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Licitación IFT-12: cuando el destino distópico nos alcanzó
Un espectro recorre México: el espectro del subdesarrollo digital. El estado de cosas en materia de espectro radioeléctrico apunta a la posibilidad de que acciones u omisiones de autoridades e industria sitúen al sector en fase de estancamiento.
El espectro caro y a dónde nos llevó. Cabe recordar que el pago del espectro tiene dos componentes. El inicial o “guante”, precio fijado por el IFT para licitación o prórroga, corresponde a aproximadamente 11% del total. Además, desembolsos anuales por derechos fiscales, establecidos por el Congreso, pagados a través de la vigencia de la concesión (20 años), representan el restante 89%.
Estudios del IFT (2022) prueban que el espectro radioeléctrico para el conjunto de bandas es alrededor de 60% más caro que respecto de una muestra de 40 países, controlando por ingreso per cápita y poder de compra. La causa central es el monto excesivo de los derechos fiscales.
Ello ha llevado, por una parte, a que Telefónica, otrora segundo operador, haya devuelto la totalidad de su espectro, lo que se tradujo en que el Estado dejara de recibir alrededor de 4,500 millones anualmente. De la misma manera, ATT empezó a regresar parte de su espectro, provocando merma del orden de cientos de millones anuales.
Otra consecuencia es que de los 660 MHz. de espectro disponibles hacia 2022, solamente estén asignados 476. Sin contar al mayorista Altan, el resto se reparte entre Telcel (61%) y ATT (39%).
5G motor de desarrollo, su combustible el espectro. La tecnología 5G ofrece transmisión de más datos, a más velocidad de descarga y carga y con menos tiempo de espera (latencia) entre emisor y receptor. Ello provee mejores experiencias en servicios tradicionales y, sobre todo, la posibilidad de nuevas aplicaciones en más sectores. Ya sucede en puertos, minería, plantas automotrices, etcétera.
Combinado con otras tecnologías, como cómputo en el borde (de la red) y en la nube (servidores o computadoras masivos), inteligencia artificial, big data, etcétera, 5G se vuelve piedra angular del mundo TIC y posibilita innovación y productividad, revitalizando sectores y a las economías en su conjunto.
Pero 5G demanda más espectro para la realización cabal de sus potencialidades, como velocidades de bajada y subida de 100 y 50 megas, respectivamente, y 1 millón de conexiones por Km.2. Según estudio patrocinado por GSMA (Coleago Consulting 2021) para varios países (México incluido) se requieren alrededor de 1,100 MHz. en bandas bajas y medias. Con la licitación IFT-12 pasaríamos de 660 MHz. a más de 1,000. La cuestión es si serán adquiridos por la industria.
El subdesarrollo como elección. La imperiosa necesidad de ajustar a la baja el precio del espectro, para dotar de competitividad global a la industria de telecomunicaciones de México es un tema que trasciende lo fiscal y apunta a una estrategia de desarrollo nacional. Sin un sector telecom competitivo y la posibilidad de ser líder en la economía digital, México seguirá padeciendo los lastres de baja productividad y lento crecimiento; generación de empleo precario y marginación social.
El liderazgo está en el Congreso, con la guía de SHCP y la orientación del IFT. Bajar el precio del espectro es elevar el bienestar de México.
Coyuntura y visión de largo plazo. Parte de la industria pide no licitar más espectro antes de que haya bajado su precio (derechos fiscales). Se comprende el reclamo que pone al regulador ante el predicamento de hacer depender la política pública en la materia de un hecho futuro de realización incierta. Ahora bien, el IFT podría retrasar su decisión hasta la aprobación del paquete económico (octubre) cuando se sabría si los derechos fiscales habrían sido disminuidos, a fin de favorecer una mayor participación en la IFT-12.
Es verdad que, si Telcel fuera el único adquirente en la IFT-12 tendría una parte desproporcionada del espectro. Cabe indicar que, de maximizar bandas y cobertura, considerando topes de acumulación, el pago de sus derechos anuales pasaría de los actuales 9,173 millones, equivalentes al 4.4% de su ingreso anual (IFT 2022) a cerca del 7% de sus ingresos.
En cambio, ATT desembolsa anualmente 7,677 millones, igual al 13.6% de sus ingresos (id.), por lo que podría serle prohibitivo adquirir el espectro en bandas 600, L, PCS, AWS, 3.3., necesario para mejorar servicios en general y la prestación cabal de 5G, pues supondría un incremento del orden de miles de millones de pesos anuales, que extraería más del 20% de sus ingresos.
Los operadores podrían disminuir el costo si, como plantea el IFT, el país se divide no en 9 regiones sino en 65 áreas de servicio (ABS), permitiéndoles adquirir (y descremar) solo las más rentables.
En caso de no licitarse el espectro, la opción de Telcel para lograr las prestaciones posibles de 5G, sería instalar más macro sitios y numerosísimas microceldas. Pero esto, según estudio citado, es económicamente menos eficiente que agregar espectro a sitios ya existentes. Incrementar la densidad de su red para contrarrestar la falta de espectro, elevaría el capex (v.g. infraestructura) y opex (v.g. energía) alrededor de 5 veces más, para la Ciudad de México, que un despliegue basado en espectro adicional (Coleago 2021), independientemente de que la factibilidad no es clara dada la disponibilidad de sitios, interferencias, etcétera.
Por ello, para ATT no constituiría, en principio, opción viable, pues sería tanto o más costoso que adquirir espectro.
