanos, impulsar el correcto desarrollo económico y urbanístico, garantizar espacios céntricos y bien conectados para la vivienda, y definir las modalidades y rutas de los servicios de transporte masivo pertinentes. En dicho plan se pueden otorgar densidades y usos de suelo adicionales en las áreas a desarrollar, las cuales van a generar plusvalías a los propietarios y desarrolladores, parte de las cuales se pueden capturar para el pago de la inversión en infraestructura básica de la zona. Con instituciones como Infonavit y Fovissste se debe de detonar proyectos de vivienda social en la ubicaciones correctas, con infraestructura y transporte, en modalidades subsidiadas, aprovechando que buena parte de los habitantes han cotizado en esas instituciones y lo harán próximamente por la naturaleza de sus actividades. También facilitar la construcción de vivienda nueva y su mejoramiento bajo otros esquemas, con instituciones financieras de distinta naturaleza.

El plan debe de incluir el construir padrones sólidos en materia de predial y agua, que permitan el cobro efectivo en el futuro, especialmente en zonas residenciales y turísticas. Los ingresos futuros, que seguramente se van a generar en una zona como Acapulco, que eventualmente va a recuperar su dinamismo, pueden servir de fuente de financiamiento para pagar por proyectos de infraestructura que también van a tener un impacto positivo en el futuro, como de agua potable, drenaje, saneamiento, manejo de residuos, transporte público y seguridad. El gobierno federal debe de presentar alternativas y esquemas de garantizas para el financiamiento del estado y los municipios a menor costo, como los llamados bonos cupón cero, mediante los cuales solamente se pagan intereses y no el capital.

Echar a andar proyectos de infraestructura que estaban pendientes, como los de nuevas vialidades internas y otros carreteros de cuota, algunos de los cuales ya cuentan con los estudios correspondientes. También desarrollar otros nuevos, en la modalidad público privada, con el apoyo de Banobras, y el uso de instrumentos como el Fonadin, en materias como el transporte masivo, conectividad y manejo de residuos. Se pueden buscar fondos internacionales y verdes para inversión en temas como recuperación de cuencas y reforestación, saneamiento, espacios públicos, verdes, peatonales y ciclistas. Un préstamo internacional, acompañado de asistencia técnica puede ser una buena alternativa en este caso. Eso además de impulsar con la iniciativa privada proyectos como parques temáticos, centros de convenciones, de espectáculos y deportivos.

Twitter: @vidallerenas

Licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cuenta con una Maestría en Política y Gestión Pública por la Universidad de Essex, Reino Unido y un Doctorado en Administración y Gerencia Pública por la Universidad de York

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