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Los cinco obstáculos de la libertad financiera según William Bernstein Segundo obstáculo: no tener cultura financiera básica (Parte 3 de 6)
Para lograr tu libertad financiera, tienes que conocer y entender algunos conceptos básicos sobre finanzas personales. Es lo mismo que aprender a conducir un coche: tienes que saber para qué sirve cada pedal, qué significan las señales de tránsito, cómo echarte en reversa y cómo estacionarte.
No necesitas convertirte en un experto, ni estudiar una licenciatura en finanzas. Los conceptos básicos son muy sencillos y los he explicado muchas veces en este espacio. Pero sí tienes que saber qué y cómo funciona un instrumento de deuda (como los Cetes o los Bonos) y qué son los instrumentos de capital (como las acciones).
Te lo he dicho antes: en realidad sólo hay dos formas de invertir tu dinero:
- Prestar dinero a alguien más. Esa persona (que también puede ser una empresa o el gobierno de un país) promete devolverte tu dinero después de cierto tiempo y pagarte intereses durante ese tiempo. Los de corto plazo usualmente te pagan el capital y rendimiento juntos al vencimiento (como los Cetes o los pagarés bancarios). Los de largo plazo suelen pagar intereses periódicos (por ejemplo, cada tres o seis meses).
- Invertir tu dinero en negocios. Así te conviertes en dueño de una parte de esas empresas. Obviamente si esos negocios crecen y se vuelven más rentables, sus acciones tenderán a apreciarse. En caso contrario, si la competencia les quita mercado, puede suceder lo contrario.
Los instrumentos de deuda representan un compromiso y una obligación de pago para empresas o gobiernos. En cambio, las acciones representan propiedad. Obviamente las empresas tienen que cubrir sus gastos y pagar sus obligaciones antes de poder tener utilidades (y distribuirlas a los accionistas). Por eso, desde la perspectiva de un inversionista, las acciones son más riesgosas que los instrumentos de deuda. Por esa misma razón, tienen un rendimiento esperado más elevado.
Como dice Bernstein, el “rendimiento esperado” también es un concepto que hay que comprender bien. Es sólo lo que se espera obtener, pero nada está garantizado: puede ser menos o puede ser más. Da un gran ejemplo: el rendimiento esperado de un volado que te permite ganar un peso si sale “águila”, o nada si sale “sol” es de 50 centavos. Pero si participas, tu chance de ganar es 50/50.
Hay personas que preferirían una probabilidad muy alta, ganar sólo 10 centavos a echarse un volado (que tiene un 50/50 chance de que no ganar nada). Otros preferirían intentar ganar 30 centavos con una probabilidad menor (pero mayor a la del volado). Es decir: tienen diferente tolerancia al riesgo, que es otro concepto muy importante.
Bernstein explica en su libro que los instrumentos de deuda tienen un rendimiento topado: lo más que puedes aspirar es a que te paguen tu capital y los intereses pactados. Pero sí tienen un riesgo: el emisor puede no cumplir sus compromisos.
En cambio, el rendimiento de un negocio potencialmente es ilimitado, pero el riesgo que el inversionista tiene que soportar es mucho mayor. ¿Qué tan riesgosas son las acciones? En palabras de Bernstein: no tienes idea. Durante la Gran Depresión, las acciones perdieron, en promedio, 90% de su valor. Durante la crisis financiera del 2008, casi 60 por ciento. En el papel, es posible que algunas personas digan que sí podrían aguantar estas minusvalías momentáneas, porque su horizonte de inversión es de muy largo plazo.
Pero no es lo mismo decirlo que experimentarlo. No cualquiera aguanta ver pérdidas tan grandes en el valor de su portafolio. Las emociones son muy fuertes y lo peor que uno puede hacer, en inversiones, es tomar decisiones emocionales.
Por eso, el trabajo del inversionista es conocer su tolerancia al riesgo y buscar una mezcla apropiada entre estas dos grandes clases de activos. Bernstein explica el rendimiento real esperado de las distintas clases de activos (real significa arriba de la inflación):
- Bonos norteamericanos de largo plazo: 1.4% anual.
- Acciones norteamericanas: 3.5% anual.
- Acciones internacionales (de otros países): 4.5% anual.
Esto está basado en datos históricos. La realidad es que en los últimos años el crecimiento de las acciones norteamericanas ha sido mayor que las internacionales. Aunque uno nunca sabe si esta tendencia se mantendrá en el futuro: por eso es bueno diversificar.
Para obtener la libertad financiera, una persona tendría que acumular un patrimonio equivalente a 25 veces sus gastos anuales. Por ejemplo, si tus gastos son de 20,000 mensuales (240,000 anuales) tendrías que acumular 6 millones de pesos. Eso incluye el ahorro acumulado que logres en tu Afore.
Bernstein continúa con datos que demuestran que los profesionales no logran ganarle de manera consistente al mercado y concluye que es mejor invertir de manera indexada, a través de instrumentos de muy bajo costo. Al final, deja de tarea la lectura del excelente libro “Common Sense on Mutual Funds” de Jack Bogle.