No hacer la licitación, en aras de proteger la competencia, podría obligar a América Móvil a un sobre costo para seguir desarrollando su red 5G en México. Pero si el despliegue de mayor densidad no resulta técnica o financieramente viable, América Móvil podría dejar el desarrollo en México y utilizar esos recursos en otros países de la región que brindaran mejores condiciones. En este último escenario, pierde el país porque, al cabo, se estancaría un sector fundamental
En tal orden de ideas, la decisión del regulador se perfila como una elección entre dos alternativas no óptimas en distinto grado: proteger la imperfecta competencia en el mercado móvil comprometiendo el futuro del sector; o impulsar el desarrollo futuro de éste exponiendo aquélla.
Inclusive sin licitación tendríamos un preponderante mejor posicionado, con su despliegue 5G en banda 3.5, como lo indica que su ARPU (ingreso por usuario) mensual ($171) sea el más alto de la industria y haya crecido 5% en 2022.
ATT, sin despliegue eficiente de 5G al usar solo la banda 2.5, seguirá en desventaja para competir en servicios de avanzada, muestra de ello es que, aun con 25% de usuarios de pospago, frente a 17% de Telcel, tiene un ARPU mensual inferior ($141) que creció solo 1% en 2022. Un usuario de pospago (plan) es 4 veces más rentable que uno de prepago (recarga).
Telefónica, ligada a ATT, correría la misma suerte, aunado a que haber migrado a una estrategia OMV, la ha llevado a un ARPU mensual ($69) de menos de la mitad que Telcel o ATT.
No conveniente para todos, no urgente para algunos. Para Telcel la adquisición de más espectro en la posible Licitación IFT-12 le sería conveniente en varios sentidos. Al contar con las bandas para el desarrollo de un sistema 5G avanzado; al consolidar y aumentar su posición de dominio.
Para ATT es reconocidamente inconveniente y, en realidad, no urgente ni necesario bajo el modelo seguido de 5G limitado. Prueba de ello es la utilización del espectro actual, al observarse el crecimiento de tráfico de datos (indicador más relevante). Su promedio mensual (IFT BIT) en el 3T de 2019 fue de 77.0 miles de Terabytes y de 85.7 miles TB para el 3T de 2022. Un crecimiento de 11% en 3 años. Sus líneas aumentaron 13.6% en el mismo tiempo, por lo que (caso único) su tráfico por línea disminuyó en el periodo.
Su cliente Telefónica, pasó de un promedio mensual de 38.6 miles TB en 3T 2019 a 55.0 miles en 3T 2022. Incremento de 42% en tráfico, mientras sus líneas disminuyeron 14.6% (id.).
Telcel tuvo 234.4 miles TB mensuales en 3T 2019 y 501.8 miles TB mensuales en 3T 2022. Crecimiento de trafico de 114% en tres años, lapso en el que sus líneas aumentaron 7.1%, duplicándolo por línea (id.).
El tráfico combinado de ATT y Telefónica en el 3T de 2022 fue el 28% del de Telcel. En el 3T de 2019 era el 49.3%. ATT tiene hoy día el 63% del espectro que posee Telcel.
Lo anterior evidencia, a mi juicio, que ATT no tiene necesidad inminente de más espectro. Si persisten las bajas tasas de crecimiento de datos (10% anual ATT y Telefónica combinados) y su modelo de 5G limitado, ATT podría no requerir más espectro en lo que resta de la década, más aun considerando avances técnicos que mejoren eficiencia, y que en cualquier momento podría adicionar el servicio móvil a la banda 3.5 que ya tiene.
Finalmente, los operadores fijos tendrán en mente las implicaciones de un internet inalámbrico fijo (para hogares) que, con mayores velocidades y menores latencias, compitiera directamente con su servicio. Al momento, la oferta de Telcel está limitada por tope de consumo de datos, precio, velocidad y tácita política de no competencia con Telmex. Los fijos, sin embargo, tendrían alta capacidad de respuesta por los elevados márgenes de este servicio.
Mi opinión. Considero menos lesiva la opción de llevar a cabo la licitación, incluso si afecta la competencia en el corto plazo. La adquisición de espectro únicamente por Telcel, sería prueba plena de la falla estructural que radica en los derechos fiscales y motivaría, tal vez, su solución por el Congreso. Esto, sin negar que la presión actual en las finanzas públicas y el gasto social en año electoral jugarán en contra.
El regulador, por su lado, puede establecer topes de acumulación de espectro estrictos y fijos, sin importar el número de rondas, además de medidas pro competencia en la revisión bienal de preponderancia.
No realizarla pospondría de manera indefinida la adjudicación de bandas, retrasaría el desarrollo de 5G, del sector, de la economía digital y, en última instancia (y primera importancia) del país. La molicie de autoridades e industria nos encaminaría hacia el subdesarrollo digital inmediato como escala de un mediato subdesarrollo general continuado.
Quizás también abone reflexionar acerca de las sinergias y eficiencias que una fusión de ATT y Telefónica arrojaría, por ejemplo, al reducir el costo relativo del espectro, aún más después de la baja que decretara el Congreso, aunado a otras economías y al poder de decisión de Telefónica sobre el desarrollo de esta red de la que mucho (más que lo de dos) depende.
El futuro puede no ser distópico, acaso siendo duopólico.
* Adolfo Cuevas Teja es excomisionado del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).