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Opinión

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Las remesas y los americanos

En este espacio la semana pasada, abordé los datos y noticias recientes que llevan a este autor a disipar cualquier duda sobre el uso de mecanismos de envío de remesas por parte de organizaciones criminales para enviar recursos a México a través del sistema internacional de pagos. A pesar de la evidencia, existen instituciones muy serias que aún cuestionan esto, afirmando no haber visto un estudio serio que lo demuestre.

Más allá de estudios académicos, imposibles de realizar para autores independientes debido a que los datos no son públicos, existe evidencia importante de este mecanismo.

El primer punto relevante es la evaluación de amenazas a la seguridad nacional creado por la comunidad de inteligencia de EU y publicado en su versión no confidencial por la oficina del Director Nacional de Inteligencia del gobierno estadounidense. Este informe anual compila la información de todas las agencias de inteligencia del país y guía la política pública en materia de seguridad nacional. En el apartado de lavado de dinero y crímenes financieros dice explícitamente: “Las organizaciones criminales amenazan la integridad del sistema financiero de los EU e internacional, lavando miles de millones de dólares de ganancias ilícitas a través de los Estados Unidos y otras instituciones financieras. (…) Las TCO trasladan y blanquean ganancias ilícitas mediante (…) la explotación de canales legítimos de remesas”. No puede ser más claro que esto. Para los servicios de inteligencia de EU es un hecho y lo advierten como una amenaza a la integridad del sistema financiero.

Otra evidencia proviene del reportaje de Reuters. En este, además de ejemplificar casos como ya lo había hecho un reportaje de Denise Maerker sobre el uso de remesas para el lavado de dinero en Culiacán, resulta interesante que se reportan varios indictments —acusaciones formales por parte de fiscales en EU. El reportaje menciona casos en Ohio, Georgia y Missouri. Para que estas acusaciones formales de lavado de dinero se hayan materializado, un gran jurado o un juez debió haber revisado la evidencia para proceder con el caso.

En el caso de Ohio en 2019, se menciona una red que envió más de 44 millones de dólares en pequeñas transferencias entre 2013 y 2019 a Nayarit, Jalisco, Michoacán y Sinaloa. El reportaje señala que empresas de remesas en EU están implementando mecanismos para evitar el lavado de dinero, según un affidavit presentado al gobierno. Western Union, el referente mundial de remesas, pagó 586 millones de dólares para evitar ir a juicio por un caso similar.

A estas alturas, la evidencia en EU es incontrovertible; la magnitud del problema podrá estar en cuestión, pero es evidente que no se trata de casos aislados. Más allá de reconocer el problema, la clave está en entender las posibles implicaciones.

La relación bilateral entre México y EU en los últimos años ha estado dominada por el tema migratorio. El gobierno mexicano ha sabido jugar la carta de la migración centroamericana —somos el verdadero muro— como moneda de cambio frente a problemas como la seguridad y las disputas comerciales. Obstaculizar, gravar o impedir las remesas con el pretexto del lavado de dinero en el contexto de la epidemia de fentanilo, que seguirá creciendo, es una amenaza real para la economía mexicana.

Nadie quiere matar a la gallina de los huevos de oro en México, pero es momento de reconocer que esas cifras que tanto se festejan cada mes esconden mucho más de lo que queremos aceptar.

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