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La relación entre presidenta y sector privado
Nuestro país como el resto del mundo enfrenta desafíos profundos tanto en lo social como en lo económico por los daños estructurales generados por la pandemia y la agudización del conflicto comercial entre EU y China. Los países que mejor podrán procesar estos retos serán aquellos que los enfrenten unidos el gobierno y el sector privado. Es el gobierno quien activa a la economía y proporciona las garantías suficientes como el fortalecimiento del Estado Derecho y la estabilidad financiera, pero es el sector privado quien, con esta base, produce empleos y paga sus contribuciones que a la vez sostiene al gobierno. Esta lógica impecable no se inventó ayer, lleva siglos de probada eficacia, el quid es tener clara la responsabilidad de cada parte y que se cumpla.
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) recientemente anunció que presentarán a las dos candidatas un plan de 14 puntos para promover el desarrollo. El CCE, sin embargo, tiene que acercarse a sus bases empresariales para quitarse la imagen de que sólo ve por los intereses de las grandes empresas, dicho de otra forma, de la llamada oligarquía. Existen miles y miles de empresas a todo lo largo y ancho del país que sienten el abandono tanto de su máxima cúpula como de las autoridades de los tres órdenes de gobierno; la mayoría únicamente busca mejorar los temas de seguridad o financiamiento para sus actividades, en nada tienen que ver con venderle al gobierno o licitar obras.
A estas alturas es para que las cúpulas empresariales entendieran que la propuesta de transformación que aventaja con claridad en las preferencias electorales tiene la mirada en el apoyo a las mayorías tanto las más necesitadas como aquellas en la planta productiva que efectivamente generan la mayoría de los empleos y suelen pagar la totalidad de sus contribuciones en tiempo. La candidata Claudia Sheinbaum representa causas no intereses, las cúpulas lo contrario. La coyuntura actual requiere que ambas partes se pongan de acuerdo para tomar las evidentes oportunidades que tiene el país en materia económica y el reto de continuar abatiendo los rezagos que venimos arrastrando por décadas.
Han pasado muchos años sin que las cúpulas empresariales aporten efectivamente al desarrollo del país, se publicitan como tal, pero la realidad no puede ocultarse. Estamos en el tiempo del diálogo para construir, de sumar para consolidar y de crear lazos para tomar las oportunidades que tenemos y, sobre todo, para seguir transformando en este proceso las relaciones gobierno sector cupular se tienen que replantear porque México y sus causas están primero que todo.